Hasta ahora han desfilado por esta sección de La piedra de Sísifo algunas de las figuras famosas a las que creo que más se le va la olla (los lectores habituales ya sabéis de quiénes hablo: Shia LaBeouf, Bill Murray, Andy Serkis, o Dave Ghrol…), pero para el nuevo candidato de hoy he decidido escoger a Sacha Baron Cohen, el cual me atrevería a decir que quizás sea el más irreverente y sórdido de los que suman la lista. ¿Sabéis de quién hablo? Sí, imagino que sí. Sacha no pasa desapercibido. Actor, humorista, y escritor británico que hace bien poco estrenó su nueva y descarada película, Agente contrainteligente. No obstante, Sacha no es que haya alcanzado la fama por esta última cinta, todo lo contrario, lleva años provocando risas, polémicas y enfados por todo el mundo. Contar aquí todas sus locuras me llevaría demasiado y tampoco quiero aburriros, pero nunca está de más repasar sus mejores idas de olla porque, ya os lo advierto, si no lo conocéis, vais a alucinar. ¿Listos?
Sacha Baron Cohen es en realidad un tipo muy inteligente. Es innegable que tiene un humor que roza los límites de lo aceptable y siempre va en contra de lo políticamente correcto, pero eso no lo hace un idiota sin cabeza (de hecho, estudió en Cambridge y es licenciado en Historia). Si fuese un descerebrado, no habría llegado hasta donde ha llegado. Su carrera pegó el salto a principios de este siglo cuando creó a tres de sus personajes más famosos: Ali G (un rapero), Borat (un periodista de Kazajistán), y Brüno (un reportero de moda gay austríaco). Los creó precisamente para Da Ali G Show, serie que él mismo protagonizaba interpretando a sus personajes y entrevistando a figuras famosas con preguntas incómodas y controvertidas. Tuvo tal éxito que también se hizo una versión estadounidense del programa y hasta la Reina Madre de Inglaterra dijo que le encantaba el show. Gracias a esta fama, Sacha pudo protagonizar una película para cada uno de sus personajes, las recordadas Ali G anda suelto, Borat: lecciones culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán y Brüno. Años más tarde también crearía a Haffaz Aladeen un dictador misógino e infantil para su película El Dictador.
Bien, hasta ahora pocas idas de olla, ¿verdad? No os vayáis, que ya llegan. Muchas de las locuras de Sacha las encontramos, precisamente, en las películas mencionadas anteriormente. Sobre todo porque el actor inglés juega mucho con el falso documental y sus cintas tienen grandes dosis de esto. Borat y Brüno son películas en su gran mayoría con falso documental. Esto quiere decir que hay muchas cosas que suceden en esas pelis que ocurrieron de verdad, con Sacha totalmente implicado en su personaje haciéndoles creer a todo el mundo que existía de verdad y no era ficción. Brüno es una de sus pelis más controvertidas, no todo el mundo la soporta (aunque yo me parto de risa con ella). Por ejemplo, con este personaje se coló de verdad en el desfile de Ágatha Ruiz de la Prada de Milán en 2008. Los de seguridad tuvieron que apagar las luces para sacarlo de allí. Otra cosa que hace Brüno en la cinta es adoptar un niño afroamericano porque opina que eso lo hará más famoso aún. Lo loco llega cuando visita un programa real lleno de público afroamericano y afirma que consiguió al niño cambiándolo por un iPod y muestra fotografías del pequeño en situaciones muy poco éticas. La gente se vuelve loca y lo insulta. En escena entra finalmente una falsa encargada de los derechos del menor y se llevan al niño mientras Brüno llora y se pelea con los de seguridad.
También en esa misma peli Brüno acude a un hombre que dice poder sanar la homosexualidad en los varones, pues admite que es una enfermedad curable. Brüno se cachondea de él diciéndole cosas muy obscenas y subidas de tono y vemos como el señor intenta mantener la compostura (todo esto real, pues el único que actuaba era Sacha). La mayor locura que hizo con este personaje quizá fuese cuando se presentó en un espectáculo de wrestling (lucha libre) lleno de sureños borrachos haciéndose pasar por un tal Straight Dave, un macho hetero que odia a los gays. No obstante, durante el combate, el Brüno que lleva dentro no puede resistirse y de pronto deja de pelear con su oponente y ambos empiezan a sobarse y besarse. Muchos de los asistentes del público salen del recinto y otros tantos se quedan para tirar de todo dentro del escenario (incluidas sillas), por lo que los productores de la película tuvieron que sacar inmediatamente de allí a los dos actores por su propio bien.
