El arzobispo de Granada, lejos de ser un tipo tranquilo y colaborador en su devoción a la religión que profesa, vuelve a la carga con las letras como armas en una vorágine mediática de una profundidad tan absurda que la impresión que tiene uno al leer este tipo de noticias es que se encuentra en alguna página de humor, y busca en el hipervínculo de la web un atisbo de broma o burla que le ayuden a respirar aliviado.
Hoy tengo deberes para ti. Deberes que implican que hagas algo y, si puede ser, que luego lo cuentes en esta entrada, en los comentarios. Me gustaría que realizases dos preguntas parecidas (pero diferentes) en dos grupos de personas que no sean los mismos: trabajo, familia, amigos,… Elige los que quieras. Las preguntas son:
¿Son las mujeres mejores que los hombres?
¿Son los hombres mejores que las mujeres?
El hecho de que preguntes en dos grupos diferentes se debe en esencia a no contaminar la posible respuesta. Si realizas las dos preguntas en el mismo grupo de personas, la respuestas que formen parte de la segunda pregunta que hagas estará condicionada. El objetivo es saber qué opina la gente no sobre las respuestas en sí, sino sobre lo que piensa el que pregunta.
Creo que poca gente con la que me haya topado en la vida considera que alguno de los dos sexos es superior, hablo de mucho menos de un 1%. Y ni siquiera recuerdo si he recibido algún tipo de confirmación sobre ello. No recuerdo a nadie decirme «Las mujeres son mejores» o «Los hombres son mejores». Esto significa que la igualdad, a rasgos generales, está bastante arraigada en nuestra sociedad aunque todos sepamos que no somos iguales. Las diferencias existen, aunque estas no deberían condicionar nuestro comportamiento con nuestro propio sexo o con el contrario.
Yo ya he realizado esos deberes, y me he sorprendido mucho al averiguar las respuestas a tales preguntas.
¿Son las mujeres mejores que los hombres?
Prácticamente todo el mundo me mira raro cuando he realizado esta pregunta, creo que en parte porque no se la esperaban, y porque parece un tanto absurda. Salvo unos pocos, aquellas personas a las que he preguntado me responden con otra pregunta: ¿Mejores en qué?
Para el grueso de mi entorno, una mujer tiene facultades que, para un hombre (y siempre hablaré en general), en muchas ocasiones resultan inalcanzables. Son, por ejemplo, la multitarea efectiva, la visión a largo plazo, la perspectiva o el control de muchas variables a la vez. Tras esto, enseguida se escuchan voces que llaman al caso contrario: los hombres tienen más fuerza física, son más constantes (cabezotas), son perfectos para entornos monotarea, crean menos conflictos a largo plazo pero más a corto.
Al final, hay un equilibrio entre todas las cualidades, y se entiende que, en función de una diversidad de factores, cada sexo suele (de media) tener más ventajas con una actividad, reto, manera de comportarse.
Una persona, de doce, se enfadó con la pregunta. La consideraba ofensiva para los hombres. Fue un hombre.
¿Son los hombres mejores que las mujeres?
Cuando lanzas este tipo de pregunta (de un tipo totalmente diferente a la pregunta anterior, que lo sepáis) te expones a algunos comentarios que me he tomado la libertad de puntuar bien. Seis personas, de catorce, se enfadaron con la pregunta. La consideraban ofensiva para las mujeres. He querido mantener el anonimato de las siguientes personas
- Menudo machista. Varón
- Por culpa de gente como tú no hay igualdad. Arriba las mujeres. Mujer
- ¿Qué tipo de pregunta es esta? Osea, ¿que soy menos que un hombre? Mujer
- Lo que no puede ser es que haya personajes como tú que piensan así. Mujer
- Eres un gilipollas. Hombre
- Vete a la mierda. Pero, ¿qué te has creído? ¿Que por haber nacido con polla puedes pisotear a las mujeres? Ojalá se te caiga la polla a cachos. Mujer
Me resulta divertido analizar la diferencia de reacciones en función de cómo se plantee la pregunta, cuando en realidad se trata de la misma con una forma diferente. Diré, en defensa de las otras ocho personas que contestaron a la pregunta, que mucha gente responde con la misma pregunta que se hacían anteriormente: ¿Mejores en qué sentido? Es decir, que el grueso de la gente se enfoca a la igualdad en vez de al insulto, aunque el ser insultado es realmente sencillo incluso planteando un debate. Me quedo con esta respuesta, encontrada en Twitter, y que creo que es la más equitativa:
@euklidiadas NO, ni al revés 😉
— Patricia Skull (@skullweepat) febrero 22, 2015
La prohibición de la cultura
No estoy de acuerdo con el libro de Constanza Miriano Cásate y sé sumisa, ni en lo de casarse ni en lo de que alguien deba someterse a otra persona, pero con lo que sí que estoy de acuerdo es con que alguien desee tener esa creencia. La otra opción es prohibir a la gente que tenga ideas propias, y que se adapte al pequeño reducto que, como humanos, nos ofenden. Vamos con un segundo experimento. A partir de ahora imaginaos que no podéis escribir sobre nada que pueda llegar a ofender a una persona en algún punto del planeta. Cualquier texto que ofenda a cualquier tipo de colectivos (desde matriarcados amazonios a grangas amish a budistas) debe ser prohibido bajo el pretexto del daño que hacen en una cultura en la que no queremos ver este tipo de elementos. Pues adiós a la cultura. Adiós al debate, a la discusión, al librepensamiento, al argumento. Adiós a pensar por nosotros mismos y a poder expresar aquello en lo que nos llena la cabeza. Es cierto que la existencia de libros como este nos ofende. A mí el primero, pero luchar contra su compra o lectura no erradicará el hecho de que alguien piense de ese modo, o que hable sobre ello. Lo único que nos defiende de ideas radicales es la cultura, el debate, el criterio. Y la libertad de poder hacerlo en los foros que consideremos. Sin duda el 99% de las personas a las que preguntes te responderán que el nazismo solo ha hecho el mal y, sin embargo, nadie ha prohibido este libro: Mi lucha, Adolf Hitler. Un libro que no he leído y por el que no siento demasiada curiosidad, pero que está disponible para todo aquél que quiera leerlo y aprender de él.
