No se debe subestimar el poder de los libros. Parece que esta idea, con la que estoy seguro de que muchos lectores estaremos de acuerdo, también está empezando a ser tomada en serio por la psicología moderna, que cada vez dedica más tiempo y esfuerzos a estudiar el modo en que los libros que leemos pueden determinar nuestro comportamiento. Si hace unos meses un estudio señalaba los efectos perjudiciales que tiene para la salud la lectura de Cincuenta sombras de Grey, un reciente estudio defiende los beneficios de leer los libros de la saga de Harry Potter ‒muy a pesar de Harold Bloom, que se ha declarado como uno de los grandes detractores del joven mago‒.
Según un estudio titulado «La maravillosa magia de Harry Potter», llevado a cabo por un equipo de psicólogos italianos con Loris Vezzali a la cabeza, los niños que leen Harry Potter y se identifican con su protagonista pueden desarrollar una mayor empatía y una tolerancia hacia las personas procedentes de entornos desfavorecidos, incluyendo los refugiados, los inmigrantes y los homosexuales. Esto se explica, en gran medida, por el hecho de que en muchos momentos de la historia Rowling hace especial hincapié en los orígenes humildes de Harry Potter y de otros héroes, mientras que los personajes que tienen un origen más privilegiado suelen desempeñar los papeles de villanos, con una forma de pensar tan intolerante y llena de prejuicios como la que podemos encontrar en tantas personas fuera de la ficción.
La investigación se desarrolló con tres grupos de jóvenes, conformados por alumnos de primaria, de secundaria y de estudiantes universitarios, procedentes de Gran Bretaña e Italia. Midiendo las actitudes de los jóvenes y de los niños antes y después de leer los libros o ver las películas de Harry Potter, los psicólogos determinaron que aquellos que entran en contacto con las aventuras del joven mago se vuelven más empáticos con las personas estigmatizadas. De esta forma, concluyen, la obra de Rowling puede ser una herramienta muy eficaz para luchar contra los prejuicios. Eso sí que es magia.
Paradójicamente, Harry Potter ha sido censurado y prohibido en muchos lugares del mundo, entre los que se incluyen Emiratos Árabes, EEUU o Canadá, bajo la acusación de incitar a la brujería, a la magia negra y al satanismo, llegando incluso a incinerarse públicamente numerosos ejemplares.
Qué curioso, yo siempre me he sentido identificado con las personas que buscan, ante todo, la inmortalidad (pasando por encima de refugiados, inmigrantes, homosexuales, y el resto de la humanidad que no pertenece a ninguno de esos conjuntos).
Obviamente, no seré inmortal por matar gente, para bien o para mal, y el dilema nunca se me ha presentado. Y menos mal, porque es lo único por lo que mataría, pero mataría muchísimo 😛
A mí Harry Potter me cae bien, pero reconozco que es un poquito endeblucho, y la serie no es realista. Me gustan las historias que, aunque fantásticas en sus premisas, desarrollan un entorno lógico y realista. Harry Potter vuelve a ser un héroe más, esta vez miniaturizado, un Son Goku que se hace fuerte cuanto más débil es. Uno más. No estoy de acuerdo con Bloom (qué puñetas, no estoy de acuerdo con nadie, estar de acuerdo es un rollazo), pero comparto su discordia
=)
PD: Si has leído la Dragonlance, te diré que mi personaje favorito siempre ha sido Raistlin, un joven mago que no duda en asesinar a su hermano para conseguir ser mágico y optar así a un poder mayor que le guarde de la muerte.