Grip, el cuervo de Charles Dickens

Grip, el cuervo de Charles Dickens

   Los escritores decentes tienen gatos por mascotas; o, en el peor de los casos, perros. Y después está Charles Dickens, que tenía un cuervo. Grip se llamaba, y aunque no fue el primer cuervo que tuvo sí que fue el que más quiso. Tanto que cuando se murió en 1841 su dueño mandó embalsamarlo con arsénico y con la sana intención de preservarlo por los siglos de los siglos. Así es como hoy en día puede verse, posado con majestuosidad sobre un tronco, en el Departamento de libros raros de la biblioteca pública de Filadelfia, ciudad en la que Edgar Allan Poe pasó parte de su vida y donde se encuentra el Sitio Histórico Nacional Edgar Allan Poe. Y no podía estar en un lugar mejor, teniendo en cuenta que Grip, la mascota de Dickens, es también el protagonista del poema más célebre de Poe, «El cuervo».

   Conocido sobre todo por su frase «Nunca más», el poema de Poe no era ni la primera vez que Grip se convertía en personaje literario ni la primera vez que tenía la facultad del habla. Además de disecarlo, Dickens quiso hacer inmortal a su mascota a través de las letras, incorporándolo como un personaje más, con la capacidad de hablar, a su novela Barnaby Rudge, escrita el mismo fatídico año en que falleció el animal. Poe, que había escrito reseñas o comentarios de prácticamente todas las novelas del autor británico, consiguió adivinar el final de la trama de Barnaby Rudge antes de que fuera publicada y lo anunció públicamente, un detalle que sin duda llamó la atención de Dickens.

   Según la reseña que escribió para la Graham’s Magazine, el cuervo de Dickens debería haber tenido un contenido más simbólico y profético, que es lo que Poe sí hizo en 1845 con su popular poema. Como el mismo admitiría en su ensayo La filosofía de la composición, el cuervo se inspiraba, al menos de forma parcial, en el Grip de Dickens. Existe en Barnaby Rudge una escena que evidencia las similitudes: al final del quinto capítulo, Grip hace un sonido y alguien dice, «¿Qué fue eso – él, golpeando la puerta?», a lo que se responde: «Es alguien golpeando suavemente los postigos». Ahora bien, el cuervo de Dickens podía decir muchas palabras y tenía algunos momentos humorísticos, que fue lo que Poe eliminó al enfatizar las cualidades más dramáticas del ave.

Gerald Dickens, el tatara-tatara-nieto de Charles Dickens, con Grip en la Biblioteca pública de Filadelfia

Gerald Dickens, el tatara-tatara-nieto de Charles Dickens, con Grip en la Biblioteca pública de Filadelfia

   La similitud no pasó desapercibida para el público de la época. James Russel Lowell, en su A Fable for Critics, escribió el verso: «Aquí viene Poe con su cuervo, como Barnaby Rudge / tres quintos de su genialidad y dos quintos de puras tonterías». Pero mal que le pesara a Russel Lowell «El cuervo» se convirtió rápidamente en un éxito rotundo, tanto que mucha gente llegó a identificar al escritor solo por su poema, poniéndole el sobrenombre del cuervo.

   Pero, ¿cómo llegó el disecado Grip al territorio de Poe? Tras la muerte de Dickens, Grip salió a subasta y fue adquirido por el coronel Richard Gimbel, un admirador y coleccionista de Poe procedente de Filadelfia que se había empeñado en reunir todos los objetos que estuvieran relacionados con el escritor maldito. En 1971 la valiosa colección que Gimbel había hecho sobre Poe fue donada a la biblioteca pública de Filadelfia. El conjunto incluía, además del cuervo de Dickens, manuscritos de «Annabel Lee» y de «Los crímenes de la calle Morgue», primeras ediciones de todas las obras de Poe y el único ejemplar conocido de «El Cuervo» escrito por el puño y letra de Poe.

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