Tras los dramáticos acontecimientos acontecidos en estos últimos días, la secuencia de atentados terroristas en París y la posterior respuesta del ejército francés intensificando los ataques en Siria, se escuchan opiniones de todo tipo, tanto en las tertulias y debates televisivos, por parte de periodistas de reputada trayectoria, como a través de las redes sociales, por parte del ciudadano medio. También los líderes del mundo entero se posicionan y opinan acerca del conflicto y la ruta geopolítica que van a adoptar a partir de ahora.
Preocupa especialmente una posible deriva radical en el planteamiento occidental que, teniendo en cuenta que el autodenominado Estado Islámico ya se encuentra suficientemente radicalizado, desemboque en acciones estratégicas conducentes a una espiral de violencia de resultados imprevisibles. Lo podemos advertir analizando someramente los discursos enunciados estos días.
Así por ejemplo, el primer ministro Manuel Valls declaró sin muchos miramientos que Francia responderá «golpe a golpe» a los ataques del Estado Islámico. El presidente Obama dijo que prestaría apoyo militar a la ofensiva francesa. En Twitter y Facebook se pudieron leer comentarios de corte xenófobo acerca de la religión musulmana, los refugiados sirios y el cierre de fronteras, y también comentarios reivindicando la yihad y celebrando los asesinatos.
Sugeriría recuperar en estos días las aportaciones del filósofo Emmanuel Lévinas (1906-1995), lituano de origen pero francés de adopción, quién, especialmente en su obra Totalidad e infinito, desarrolla una interesante reflexión acerca de las relaciones entre ética, política, religión y metafísica, tomando como vector principal el vínculo entre el yo y el otro.
Lévinas explica así que la práctica del yo es inconcebible sin la apertura responsable hacia el otro que nos interpela, y precisamente hacia ese otro en lo que tiene de ajeno. Según él, la subjetividad se constituye en la consideración del otro como tal y en el respeto hacia su entidad. Es lo que él llama «la apertura al rostro del otro». Y sólo en esa relación de alteridad es posible la ética, entendida como infinito.
Por contra, en la ruptura con el otro y la reducción de la subjetividad a la identidad de lo que llama «el mismo», en la negación del otro, surge la guerra, entendida como totalidad metafísica. En esa totalidad, utilizando terminología heideggeriana, no se le deja-ser al otro, se le reduce a los criterios del mismo y se le obliga a plegarse a ellos, se le deniega precisamente el rostro.
Quizás convenga recordar, en estos días convulsos, que ese otro, sea quién sea, tiene un rostro, con todo lo que ello conlleva, y que ese «rostro del otro» nos interpela y nos exige, en su simple presentación, una conducta ética y responsable. Ese otro que puede ser nuestro hermano, nuestro vecino, pero también ese otro que está a miles de kilómetros y al que no conocemos, ese otro que murió en la sala Bataclan o ese otro al que se le niega el paso en las fronteras.
No quisiera obviar que también se pudieron leer miles y miles de comentarios en las redes, tanto por parte del mundo oriental como del mundo occidental, de rechazo a la guerra y al terrorismo, de condolencia con las víctimas y de mutua concordia.
Pues precisamente lo que nos arrebata la violencia es la posibilidad de abrirnos éticamente al otro, de tomarlo en consideración y amarlo como tal. Y quizás no haya mejor homenaje que hacer a las víctimas, ni mejor manera de responder al terror, que el recordar que cada una de ellas tenía un rostro, un color de piel, una identidad sexual, una familia, una red de relaciones, una creencia religiosa o no religiosa, un tono de voz, una manera de sonreír, un infinito de alteridad que con su muerte nos ha sido vedado. Quizás ante el terrorismo, la venganza y la guerra, habría que responder sólo con la simple presentación y el cuidado del otro.
Me ha gustado mucho este artículo y comparto tu opinión.
Muchas gracias Marcos Martínez, me alegro que te haya gustado. Lamentablemente, parece que los tiros (y nunca mejor dicho) van por otro lado ahora mismo….