Buenos días o tardes para aquél que se decida a entrar aquí. Y también para todos los demás, claro. Hoy me dirijo directamente a vosotros, lectores, porque me gustaría saber qué es lo que pasa dentro de vuestras cabezas. Pero como ocurre con bastante frecuencia, las cabezas son algo confuso, caótico, lioso en grado sumo. Y es por eso que voy a dirigir en cierto modo esos pensamientos que me encantaría poder leer luego.

Fotografía original | Testsumo
Hoy me gustaría comentaros una experiencia maravillosa que he tenido ya en más de una ocasión, y de la que estoy seguro vosotros habéis sido partícipes también. Me refiero a estas ocasiones en las que acudes a algún lugar sin un libro y llegas con el tiempo suficiente como para comparte uno. O cuando lo que tuvieses que hacer allí termina antes, caminas hasta una librería, y coges un libro «para pasar el rato». Y es entonces, cuando lo empiezas, que descubres que en realidad es una auténtica joya. Una localizada por casualidad.
A mí me ocurrió hace ya bastante con un libro de esos que te hacen pensar. Se llama La doctrina del Shock, de Naomi Klein. Para el que le interese lo suficiente y no disponga de las muchas horas que requiere leerlo (y comprenderlo), aquí puede ver un reportaje del libro. No, no es lo mismo, pero se le aproxima bastante bien.
Como iba diciendo, descubrí el libro casi sin quererlo. La tapa era blanda, de bolsillo, ideal para meter en la mochila de la que colgaba el casco de mi bici. En esta portada, en letras rojas, podía leerse «La doctrina del shock» de modo que la última «o» aparecía como un recorte en el papel efectuado por un disparo por la espalda. El libro parecía pintar bien, y tanto que si lo hizo.
Ahora se ha convertido en un libro de referencia, de esos que te abren los ojos –en este caso en política y macroeconomía- mediante los hechos pasados. Naomi Klein se ha convertido para mí en una fuente de información fiable. Teniendo en cuenta cómo está de endulzada la prensa y los noticieros, creo que este tipo de fuentes son necesarios.
Pero lo importante de todo esto (además de que tenéis que leer a Klein) es que la descubrí cuando no iba buscando nada, del modo en que dicen debe encontrarse el amor. La descubrí casi por aburrimiento, hurgando en las estanterías de una librería camino de ninguna parte, para hacer tiempo.
Y me encantaría saber si a ti te ha ocurrido algo similar. Y, claro, que nos lo cuentes 😉
No hay comentarios