Con Ali G, Sacha trabajó un tipo de humor más satírico y no tan salvaje. Son muy recordadas sus entrevistas incómodas en las que los famosos no sabían que estaban ante un actor. En Da Ali G Show entrevistó a Neil Hamilton, un político miembro del Parlamento británico, y le ofreció fumar marihuana. Lo gracioso del asunto es que el hombre accedió y se fumó un porro en el programa. También se burló de Donald Trump y le preguntó acerca de un invento absurdo para comer helado, el hombre se levantó y se fue al darse cuenta de que le estaban tomando el pelo.
Sacha aún mantiene fresco el personaje de Ali G, uno de los más queridos por su público, y lo demuestra de cuando en cuando. Como lo que ocurrió en los últimos premios Oscar de Hollywood, en los que salió caracterizado del rapero a presentar nominaciones junto a Olivia Wilde. Esto, sin embargo, no estaba planificado y Sacha confirmó después que se escabulló minutos antes en un baño para que su mujer lo maquillase como Ali G. Cuando salió dirección al escenario se cruzó con Chris Rock, el presentador de la gala, y este le dio el visto bueno para seguir con ello. Resultado: un hilarante recuerdo de la gala (aunque incómodo para la pobre Olivia).
Y no fue esa la única vez que la lió en los Oscars. En 2012, caracterizado del personaje del dictador, Sacha acudió a la cita con una urna en la que decía llevar las supuestas cenizas del recientemente fallecido Kin Jong-il (antiguo líder supremo de Corea del Norte). Durante la alfombra roja, el presentador Ryan Seacrest acabó manchado por las cenizas cuando Sacha se las arrojó por encima del traje «accidentalmente».
Con su personaje de Borat tampoco se queda atrás. Desde su acoso público a Pamela Anderson (que se puede ver en la propia película, en la que intenta secuestrarla metiéndola dentro de una «bolsa de matrimonio tradicional»), su famoso bañador de playa verde fosforito de una sola pieza, hasta correr desnudo por un hotel persiguiendo a su rollizo compañero. Durante el estreno de esta película en Reino Unido, Sacha llegó interpretando al personaje montado en un carro junto a una mula, que era tirado por un grupo de mujeres de Kazajistán. Al llegar a la cita dijo: «Buenas noches, caballeros y prostitutas. Después de esto, estaré en un hotel en Kings Cross. Estaremos bebiendo, luchando sin ropa y lanzando perros por la ventana».
Todo esto ha hecho que Sacha gane popularidad tanto buena como mala. Desde gente que ama su histriónico humor, hasta gente que lo odia y aborrece. Por nada se ha ganado una denuncia del Centro Europeo para el Estudio del Antiziganismo de Hamburgo, u otras múltiples denuncias por parte de personas reales que aparecen en sus películas y se sienten ofendidas. Y a pesar de eso no todo es locura en su vida, porque también ha demostrado sus otras dotes actorales participando en películas como Sweeney Todd, Madagascar (dando voz al Rey Jullien), La invención de Hugo, Los miserables, o Alicia a través del espejo. No obstante, a mí me fascina su faceta más descarada y creo que es admirable lo que hace (no todos los días se ven locuras tan divertidas como las suyas). Y es que en fin, qué más se puede decir de un hombre que tiene el coraje de visitar a Ayman Abu Aita, un líder del grupo terrorista de Brigadas de Al-Aqsa Martyrs, interpretando a Brüno e insinuar que «el rey Osama» parece un mago sucio o una especie de Santa Claus sin hogar… Yo sigo sin entender cómo Sacha salió vivo de aquel lugar, supongo que la presencia de las cámaras lo salvaron.
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