En la batalla entre los libros de papel y los electrónicos una de las ventajas que suelen enumerarse de los primeros frente a segundos es su aroma. Parece que la lectura de un libro es más completa si involucramos más sentidos. ¿Por qué limitarse entonces a la vista y al tacto cuando también se puede usar también el olfato? Al fin y al cabo, el olfato es nuestro sentido más primitivo, aquel que nos conecta de forma directa con las emociones, los recuerdos y la creatividad. Ahora bien, si cada libro no tiene su olor particular, ¿qué sentido tiene entonces incorporarlo a la lectura?
Sobre esta cuestión, la del olor de los libros, ya hablé largo y tendido hace bastante tiempo, pero en su día me centré en los perfumes y pasé por alto el otro gran elemento aromático por excelencia, las velas. ¿Qué pasaría si se consiguiera crear una fragancia particular para cada libro que de alguna manera recreara la esencia de ese libro? Poco importaría entonces leer en papel o en digital porque bastaría con encender una vela para sentir que formamos parte del ambiente del libro.
Eso es lo que se ha propuesto Tanwi Nandini Islam, escritor y fundador de Hi Wildflower Botanica, al crear #GetLit, un concepto de velas perfumadas que ha presentado en un artículo de Elle y que están inspiradas en algunos de los libros de sus autores favoritos, en concreto Kiese Laymon, Porochista Khakpour, Mira Jacob y Nayomi Munaweera.
Pero, en cambio, si estás buscando algo más clásico, en Etsy puedes encontrar velas inspiradas casi en cualquier libro, desde Sherlock Holmes o Alicia en el País de las Maravillas hasta Orgullo y prejuicio o El gran Gatsby, pasando por algo más moderno como Juego de Tronos o Harry Potter y la piedra filosofal. Ebook Friendly ha hecho una recopilación de diez velas aromáticas basadas en estos libros y en algunos más. Los precios oscilan entre los 7 y los 20 dólares, dependiendo de cada tienda. Cada vela ofrece además una descripción de cómo se ha conseguido el aroma.
Así que el olor dejará de ser, por fin, un argumento para inclinarse por el libro de papel o el digital. Bastará con coger un buen libro, independientemente de su formato, encender una vela, abrirlo y transportarse a lugares de los que difícilmente querremos volver. Solo apto para los lectores más sibaritas.
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