Elegy for a dead world

Elegy for a dead world

   Aunque pueda sonar asombroso, lo cierto es que determinado tipo de videojuegos pueden considerarse literatura ‒y no hablo necesariamente de aquellos que están basados en novelas‒. En algunos casos ambos mundos pueden llegar a estar más relacionados de lo que cabría pensar en un principio. Un ejemplo perfecto es Elegy for a dead world, un proyecto experimental indie elaborado por las compañías Dejobaan Games y Pop Cannibal en el que se propone al jugador un viaje a insólitos planetas distantes para que cree historias sobre los seres que alguna vez pudieron habitarlos. Algo así como una especie de Crónicas marcianas interactiva.

Uno de los paisajes crepusculares

Uno de los paisajes crepusculares

   Jugar a Elegy for a dead world es una experiencia muy particular. Casi se podría poner en duda que sea un videojuego. A diferencia de lo que viene siendo habitual en los juegos, no se salta, ni se corre, ni se lucha, ni se muere. En cambio, el jugador recorre y explora tres planetas, plagados de ruinas y de símbolos, diseñados e inspirados en la lírica de Lord Byron, de Percy Shelley y de John Keats, para a continuación desarrollar su imaginación poniendo por escrito su experiencia. Para ello, si el jugador lo desea puede activar un panel en el que aparecen inicios de oraciones que le darán pie a escribir su propia obra, distinta por completo a la de cualquier otro jugador. Hay tanta libertad como la que se tiene ante una página en blanco: un jugador puede pasarse más de una hora explorando cualquiera de esos mundos o hacerlo en poco más de diez minuto si es que no se detiene a investigar ni a escribir.

Otro paisaje

Otro paisaje

   En un juego donde la poesía tiene tanto protagonismo la estética no podía sino ser un punto fuerte. Sus crepusculares paisajes, diseñados por Luigi Guatieri, beben también directamente de fuentes románticas, en concreto del pintor Joseph Turner. Unos escenarios alegóricos que invitan a la meditación y dan pie a desarrollar la creatividad.

   Pero al igual que la poesía, Elegy for a dead world puede ser al mismo tiempo una experiencia íntima y colectiva. Una vez escrita la historia, el jugador tiene la posibilidad de compartirla en una comunidad y conocer y comentar las diferentes interpretaciones que el resto de jugadores han hecho de esos mundos. De esta forma, Elegy for a dead world demuestra que dentro del concepto de videojuego caben muchas definiciones distintas y que la tecnología puede ser un aliado más que considerable a la hora de desarrollar una obra de arte en general, o una literaria en concreto.

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