Hace poco leí un artículo con el que temo estar de acuerdo, y es que «uno no puede ir a la librería a comprar libros en Braille». Sí, es cierto, hoy me he despertado reivindicativo. Iba a hablar de algo diferente, pero he tenido una pesadilla horrible. ¡He soñado que no podía leer!
En el sueño la pesadilla, yo me despertaba casi ciego. Esto es común debido a mis ocho dioptrías, pero al ponerme las gafas, las letras seguían borrosas y, un tiempo después, desaparecían finalmente de mi línea de visión. No estaba del todo ciego, pero no podía leer.
¿Sabéis estos sueños en los que se os caen los dientes? Pues este era mucho peor: me cerraba el acceso a la cultura. Imaginaos llegar a casa después de un día estresante, abrir un libro, y no ser capaz de teletransportarse a su historia. No poder aprender. No poder evadirte.
Los libros no solo son el acceso más fiable a la cultura (Internet vamos a ponerle en el puesto número dos), sino el modo que muchos usamos algunos para viajar a otras dimensiones. Y, sin ellos, estamos perdidos.
Aprovechando que es Navidad, un momento de presunto acercamiento a otras personas y puntos de vista, me gustaría hacer un pequeño repaso por aquellas herramientas que las personas invidentes pueden usar para acercarse a la lectura en estos tiempos que corren.
Libros impresos en Braille
Estos libros muestran en sus páginas el sistema de escritura o codificación de Louis Braille, su inventor. Tras un accidente infantil, fue capaz de superar su ceguera, e incluso de inventar un sistema que ayudaría a millones de invidentes. Braille sería una de esas personas que se superó a sí mismo, y que encajaría a la perfección dentro de un vídeo de motivación actual…si no fuera porque nació en 1809. Es decir, es prácticamente un superhéroe.
Si hoy en día, con las «facilidades» que tienen las personas invidentes, aún es muy complicado tener una vida normal, imaginaos ser músico, profesor e inventor en aquella época. Pues, con todo y con eso, no solo fue un buen músico y un profesor brillante, también creó el mejor sistema de lectura para ciegos conocido hasta la fecha. Este sistema cambia las letras del alfabeto (y el resto de caracteres) por diferentes muescas perforadas, todas bajo la plantilla de seis puntos colocados en dos columnas paralelas. De este modo, Braille fue capaz de diseñar un sistema mediante el cual era imposible confundir una letra con otra, y que –además- valía para todos los idiomas.
El problema que, incluso a día de hoy, tienen los libros escritos en braille, es que su impresión es muy costosa, y se realizan bajo demanda en su mayoría. Aunque existen bastantes librerías brailles repartidas por el mundo, el sistema aún no es demasiado efectivo, ya que lo realmente importante es que existan muchos ejemplares escritos en braille de muchas obras diferentes. Si buscas el Quijote o los textos de Shakespeare, es muy probable que los localices todos, pero es muy complicado encontrar una gran oferta moderna. Si los que podemos ver sin problemas tenemos dificultades para localizar según qué libros, imaginaos una franja de la población minoritaria que requiere de libros adaptados y caros.
Lectores de pantalla
No, no es lo mismo, pero valen para un apaño. Por ejemplo, para navegar por una web. Pero resulta imposible leer un libro así. Cuando leemos, por ejemplo, una novela, tendemos a ponerles voces a nuestros personajes y al narrador. Incluso las escenas tienen un «ruido» característico que llena el espacio a medida que pasamos las páginas.
Pero la escena cae en picado cuando escuchamos algo como esto (abre el enlace y pulsa sobre el altavoz). Por muy bien escrito que esté el texto, he elegido un fragmento de El Señor de los Anillos, es muy difícil concentrarse en la voz. Parece, como poco, un método de lectura infantil y poco serio. Los sintetizadores de voz aún no disponen de la inteligencia suficiente como para leer con calidad.
Además, poseen el inconvenientes como la imposibilidad de hacer nada más que escuchar y de no ser tú quien controle la velocidad de lectura.
Audiolibros
A caballo entre un sintetizador de voz y una buena lectura, escuchar cómo otra persona lee una historia puede ser la vía de escape más usada en los últimos tiempos. A fin de cuentas, un .MP3 es fácil de almacenar en cualquier dispositivo. Y si el libro es conocido es muy posible encontrar su audiolibro libre en Youtube.
Pero sigue teniendo los problemas de requerir una alta concentración y que, si no nos gusta la voz, no podremos cambiarla. La voz es la que es.
Métodos alternativos
En esta web ya se ha hablado de uno de ellos, el BraiBook, que por desgracia aún no está en el mercado. Parece que los prototipos, en estos días, son mucho mayores que los dispositivos en el mercado, que resultan escasos.
El BraiBook permite usar un medio táctil para leer, pero también están en marcha proyectos como el FingerReader, un lector auditivo que, si bien aún se escucha bastante mal, poco a poco irá ganando en capacidad de computación para escucharlo de forma fluida.
FingerReader – Wearable Text-Reading Device from Fluid Interfaces on Vimeo.
Una adaptación del dispositivo Blind Maps puede convertirse en un lector similar al BraiBook:
Blind Maps: Concept for a Braille Interface – Navigation System for the iPhone from markus schmeiduch on Vimeo.
Lo que está claro es que la lectura, en principio basada en la visión, se adaptó ya hace tiempo al sentido del tacto y al oído gracias a la tecnología. Pero, ¿podemos readaptarla a algún otro sentido? ¿Podríamos, por ejemplo, leer con la lengua o con el olfato?
Dejo aquí, para la reflexión, un vídeo de David Eagleman que, sin duda, nos hará preguntarnos cómo leeremos en el futuro. O, en definitiva, cómo interactuaremos con cualquier objeto en el futuro.
(NOTA: si quieres subtítulos, puedes ver el vídeo aquí.)
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