Te llevaré a un lugar donde todo es posible, de Laurent Gounelle

Te llevaré a un lugar donde todo es posible, de Laurent Gounelle

   Hace unos pocos años supe por primera vez de la existencia de Laurent Gounelle. No recuerdo exactamente cómo fue, pero estaba vagando por internet cuando encontré algún artículo sobre él. Me enteré entonces de que es un escritor francés, nacido en 1966, y que sus novelas guardan siempre un mensaje de vitalidad y en gran medida funcionan en el lector como una suerte de autoayuda narrativa. Como decía, conocí los libros de Laurent y su buena reputación leyendo algo acerca de él. En mi cabeza se quedó grabado aquello, y me dije que algún día leería alguna novela suya. Me debieron faltar ganas de verdad, porque al final no leí nada. Sin embargo, hace unos meses miraba los libros de las estanterías de una tienda de segunda mano, cuando algo me llamó la atención. Cogí un libro azul, editado por Planeta, y leí el título; Te llevaré a un lugar donde todo es posible. En aquel momento, mi mente retomó la figura de Laurent. Supe al instante que aquel libro era de él. Costaba apenas unos pocos euros y no me hizo falta mucho más, decididamente lo compré, sin pensarlo demasiado. Y aquí estoy, después de haberlo leído, con ganas de hablar sobre él.

   Y tengo ganas de hablar de él porque es muy curioso este libro. A Gounelle le gusta reflexionar sobre el estado de la sociedad actual moderna. Habla también de dolor, de afrontar pérdidas, de saber perdonar y comprender. Laurent, el cual fue un estudiante modelo y un trabajador de ciencias económicas toda su vida, se dio cuenta con 40 años de que estaba estancado. Sufrió una crisis existencial y lo abandonó todo para especializarse en psiquiatría y desarrollo personal, siendo finalmente el escritor que es hoy día. Y es por ello que en este libro se refleja tanto —yo creo— esta crisis y cómo hay que saber ver los puntos buenos y malos de la vida moderna.

   Te llevaré a un lugar donde todo es posible (2012) trata sobre Sandro y su viaje a la selva Amazónica. Sandro es un profesor de filosofía de la universidad y vive en Nueva York. Su vida desde hace un año es una completa agonía porque ha perdido a su mujer, fallecida, o más bien asesinada. Sandro tiene las pruebas necesarias para saber que una tribu de indios de la selva Amazónica son los culpables de su pérdida, y es por ello que pone rumbo allí para llevar a cabo su venganza. El libro nos cuenta esto en sus primeros compases, no obstante, no pone especial atención en explicar mucho acerca de la muerte de la mujer de Sandro. Tampoco nos da muchas aclaraciones del sufrimiento de este ni cómo es su vida tan agónica ahora en Nueva York. Apenas empieza, ya estás con él en una barca surcando los ríos de la selva camino al poblado de la tribu. Y es algo precipitado quizás, porque a mí me costó al principio entrar en su universo.

   Pese a todo, superados tres o cuatro capítulos —en especial el del viaje en barca hasta el poblado, que se me hizo largo— el resto fue muy liviano. Como mencionaba, Laurent posee esa cualidad de contar una historia de forma sencilla y directa, y no por ello simple. Sus palabras son siempre claras y su lenguaje es universal. No hay momento en el que no sepas exactamente lo que está queriendo decir y lo que está queriendo transmitir, y eso es bastante importante para una novela de este tipo. Y digo esto porque al fin y al cabo esto es algo así como un libro de autoayuda, maquillado por una narrativa curiosa. En lugar de ser simplemente un libro con consejos para entender la vida moderna y abrir los ojos ante nuestros fallos, todo se disfraza con una historia de lo más original y se usa esta a modo de metáfora o alusión.

   Lo que ocurre con Sandro y el equipo de mercenarios profesionales que contrata para que lo lleven a la tribu india, es lo siguiente; Sandro quiere venganza. Quiere hacer sufrir a los indios. Pero matarlos sería demasiado rápido y fácil. Él quiere que sufran de verdad. Quiere convertir su vida en un auténtico infierno continuo, días tras día. Pero eso no será fácil. Pronto comprobamos que los indios son gente feliz y libre, que vive en armonía completa con la naturaleza y se sienten uno más con ella. No se regodean en el pasado ni temen por el futuro. Viven el ahora, el momento. Cuando comen, comen. Cuando cazan, cazan. Lo hacen todo con pasión y son seres alegres. No tienen prejuicios, ni obsesiones, ni problemas o miedos.

   Así se da pie a la trama por la que oscila el libro durante todo su argumento; convertir la vida de los indios en un infierno. Para ello, Sandro usará a su equipo de mercenarios a los que les ordenará que hagan cambios en la aldea. Comenzarán entonces por cambiar los hábitos de los indios. Entre otras muchas cosas, crearán un informativo diario de noticias malas, pese a que al principio los indios creen que eso es inútil, porque de nada sirve saber lo que ha pasado hace cuatro horas, por ejemplo. Los dividirán por familias en chozas, haciéndolos dormir en camas individuales, padres e hijos separados por habitaciones. Harán concursos para ver quiénes son los mejores en diferentes disciplinas, fomentando competencia, y tristeza y envidia entre los perdedores. Les harán creer que el canon de belleza es una joven delgada de pechos grandes y sin arrugas, cuando ellos creían que la belleza era un alma pura y sincera. Los harán dependientes de medicamentos. Crearán espectáculos para distraerlos. Los harán vestir con modas y usarán una especie de “moneda” para comprar y hacerse con bienes materiales que en realidad no les hacen falta para ser felices. Machacarán a los niños en la escuela con información constante, enseñándoles miles de datos sin que estos se cuestionen nada nunca, y sin dejarles tiempo para otra cosa que no sea memorizar información.

   Así, poco a poco, irá ocurriendo un cambio en la vida de la tribu, y nosotros seremos testigos de cómo todos estos actos de Sandro y sus mercenarios hacen más triste y sufridas las vidas plácidas y tranquilas de los indios. De esta forma, nos damos cuenta del poderoso mensaje que nos quiere hacer llegar Gounelle, de la terrible ironía. Sandro y los suyos intentan hacer tristes las vidas de los indios, convirtiéndolas en las vidas que ellos mismos llevan en la ciudad. Las vidas que en definitiva todos nosotros llevamos. Y es ahí donde radica realmente la grandeza de este título, en ese potente tortazo que nos lanza la historia de Sandro. ¿No es absurdo nuestro sistema de sociedad? ¿No nos preocupamos por cosas que nos hacen infelices, y siempre las tenemos más en cuenta que las cosas buenas?

   En general, es un libro magnifico para todo aquel que se encuentre encerrado en este tipo de vida. Tiene un forma muy original e ingeniosa de contarnos todo esto, y guarda algunos momentos muy especiales y bellos. Nos hace reflexionar y, en el fondo, estoy seguro de que nos hace ser mejores personas. Por eso, pese a que puede tener algunas flaquezas, es una lectura que yo recomendaría a cualquier persona. Sobre todo a los adultos cegados por la rutina de nuestros días.

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