Hay textos que juegan en detrimento de la humanidad, pero su prohibición es una locura mayor que su contenido o lectura. — Marcos Martínez [HD] (@euklidiadas) febrero 8, 2015
PD: Recuerda que no tienes que estar de acuerdo. Ningún comentario será borrado, aunque sí que se eliminarán los insultos directos de los mismos.
Imágenes | Mike Giles
Siento basta lástima con esta clase de artículos, no porque estén mal escritos – que no es el caso -, sino porque aún suscitan algunos comentarios y porque, por otro lado, se habla de supuestas aptitudes femeninas como es la multitarea ¿Efectiva? – lo siento pero es que no dejaré de «descojonarme» cada vez que alguien dice que las mujeres saben hacer varias cosas a la vez y los hombres no. Habrá un@s que si, habrá otr@s que no -. El aprendizaje es muy «puto» y yo me pasé varios años de mi vida tratando de derribar mitos hasta que me di cuenta de que aquellas personas – no hombres y mujeres sino…eso, personas – que están por encima de estos debates absurdos son las únicas con las que quiero codearme. El resto ya puede enarbolar la bandera que le dé la real gana.
P.D; Es un tema tan trillado y cansino que no entiendo como la gente entró al trapo con las dichosas preguntas. El día que la respuesta unitaria sea; «Eso es una tontería» seremos un poco menos tontos nosotros, digo yo 😉
Que conste que opino así de golpe, sin haber hecho los ejercicios. Pero de entrada estoy de acuerdo contigo. Tu texto me ha recordado mucho al discurso del Capitán Beatty a Guy Montag en Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Dice (con bastante más cinismo) eso mismo de que si tuviéramos que respetar la sensibilidad de absolutamente todo el mundo el margen de lo que se podría decir sería bastante reducido. Es libertad versus herir sensibilidades. Yo también me quedo con la libertad.
Aunque, por otra parte, sí te reconozco que hay que poner ciertos límites (sí, así de contradictorio soy). No seré yo quien defina esos límites, pero creo que son un poco de sentido común. Me refiero a ideas que atentan contra los derechos universales. Poner este límite ya es bastante complicado, pero creo que es necesario. Si solo fueran ideas no habría problema, pero es que de la idea al hecho muchas veces hay un paso. Es verdad que el libro de Hitler no está prohibido en buena parte del mundo, pero sí lo está en Alemania por razones evidentes. De hecho, se levanta la prohibición y se va a editar en breve, este año o el que viene. Habrá que analizar qué tipo de implicaciones tiene esto para la sociedad. Quizá no pase nada o quizá haya un repunte del antisemitismo (aunque creo que la sociedad alemana ya está bastante concienciada en general en este sentido). Pero, como siempre he dicho, los libros, las ideas que contienen, pueden ser a veces muy peligrosas. A veces, en su nombre, se han cometido verdaderas masacres.
Por cierto, que he tirado por el tema de la censura y me he olvidado de la cuestión inicial, la de las diferencias entre hombres y mujeres. La antropología ha demostrado que la única diferencia es lo que se llama el diformismo corporal, es decir, órganos genitales, tamaño corporal, masa muscular, etc. Aparte de eso, cualquier idea cultural que asignemos a hombres o a mujeres de forma general se puede poner en entredicho porque en el mundo siempre existirá una cultura, por minoritaria que sea, donde ese principio no se produzca. Por poner un ejemplo bastante significativo, incluso hay sociedades en las que el supuesto instito maternal que tienen todas las mujeres no funciona. Se han hecho muchos estudios al respecto y creo que esto está bastante definido ya. Otra cosa es que las ideas preconcebidas sean muy fuertes en las culturas predominantes y nos cueste imaginarnos el mundo de otra forma.
Buenas noches, siento interrumpir la reunión…
Había escrito otra vez una parrafada, pero me ha dado vergüenza porque había hablado de mi vida personal (tengo dos hermanos y dos hermanas y todos nos llevamos sólo un año de diferencia. Yo soy la tercera y para mí ésta ha sido la verdadera sociedad.) Bueno, no voy a entrar en los pormenores de mi desquiciada vida y sobre todo de la educación que he recibido porque luego me toman por loca y con razón, pero las personas son individuales y aparte de mí misma, nada puedo decir por boca de los demás. Las diferencias y semejanzas entre ellas, como bien dice Alejandro, se reducen al dimorfismo sexual existente entre ellas, nada más. Lo mejor o peor preparado que esté uno en relación con el resto de la especie depende de factores que tienen que ver más con su aprendizaje, la educación y la cultura recibidas que con una cuestión de género. Pero, bueno, no he dicho nada que no supiéramos ya. Gracias. Un saludo. P.D.: Alex, yo entré al trapo. Soy lo peor, aún estoy por educar… (Nota: no volver a entrar al trapo en estos asuntos) No soy un ser perfecto, ya intento imitar a los dioses. Dadme tiempo. Se conseguirá.