La bomba llegó al planeta,

impactó suavemente contra su superficie,

y comenzó salvar vidas.

   No puedo evitarlo, estoy enfermo del futuro. Me gustaría muchísimo ser recordado como la primera persona inmortal de la Tierra pero, viendo los posibles problemas técnicos que este deseo pudiese suscitar, me limitaré a un sueño más mundano: ser reconocido como un autor importante de la ciencia ficción moderna. O, dicho de otro modo, alguien que responda a las preguntas que todavía hoy no se han planteado porque, sencillamente, no es necesario contestarlas. La llegada de Internet ha puesto en jaque a la mayoría de los gobiernos del mundo, que no han sabido adaptar sus leyes al nuevo modelo de comunicación. Los estados no tuvieron expertos del siglo pasado que les dijesen qué iba a ocurrir (grosso modo) y que previeran el comportamiento de la gente. Ese es, en esencia, el trabajo de un escritor de ciencia ficción realista.

WANDERERS

   Es por eso que me gusta explorar el futuro, y por lo que estoy enfermo de él. El futuro me atrae más que a las personas de mi entorno, las cuales me miran con el ceño fruncido cuando hablo sobre cómo viviremos en Marte, cuándo desmantelaremos Saturno para construir nuevos planetas o cómo será el hecho de que la biología y la tecnología sean lo mismo.

   ―Marcos, deja de decir tonterías ―argumentan en vano.

   Ese, y no otro, es el motivo por el que, de vez en cuando, hablo aquí de aspectos futuristas y de ciencia ficción. Vedlo del siguiente modo: en un futuro muy lejano la ciencia ficción moderna más disparatada puede haber sido desbancado por obsoleto.

La bomba que no mata a nadie

   Hoy os hablo de un concepto un tanto extraño, de una bomba que, en vez de matar gente, hace que vivan. Es una bomba de población. Mi primer encuentro con este concepto, sobre el que existe muy poca información (para mi desgracia) fue a lo largo de la película INTERESTELLAR, un film cuyos diálogos ya he memorizado casi en su totalidad por la genialidad de las palabras que se mencionan.

   Una bomba de población es uno de los métodos más inteligentes para colonizar un planeta a largo plazo porque elimina la mayoría de los problemas que supone el hecho en sí de la colonización. Para colonizar un planeta (ponedme música de bricomanía) necesitaremos:

  1. Una nave espacial que lanzar
  2. Gente motivada
  3. Un planeta que colonizar

   Lo más fácil de esto es la gente motivada, tal y como el proyecto Mars One nos ha demostrado: muchos desean ser los primeros colonos en Marte y pasar a la posteridad. Lo segundo más fácil es la nave espacial. Aunque los ingenieros se las verán putas para diseñarla, y ya están trabajando en ello, sabemos que es cuestión de matemáticas y dinero. El planeta viene a ser bastante complicado, ya que no todos resultarán compatibles para nosotros.

   En esencia, el único parámetro que podemos controlar es cuánto dinero gastar en la nave espacial y la formación de los futuros colonos. Y una de las mejores soluciones del sistema es: Es mejor gastar menos dinero que gastar más dinero. Y como cada kilo de nave espacial y cada astronauta-colono cuesta un pastizal, lo mejor sería una nave pequeña con poca gente. Y ese es el verdadero problema, cuya solución es la bomba poblacional.

   Una bomba poblacional son millones de espermatozoides fecundados en estasis o criogenización y astronautas aventureras. En realidad, bastaría con un equipo muy limitado de mujeres, quizá menos de una decena, que llegase a un planeta y se pusiese a trabajar mientras, quedándose embarazadas, dan lugar a una nueva generación de mujeres. En una progresión geométrica, si cada una de ellas puede tener dos hijas, y partiendo de 10 colonas originales, bastarían 60 años para alcanzar una población de 150 personas. La factibilidad del hecho en sí no es interesante: sabemos que es posible con un desembolso monumental de dinero.

   Como escritor, estoy más interesado en cómo serán las vidas de las colonas originales del planeta Tierra 2. Para que su misión tenga éxito, ya que los peligros del espacio duro son muchísimos, cada una de ellas estaría obligada a tener el máximo número de hijas posible durante algunas generaciones. ¿Serían esas vidas una esclavitud? ¿Se les estaría robando la vida? ¿Bajo qué situación sería permisible que esto pasase, la destrucción de la Tierra? ¿Y si surge un motín y desean tener varones? ¿En qué influirá, cómo se comportarían unos pocos machos en una comunidad de hembras? ¿Cuál sería el mejor momento para empezar a tener dos sexos? ¿Qué repercusión tendría eso en su sociedad? ¿Puede una sociedad compuesta solo por un sexo tener un equilibrio?

   La bomba poblacional es la solución fácil a un problema difícil que plantea cuestiones más complicadas todavía. Y pienso dedicar una parte importante de mi vida a resolverlas.

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