Ministra de justicia Raluca Pruna

Ministra de justicia Raluca Pruna

   En 2006 Rumanía aprobó una ley que permitía a los presos reducir sus penas a cambio de escribir libros, ya fueran literarios o científicos. Perdonar treinta días de condena por cada libro escrito en principio parecía una buena idea para sacar algo productivo y aprovechable de la situación de confinamiento de sus presos. Sin embargo, lo que empezó con la mejor de las intenciones con el paso de los años ha demostrado ser una medida inviable. Según las cifras ofrecidas por la administración penitenciaria rumana, el número de libros publicados por los detenidos entre 2007 y 2010 fue de uno por año, pero en 2014 la cifra se elevó a 90 libros publicados, y en 2015 pasó a la desorbitada cantidad de 340 libros.

   A la vista de estos datos, la ministra de justicia Raluca Pruna ha propuesto la derogación de la ley por decreto de emergencia, argumentando que la medida se les ha ido de las manos, como informa el diario BBC. La fiscalía anticorrupción están investigando si los presos tenían la ayuda de escritores fantasma. No sabe que no tenían acceso a Internet ni a otros libros, pero se han registrado situaciones tan curiosas como que un preso acabe de escribir un libro de 212 páginas en siete horas.

   Aunque la medida parecía muy prometedora ‒al fin y al cabo muchos grandes escritores pasaron por prisiones‒, es muy probable que la mayor parte de los lectores le agradezcamos al gobierno que le haya puesto fin. Creo que el mercado del libro ya está bastante saturado de libros sin interés, hechos a la carrera y por compromiso.

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