Hace unas semanas hablaba sobre Blinkist, una aplicación que te permite acceder a miles de resúmenes de libros para que puedas saber de qué van en pocos minutos y hablar de ellos como si los hubieras leído aunque no lo hayas hecho ‒ni lo vayas a hacer‒. En su línea de poner la productividad por encima del disfrute lector, esta página ha compartido varios consejos, pensados sobre todo para libros de no ficción, que permiten aumentar la velocidad lectora y la capacidad para retener información. Unos consejos que comparto porque, a pesar de no compartir la filosofía de la aplicación, creo que pueden tener su utilidad a la hora de leer.
1. Busca una perspectiva personal
Para que el aprendizaje sea más significativo, según el psicólogo constructivista norteamericano David Ausubel, es necesario que el lector relacione la información nueva con la que ya posee, reajustando y reconstruyendo ambas informaciones en este proceso. Si alguien lee que se ha producido un incendio en un bosque en China o en un campo cerca de la casa de su infancia con toda seguridad recordará la segunda información antes que la primera. Esto es así porque la información relevante evoca emociones, y los nuevos conocimientos se recuerdan mejor cuando están unidos a algo próximo o familiar. Es por eso que al leer algo es conveniente preguntarse antes qué es lo que se quiere aprender de ese libro o cómo puede mejorar nuestra vida.
2. Hazte una idea general del libro antes de empezar a leerlo
Dice la neurocientífica Leslie Hart que, contrariamente a lo que muchos educadores creen, presentar la información fragmentada no facilita el aprendizaje o, al menos, no lo facilita tanto como si se ofrece primero un esquema básico de todo el conjunto. Una vez que se tiene esa idea general del conjunto el cerebro va colocando cada una de las piezas en su sitio. Por eso, para retener mejor la información, es conveniente antes de empezar a leer averiguar de qué trata el libro o incluso echarle un vistazo a alguna reseña o resumen. Una recomendación que, como es natural, está enfocada sobre todo a los libros de no ficción.
3. Fomenta tu curiosidad
Cuando sentimos curiosidad nuestro cerebro libera una sustancia química llamada dopamina que produce una sensación tan gratificante como cuando tomamos algo dulce o conseguimos dinero, lo que mejora el aprendizaje. Charan Raganath, psicólogo en la Universidad de California en Davis, llevó a cabo un estudio en el que se demostraba que cuando los participantes sentían curiosidad se activaban partes del cerebro encargadas de regular el placer y la recompensa. Además, se comprobó que cuanto mayor era la curiosidad más aumentaba la actividad del hipocampo y por tanto la capacidad para crear recuerdos. Así, si el libro que vas a leer te ha generado una buena dosis de curiosidad, es más probable que además de disfrutarlo más lo recuerdes mejor en el futuro.
4. Crea tu propia estructura
Está demostrado que el uso de herramientas para organizar la información, como los mapas mentales, ayudan en el aprendizaje y en la retención de datos, no solo porque tengan un enfoque primordialmente visual sino porque plasman la manera en la que el lector le ha dado relevancia a una información. Es cierto que los libros ya traen una estructura prefijada, hecha por su autor o su editor, pero el lector puede reestructurar esa información para darle un significado más personal. Para hacerlo es importante ver qué estructura tiene el libro, identificar sus puntos clave y preguntarse si sería más conveniente que siguiera otra estructura.
5. Anota los conceptos clave
En La ciencia del aprendizaje exitoso los psicólogos Henry L. Roediger y Mark A. McDaniel advierten que ni el simple subrayado o destacado de palabras sueltas ni la escritura de frases palabra por palabra son técnicas eficaces para retener la información. La clave está en una mezcla de algunos de los consejos anteriores: anotar ideas con tus propias palabras, conectarlas con el conocimiento que ya se tiene y contextualizarlo todo en una estructura propia. El resultado final es un resumen del libro hecho con tus propias palabras.
6. Revisa las notas
Si una información no se recuerda y se revisada alguna vez acaba desapareciendo. Por el contrario, si se quiere recordar algo hay que revisarlo. Según el neurocientífico Eric Jensen lo recomendable es revisar la información diez minutos después de su aprendizaje, de nuevo 48 horas más tarde y una vez más siete días después. A medida que se relea el resumen elaborado en el punto anterior hay que intentar recordar otros detalles relacionados con el libro. Con cada relectura de esas notas el contenido del libro quedará cada vez más grabado en nuestro cerebro.
7. Comparte lo que lees
Contar algo que se ha aprendido con tus propias palabras a otras personas refuerza ese aprendizaje. La mejor forma de aprender es enseñando.
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