En La piedra de Sísifo hemos hablado en bastantes ocasiones sobre el debate entre libros digitales y libros de papel. Son muchas las razones que parecen inclinar la balanza del lado de los primeros: los libros electrónicos son menos pesados e incómodos, son fáciles de transportar y más ecológicos en lo que a gasto de papel se refiere. Entre los argumentos incluso he llegado a escuchar alguna vez que ya va siendo hora de dejar atrás la anticuada tecnología del siglo XV para dejar paso a la del flamante siglo XXI. Sin embargo, la ciencia ofrece un punto de vista bien distinto. De acuerdo con numerosos estudios y expertos, la lectura de libros físicos puede mejorar la memoria, la concentración e incluso puede hacerte más atractivo físicamente, entre otras muchas ventajas.
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stavanger, en Noruega, la gente que lee libros en papel muestran una mayor capacidad para recordar lo que leen frente a las personas que leen en un Kindle o en otros dispositivos electrónicos. «La retroalimentación táctil de un Kindle no ofrece el mismo apoyo para la reconstrucción mental de una historia que un libro de impreso», concluyó Anne Mangen, investigador a cargo del estudio. Añade Mangen que leer en papel es una especie de descarga para los sentidos que va más allá de la mera sensación de progreso visual ‒incluyendo, por ejemplo el tacto o el olfato‒. Otros estudios han mostrado resultados parecidos al indicar que la dificultad de los libros digitales ante el simple hecho de poder pasar páginas hacia delante y hacia atrás o de tomar notas hacen que la memoria a largo plazo no sea tan efectiva.
En lo que respecta a la concentración, la hipótesis fue respaldada por un estudio llevado a cabo por Naomi Baron, autor de Palabras en la pantalla: El destino de lectura en el mundo digital. Baron entrevistó a 400 estudiantes de entre 18 y 26 años, procedentes de los Estados Unidos, Alemania, Japón, India y Eslovaquia. Y los resultados fueron irrefutables: entre el 92 y el 94% de los estudiantes afirmaban concentrarse mejor al leer sobre papel. Además, aproximadamente la misma cantidad de los encuestados preferían el papel al digital, siempre y cuando el precio no fuera un factor determinante.
Y es que, como plantea Nicholas Carr, la lectura en dispositivos electrónicos es más superficial y nos vuelve más superficiales. Según expresó Maryanne Wolf, neurocientífico de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, la manera superficial en la que nos estamos acostumbrando a leer nos está empezando a pasar factura en el momento en que tenemos que leer con mayor profundidad. Es por eso que los lectores cada vez tienen más dificultades para sentarse y sumergirse en una novela. Como resultado, algunos investigadores y amantes de la literatura han empezado a reivindicar la lectura lenta como movimiento. Para explicar este problema Baron utilizó la siguiente analogía: «Si te pongo por delante un plato de patatas fritas y te digo que voy a estar de vuelta en una hora y que puedes comer cuantas quieras, ¿cuántas patatas quedarán en el plato?».
Y por si fuera poco todo lo dicho hasta ahora, existen estudios que han confirmado que las personas que leen libros físicos son más empáticos, y también los hay que han demostrado que aquellos que leen una historia trágica en un iPad se sentían menos conmovidos que los que leyeron esa misma historia en un viejo libro de papel de de los de toda la vida. Por no hablar del hecho de que leer libros en papel probablemente te hace más atractivo a ojos de otros lectores.
Es por todo ello que al libro de papel le queda todavía una larga vida por delante frente al digital. Eso explica que después de que la venta de libros electrónicos alcanzara su punto culminante en 2012 haya caído en picado hasta alcanzar cifras mucho más discretas. No quiere decir que la batalla, si es que tal tontería existiera, la haya ganado el libro de papel, pero también está lejos de haber resultado vencedor el libro digital. Personalmente prefiero dejar la partida en tablas, y que cada lector elija el formato que más le interese según sus preferencias y sus circunstancias, pudiendo compaginarlos ambos sin conflicto alguno.
Hasta que salga algo nuevo, defenderé los libros electrónicos, cuyas letras impresas en pixels me abstraen de la realidad del mismo modo que un buen libro =]
Yo compagino ambos tipos de lectura. Depende del libro, del momento, y de las circunstancias. Aunque resulta muy interesante los datos del artículo, porque es cierto que (al menos en mi caso), me noto menos concentrado a la hora de leer en digital. No sabría explicar por qué, de verdad. Es una sensación extraña, pero realmente el libro físico, con sus hojas, su papel, su tacto, su olor… Es indudable que algo tiene que nos sumerge mucho más en su lectura y nos hace sentir de forma diferente.
El libro de papel por mucho es mejor, los sentidos se agudizan al leerlos. En cambio, como bien dice el artículo, el libro digital es superficial. Saludos.
No le veo ni pies ni cabeza ni al estudio ni a sus conclusiones. Es una materia demasiado subjetiva y por ende poco cuantificable como para andar confirmando y siendo irrefutable.
Puestos a ser subjetivos, me atrevería a decir que lo que recordamos es lo que nos llama la atención, nos emociona o nos afecta, esté en papel, pintado en una pared o representado en una pantalla.
[…] como el medio forma parte consustancial del mensaje, las experiencias no pueden ser las mismas. Un reciente estudio realizado en Noruega señala unas cuantas ventajas de la lectura en papel (memoria, concentración, lectura lenta, […]
A aquellos para los que el (manido) olor del papel es tan importante haría la pregunta de si también escriben en papel o tiran de word, o si mandan cartas de papel en vez de tirar de email. Mas romanticismo que el sobre y el sello no hay, eso si que es una sensación auténtica y no un vulgar email.
Por otro lado, si el olor de un libro es tan importante deberían publicarlos perfumados, que mejor que leer sobre una batalla naval oliendo a salitre, por ejemplo. Yo lei mucho en papel y jamas me fijé en el olor del libro que estaba leyendo, debo ser raro, oiga. Y si lees en un parque un día que tira un poco de brisa que pasa con el olor, te estropea la experiencia lectora, menuda pifia.
En realidad se trata de sesgos cognitivos, la persona que ha disfrutado mucho leyendo en papel asocia ese tacto y ese olor a su experiencia, si lo hubiese hecho leyendo en tablillas de arcilla pues lo mismo.
Álex, no defiendo el papel ni más ni menos que el soporte digital. No opino en el artículo, simplemente trato de transmitir unos datos derivados de unos estudios. Mi opinión personal es que el dilema entre uno u otro soporte es bastante absurdo teniendo en cuenta que se pueden combinar perfectamente. Por eso, no se me ocurre faltarle al respeto a los que prefieren el papel, como también soy respetuoso con los que prefieren lo digital. Pero no me parece ninguna tontería que haya personas que prefieran tocar y oler los libros. No creo que sea algo de lo que reírse.