La censura literaria ha existido desde los orígenes de la propia literatura hasta la actualidad. Que se prohíba una obra literaria es siempre una catástrofe porque supone una limitación de la libertad de expresión, pero este desastre es especialmente absurdo cuando el libro que se pretende suprimir pertenece a la literatura infantil o juvenil. Ha pasado con clásicos como Alicia en el país de las maravillas, El principito o Charlie y la fábrica de chocolate o con libros más modernos como Harry Potter o Puente hacia Terabithia de Katherine Paterson. Lo que demuestra que más que en el libro la suciedad está en los ojos que lo leen. El último descabellado capítulo de esta historia de sinsentidos lo ha protagonizado el cuento infantil «Blancanieves y los siete enanitos».
Puede parecer una broma pero una escuela privada española ubicada en Catar, la SEK International School, recientemente ha tomado la decisión de retirar de su biblioteca este cuento porque un padre de familia consideró que el libro, en la edición de Penguin, no era pertinente para los niños porque contenía ilustraciones indecentes que eran claras «insinuaciones sexuales», según indicó el diario Doha News. Ante esta denuncia el centro actuó de inmediato retirando el ejemplar, pidiendo disculpas y asegurando que no se volverán a producir incidentes de este tipo.
Después de disculparse, Vivian Arif, directora del centro, aclaró que la escuela abrió sus puertas hace poco más de dos años, y que cuenta con procedimientos para asegurar el cumplimiento de las leyes, tradiciones y la ética de la comunidad de Catar. Pero parece que las disculpas no son suficientes para todos y hay quien está pidiendo que se investigue quiénes han sido los responsables de este suceso.
No se ha especificado cuáles eran esas imágenes ofensivas para la moral pública. La edición de Penguin es una versión abreviada del cuento clásico con ilustraciones de Disney. En la cubierta se ve a Blancanieves, sonriente, en los brazos del príncipe. Hay que recordar que las demostraciones públicas de afecto como besos y abrazos con miembros del sexo opuesto se consideran culturalmente inapropiadas en el país. Existe además un reglamento muy claro en cuanto a sus directrices que detalla qué libros y qué materiales de aprendizaje están permitidos y se consideran culturalmente apropiados. Todos los ejemplares que se venden en las librerías del país están sometidos a un control por parte del gobierno para asegurarse de que no haya conflictos.
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