Con el reciente estreno de su adaptación cinematográfica, Cincuenta sombras de Grey está más de moda que nunca, si es que eso era posible teniendo en cuenta que a mediados de 2012 Amazon anunciaba que E. L. James se ponía por delante de Rowling porque su novela había vendido más copias que toda la serie completa de Harry Potter. Pero a pesar de convertirse en un éxito de ventas sin precedentes la novela ha sido recibida con una agria polémica por una buena parte del público. Del libro se ha dicho, entre otras cosas, que es un empalagoso montón de clichés, que sus personajes son detestables o tiene una prosa atroz, llena de frases repetitivas y absurdas. Un estudio, incluso, llega a plantear la posibilidad de que la novela sea perjudicial para la salud mental de sus lectores.
Sin embargo, aunque se trate de mala literatura, ¿hasta qué punto es fácil escribir un libro como Cincuenta sombras de Grey? Si fuera tan fácil escribir una novela erótica de éxito no debería ser demasiado complicado para cualquier escritor con un mínimo de técnica convertirse en la nueva copia de E. L. James. Esta es, al menos, la idea de la programadora Lisa Wray, que ha creado un generador de texto automático que redacta de forma instantánea pasajes muy parecidos a los de Cincuenta sombras de Grey.
Con solo darle a un botón podremos ver cómo el sistema genera en pocos segundos fragmentos de texto como el siguiente: «Sin previo aviso, me empujó contra la pared. Me sostenía contra sus caderas, y mi respiración era demasiado alta. Sus manos trazaron suavemente mi vientre. Yo estaba a punto de convulsionar. ¿Cómo podía su cuerpo hacerme esto?».
Como explica Wray, el generador de texto funciona con un vocabulario ‒que es el que aparece en los libros de E. L. James‒ y con una serie de reglas gramaticales que la composición tenga sentido. De esta forma el texto resultante suena a Cincuenta sombras de Grey. Y quizá, quién sabe, en versiones posteriores puede que incluso lo supere.
En efecto, esta es la ingeniero de Google a la que me refería yo en uno de los comentarios a tu artículo del pasado 11 del 2, donde aludía al enlace que sigue:
http://www.libropatas.com/libros-literatura/quieres-escribir-el-proximo-50-sombras-de-grey-puedes-y-sin-esfuerzo/
Recuerdo que me entretuve también calculando la ratio del número de páginas escritas para los tomos segundo y tercero de la trilogía dichosa con respecto al tiempo transcurrido (el primero de los tomos se publicó a fines de junio de 2011, y los dos restantes en 2012, con una suma —la de estos últimos— de casi 1200 páginas). El resultado sitúa a su autora en competencia nada menos que con nuestro Benito Pérez Galdós, que durante un tiempo vivió casi consagrado únicamente a escribir.
Tal asombrosa velocidad de escritura me hace pensar, o debiera mejor decir malpensar (¡diablos! esta palabra no es del DRAE, pero qué le vamos a hacer, ahora no puedo frenar, estoy escribiendo deprisa) que en los dos últimos tomos hubo intervención de la editorial. Esta es una sospecha que también mancha mi mente en relación con la heptalogía (¡oh! aquí también me censura el corrector ortográfico, cómo se nota que uno ya chochea) de Harry Potter y con las producciones de Stephen Hawking.
Por cierto, tengo que pedir perdón por la osadía de opinar en uno de mis comentarios al aludido artículo que Harry Potter era mala literatura. He leído el comienzo del primer libro y tengo que reconocer que incluso aprecié guiños originales. Sorry, lo siento mucho. Y si me permiten traslado por aquí la opinión de una amiga sobre Stieg Larsson, al que también puse reparos, está visto que no tengo perdón del Señor. Según ella, los libros están bien escritos, no en vano era periodista el caballero, pero me dice también que en los tomos segundo y tercero se nota mucho que el hombre estaba bajo la presión de la editorial; y ya sabemos todos que del poco dormir y del mucho café y del más que mucho fumar vino en cansársele el corazón, y solo faltó que fallara el ascensor (sí, en Suecia) para que también le fallara tal imprescindible órgano.
Gracias por el post.
Lo de comparar a E. L. James con Benito Pérez Galdós por la velocidad de escritura puede interpretarse de muchas maneras. Creo que lo más importante aquí no es que la autora de Cincuenta sombras de Grey escriba rápido sino si escribe mejor o peor que Galdós (y la respuesta está bastante clara). Hay autores muy rápidos que escriben muy bien y otros que a la misma velocidad hacen auténtica bazofia. Y también al contrario. Cada escritor tiene sus ritmos. Aunque es verdad, y ahí tengo que darte la razón, que cuando te has comprometido con la editorial en una saga y en unos plazos tienes que darte prisa sí o sí, porque depende más de la campaña de marketing que de la inspiración que tenga el autor en ese momento. Lo de usar a otros escritores para completar el trabajo no lo descarto, tampoco. Aunque eso no dice nada ni a favor ni en contra de sus novelas.
En cuanto a los cambios de puntos de vista con respecto a los escritores que mencionas me parece genial. Aunque lo que voy a decir ahora parezca que entra en contradicción con lo que estoy defendiendo más arriba, creo que hay que estar abierto a leer todo tipo de autores. Y estoy seguro de que muchos pueden sorprendernos gratamente.
Me leí el primer libro y decidí no seguir. Me pareció falta de realismo, sobre todo porque ambos acababan a la vez en todas las ocasiones que practicaban sexo.
Hicsuntdraconis, supongo que tendría el segundo adelantado o finalizado cuando se publicó el primero. De otra forma, todo indica que recibió ayuda, porque me cuesta creer que llevase el ritmo de Benito Pérez Galdós.
Aprovechando que se ha puesto de moda la novela erótica yo también escribí un pequeño relato (http://cada9dias.org/cuando-se-trata-de-sexo-nos-olvidamos-hasta-de-los-libros/), aunque no es mi estilo, pero nunca está de más ponerse nuevos retos.
Un saludo