Acaba de llegar a nuestras pantallas La última apuesta, una road movie protagonizada por Ryan Reynolds, el actor que estuvo encerrado en un ataúd en Buried, y Ben Mendelsohn, actor australiano que viene del mundo de la televisión y al que podremos ver en la próxima entrega de la saga de Star Wars Rogue One: A Star Wars Story. La última apuesta es la última oportunidad para sus protagonistas de salir del agujero en el que se encuentran y, por ello, comienzan un viaje en búsqueda de su ‘dorado’ particular que se encuentra en Nueva Orleans en forma de torneo de póker. Reynolds da vida a un jugador de Hold’em, el juego de póker más popular del mundo, que se une a Mendelsohn en el papel del eterno perdedor de los casinos que está en absoluta banca rota.
Cuando se estrena una de esas películas en las que la historia se desarrolla a lo largo de un gran viaje, nos acordamos de un género cinematográfico que no envejece y que sus orígenes se sitúan en Bonnie & Clyde (1967) y Easy Rider (1969). Aunque en las road movies podemos encontrar muchos subgéneros y temáticas, todas ellas tienen un punto en común: la unión de un grupo de héroes que emprenden un viaje en busca de algo y que se sienten atraídos por la libertad que le ofrece la carretera a diferencia de la vida monótona de la ciudad. Si a esto le unimos que el viaje que emprenden los protagonistas les lleva no solo a un lugar físico, sino a un nuevo estado ya sea espiritual, social o intelectual, ya tenemos los rasgos que definen a este género tan típicamente americano.
Esta es la selección de aquellas road movies que se quedan irremediablemente en la memoria del espectador por tener algo que las hace únicas.
Easy Rider (Denis Hopper), 1969
Considerado como uno de los principios del género, Easy Rider es una pareja de vaqueros, solo que cambian el caballo por las motos, que emprenden un viaje desde Los Ángeles hasta Nueva Orleans para recorrer el país. Esta película se convirtió en leyenda para la generación de jóvenes estadounidenses de los 60 por tener muchos rasgos de la época como los hippies, la revisión del género del western, o la cultura beat. La búsqueda de libertad, la banda sonora y la interpretación magistral de Jack Nicholson hacen de Easy Rider una película difícil de olvidar.
La huida (Sam Peckinpah), 1972
Llegamos a los años 70 y rescatamos una de las películas más importantes de la carrera de Peckinpah. La huida es la historia de malos y menos malos basado en un relato de Jim Thomson, autor de, entre otros, Senderos de Gloria y Atraco Perfecto. El film consiguió reunir a dos guapos de la gran pantalla de la época, Steve McQueen y Ali MacGraw, con los rasgos más característicos del cine de Peckinpah: perdedores que buscan una última oportunidad, la catarsis emocional por medio de la violencia y la traición como eje que empuja todo el argumento. La huida se convirtió en el film más taquillero del director y a partir del cual se le consideró un director rentable. Años más tarde, otros dos guapos del cine, Alec Baldwin y Kim Basinger realizaron un remake que no consiguió estar a la altura del primero.
Mad Max (George Miller), 1979
Mad Max es un ejemplo de road movie, género típicamente americano, que viene directo del desierto de Australia. Imprescindible en la cultura de los amantes de los films de carretera por distópica, salvaje y arriesgada, y por marcar el principio de toda una saga que empezó con Mel Gibson y que, por el momento, ha terminado con Charlize Theron y Tom Hardy. Con toques de spaghetti western, esta película de culto se rodó con 350.000 dólares y recaudó, a cambio, 100.000.000 dólares. El desierto australiano actúa como decorado de una acción protagonizada por la búsqueda de gasolina y por el intento por sobrevivir.
París Texas (Wim Wenders), 1984
En los años 80, fue el alemán Wim Wenders el que mejor reflejó los escenarios de la América profunda, con carreteras infinitas, moteles de mala muerte y estaciones de servicio aisladas de la civilización. Paris Texas es, simplemente, un viaje por las segundas oportunidades que te ofrece la vida. Con una música hipnótica y una sincera emocionante escena del peep show, Paris Texas merece un lugar entre las mejores películas del género.
Thelma y Louise (Ridley Scott), 1991
Esta película está en la memoria de todos por un final tan apoteósico, como bello y dramático. Thelma y Louise es una road movie donde los héroes son dos mujeres que quieres salir de sus aburridas vidas pasando un fin de semana de diversión por las carreteras de la ruta 66. Película de culto, es imprescindible por su carácter feminista, la incansable búsqueda de la independencia y por ser la primera aparición de Brad Pitt en Hollywood con su interpretación de autoestopista sexy.
Una historia verdadera (David Lynch) 1999
A las puertas del siglo XXI, David Lynch sorprendió a todos los espectadores demostrando que también puede hacer películas sencillas y brillantes, de esas que se quedan atrapadas en la memoria. El argumento es tan sencillo como extraordinario: Un anciano de 73 años viaja en su segadora para ir a visitar a su hermano que hace 10 años que no ve. Con esta historia, el ritmo frenético se desacelera unas cuantas revoluciones para reflexionar sobre lo que a cada uno le ha tocado vivir. Preciosa historia no apta para aquellos que busquen el universo Lynchiano en ella.
Into the Wild (Sean Penn) 2007
Ya dentro del siglo XXI, fue sorprendente encontrarse con esta película que salió de las manos del actor Sean Penn y con la que consiguió impresionarnos plasmando la naturaleza salvaje que hay camino a Alaska. Esta película sigue la estela de Una historia verdadera de Lynch porque el protagonista vive la que parece que será su última aventura y en donde lo más importante es disfrutar del camino. Los paisajes impresionantes junto a la insuperable interpretación de un casi desconocido Emile Hirsch han hecho que Into the Wild sea una de las mejores road movies del siglo XXI.
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