Todo aquel que frecuente esta casa sabrá de mi gusto por las anécdotas y curiosidades de todo tipo, especialmente por las literarias. No es de extrañar, entonces, que un libro que trata sobre ellas, como es La sangre de los libros de Santiago Posteguillo, resulte un plato tan suculento. El autor, profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por la Universitat de Valencia, consagrado a la ficción histórica gracias a su trilogía dedicada a Escipión el africano y a sus novelas sobre Trajano, es un profundo amante y conocedor de los entresijos más ocultos de la literatura. Eso es precisamente La sangre de los libros: duelos, enigmas, sangre, condenas a muerte, guerras, asesinatos, misterios, robos, juicios, monstruos y, por supuesto, mucha literatura.
La sangre de los libros es una especie de segunda parte de su célebre ensayo La noche que Frankenstein leyó el Quijote. Y digo especie porque al estar formado por episodios completamente independientes no existe ningún tipo de continuidad entre ambos, aunque el segundo recoge el testigo de su predecesor. Y es que el espíritu que alienta ambos libros es el mismo: una historia alternativa de la literatura a través de un paseo por «la vida secreta de los libros», en pequeñas cápsulas.
Treinta historias en las que Posteguillo demuestra, además de su erudición, sus capacidades como novelista, puesto que no se limita a transmitir los datos de forma aséptica sino que convierte cada anécdota en una pequeña narración en la que incluso consigue mantener cierta intriga. Normalmente no suele indicar quién es el protagonista de entrada, sino que será el lector, a través de las pistas y de la información cada vez mayor, el que deberá descubrir quién es el escritor que protagoniza cada capítulo.
Ordenados cronológicamente, desde el rescate de Petrarca de un manuscrito de Cicerón hasta la muerte de Asimov en Nueva York a causa del virus del VIH, el hilo argumental que hilvana todo este amasijo de historietas es, como su propio nombre indica, la sangre entendida como la tinta de los libros, esa negra «sangre de los escritores esparcida de forma silenciosa por entre las líneas de sus libros». Aunque tampoco faltará en muchas de sus páginas sangre de la otra, de la de verdad, como en el duelo de Pushkin y George d´Anthès, como en la imagen que ilustra la portada del libro. Y junto a Pushkin encontraremos a otros autores como Virgilio, Séneca, Gutenberg, Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca, Espronceda, Víctor Hugo, Balzaac, Charlotte Brontë, Poe, Voltaire, Emily Dickinson, Bécquer, Stevenson, Bram Stoker, Robert Graves, D. H. Lawrence, Blasco Ibáñez, Emilio Salgari o Agatha Christie.
Tan próximo me siento a este libro que varias de esas anécdotas ya las he comentado en alguna ocasión. Como los versos perdidos y más tarde hallados de La divina comedia tras la muerte de Dante, la muerte de Edgar Allan Poe, las excentricidades de Emily Dickinson, la composición de El misterioso caso del doctor Jekyll y mister Hyde o del Drácula de Bram Stoker o la aportación de Vicente Blasco Ibáñez en el final de la Primera Guerra Mundial. Algunas de las anécdotas son más intrascendentes y las hay, incluso, que tienen visos de ser apócrifas, como aquella en la que Quevedo le dice a Mariana de Austria, esposa de Felipe IV, aquella famosa frase de «entre el clavel y la rosa, su majestad escoja». Pero, de cualquier modo, lo atractivo de la manera de contar de Posteguillo reside, además de en su manejo de la narración, en su capacidad para relacionar e ir introduciendo reflexiones sobre la actualidad, sobre la crisis económica, críticas a los políticos, etc., siempre con un humor ácido y por momentos descacharrante.
En el prólogo Posteguillo deja muy claro cuál es el requisito para disfrutar del libro: «dejarse llevar por la pasión de la lectura y tener mucha sangre en las venas». Si crees que encajas en este perfil te aseguro que La sangre de los libros te va a encantar y, si todavía no lo has hecho, de paso te recomiendo que te leas también La noche que Frankenstein leyó el Quijote. Por cierto, si eres de los que necesitan segundas opiniones te recomiendo que te des una vuelta por Las lecturas de Mr. Davidmore, donde podrás encontrar otra reseña del libro de Posteguillo.
Hace unos meses leí «La noche que Frankenstein leyó el Quijote» y me encantó. Tengo éste y recuerdo haberlo hojeado, pero me decanté por otros que deseaba leer con más urgencia y al final lo olvidé. Ya no hay excusa. Seguro que es genial (siento envidia). Ya tengo ganas de leerlo. De los enlaces que incluye el artículo, me ha gustado especialmente el de «Las excentricidades de Emily Dickinson» (No lo había leído, me ha parecido magnífico) Gracias. Un saludo.
Ya me empieza a parecer casi imposible que haya artículos en La piedra de Sísifo que no hayas leído. Muchas gracias 😉
¡Qué bien! No conocía este nuevo libro de Posteguillo. Yo fui de los que disfrutó mucho la lectura de La noche en que Frankenstein leyó el Quijote. Sobre todo, como dices tú Alejandro, me gustó mucho que no solo soltase datos y más datos, sino que los maquillase con una narración inteligente y entretenida. En eso se nota lo mucho que le gusta escribir.
Me lo anoto ya mismo. Será un placer volver a descubrir nuevos datos curiosos del mundo literario y de los escritores. Me encantan estas curiosidades. ¡Un saludo!
Pues va en esa misma línea, así que si te gustó el primero este te encantará. Prácticamente es como si fuera el mismo libro, en dos partes. Una única pega le pongo al libro y es el precio. Para mi gusto es demasiado caro, teniendo en cuenta que no es muy largo. Yo me esperaría a que sacaran la edición en rústica.