Marcapáginas con forma de cremallera

Marcapáginas con forma de cremallera

   Para muchos la lectura es más que el simple consumo de un producto cualquiera, el libro. Antes bien, es un ritual cargado de simbolismo. Para ellos, bibliófilos declarados, salvaguardar un libro en su materialidad es tan importante como llenar un rato muerto leyendo unas cuantas páginas o apurar un libro del tirón, casi sosteniendo el aliento. Ahí es donde entran en juego los marcapáginas, ese elemento de la lectura que evita que estropeemos un libro doblándole las esquinas para saber por qué página íbamos. Casi cualquier objeto es susceptible de convertirse en marcapáginas, siempre y cuando contribuya a no deteriorar el libro. Desde un pósit o el ticket de compra hasta un trozo de papel roto, una postal o uno de esos bonitos marcadores con publicidad que te dan en las librerías.

   La elección del tipo de marcapáginas es algo tan personal que casi me atrevería a afirmar que dice mucho del lector que lo utiliza. Por eso, y porque es necesario cuidar de cada pequeño detalle para poder disfrutar de la lectura en toda su intensidad, se me ha ocurrido hacer una pequeña recopilación con algunos de los marcapáginas más originales que he encontrado, al igual que hiciera en su día con las cubiertas de los libros. Quién sabe, si no sueles usar marcapáginas quizá después de ver esta selección no quieras volver a los oscuros días de no recordar si ibas por la página 34 o por las 43.

   A menudo los marcapáginas suelen estar inspirados en libros. Algo lógico, teniendo en cuenta que te los regalan en las librerías y que están destinados a ser usados en libros. Pero el hecho de que sean una forma relativamente barata de promocionar un libro no quiere decir que haya que descuidar su diseño. No es que darle a la cubierta de un libro las dimensiones de marcapáginas y listo esté mal, pero algunos diseños han demostrado que se le puede dar un enfoque más original a esta idea. Por ejemplo los marcapáginas que el diseñador turco Ethem Onur Bilgiç hizo inspirándose en clásicos de la literatura como Moby Dick o 1984. Sus impresionantes diseños consiguen resaltar personajes importantes o el ambiente general del libro. Ideales para marcar las páginas de los libros en los que se basan.

   Basándose en esta idea el diseñador Igor Udeshlivy creó una serie de marcapáginas únicos, a juego con las solapas de los libros que se pretendían marcar. Además de destacar un elemento característico del libro, cada diseño encaja como un engranaje perfecto con la solapa, creando una edición exclusiva. Solo dos pegas. Por una parte, querrás demorar eternamente la lectura de estos libros para poder lucir marcapáginas; por otra, no se garantiza que estos marcadores sean reutilizables en otros libros.

   Una opción intermedia que permite usar marcapáginas más personalizados pero pudiendo reutilizarlos en distintos libros es usar marcadores por géneros. ¿Qué te parecería utilizar un reguero de sangre si eres aficionado a la novela policíaca? ¿Y una taza de té o una rosa si eres más afín al género romántico? ¿No te parece curioso marcar las páginas de un libro de recetas de cocina con una loncha de bacon y un huevo?

   Siguiendo con el tema literario aprovecho para rescatar unos marcapáginas de los que hablé hace tiempo. Se trata de unos marcadores ideados por Zach Weinersmith y diseñados por Katie Sekelsky que contienen algunas de las obras de William Shakespeare en su totalidad. Imagina un marcapáginas que contenga Hamlet, Romeo y Julieta o El sueño de una noche de verano completos. Eso fue lo que hicieron Weinersmith y Sekelsky, hacer realidad la idea de utilizar un libro para marcar otro libro. Imagina Hamlet dentro de Hamlet. Demasiada felicidad para un amante de los libros.

   Otra forma de llamar la atención con un marcapáginas es hacer un uso exquisito de la tipografía. Por ejemplo, en el cuidado diseño de Nolte Design, o en el de la diseñadora portuguesa Joana D., que utiliza una tipografía inspirada en los graffitis con un resultado moderno y urbano pero al mismo tiempo elegante. O el marcapáginas de Camila Drozd, que ha puesto todo su corazón en el diseño. También inspirado en el diseño tipográfico hay marcadores metálicos que, una vez colocados, muestran mensajes relacionados con la lectura del estilo de «Gran libro», «Pausa», «Continuará» o «Vuelvo enseguida».

   ¿Por qué conformarse con utilizar un marcapáginas solo para marcar las páginas cuando se les puede dar otros usos? Por ejemplo, la lámpara de la mesita de noche. Si tienes la costumbre de leer unas páginas antes de irte a dormir podría venirte genial. O atornillar el marcapáginas a la pared para convertirlo en una improvisada estantería en la que dejar el libro esperando con la página preparada. Otro marcador que podría ser muy útil es el de Isaac Paris, que ideó el marcapáginas perfecto para diseñadores: un marcador de acero inoxidable que, como las navajas suizas, tiene múltiples usos. Además de marcar la página funciona también como regla y como plantillas para círculo y triángulos. Porque nunca sabes cuándo puede venirte la inspiración.

   Más de un nostálgico pensará que el libro electrónico puede poner en peligro la existencia el nostálgico marcapáginas. Basta con apagar el dispositivo en la página donde nos quedemos y al volver a encenderlo ahí estaremos, sin necesidad de marcar nada. Sin embargo, también es posible darle una vuelta de tuerca a este concepto con un marcapáginas digital. Esa es la idea de Penguin Books y de la agencia Mood de Brasil para la campaña Tweet for a read de la que ya te hablé en su día. Cando te demores demasiado tiempo en la lectura de un libro el autor te podría avisar, a través de un tuit, recordándote la página en la que has dejado el libro pendiente. Puede que un poco estresante, pero sin duda original.

   Llegados a este punto hay que decir que elegir marcapáginas originales no es tan sencillo como hacerlo con las cubiertas ‒que tampoco era nada fácil‒. Con el «Do it yourself» más de moda que nunca, es habitual encontrar marcapáginas caseros de calidad por la red. Incluso hay páginas donde se hacen estas recopilaciones, por ejemplo, en tableros de Pinterest. De alguna manera se ha retomado la costumbre victoriana de fabricar marcapáginas propios, con telas y broches. Fieltro, cartulinas, clips, cintas, botones o incluso algún trozo de juguete. El DIY casi no tiene límites. Incluso puedes jugar con tus hijos a hacer un divertido marcapáginas o hacerte uno de ellos.

   De hecho, un tipo de marcapáginas no demasiado difícil de hacer consiste en coger la parte inferior de algún muñeco y pegarla a una tira, de forma que parezca que está metido dentro del libro. El diseño estrella en este tipo de marcapáginas es el inspirado en la Bruja del Este del Mago de Oz, con sus zapatos de rubíes.

   Para terminar me gustaría incluir unos cuantos marcapáginas más, muy originales, pero seleccionados sin orden ni concierto. O, por decirlo de otra manera, con el único criterio de que me han gustado mucho. Espero que los disfrutes tanto como yo.

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