
Cómo leer 100 libros en un año
Por más que leamos, somos muchos los lectores que sentimos que nunca es suficiente. Tal vez no sea suficiente de verdad, porque con el ajetreo diario realmente dediquemos poco tiempo a la lectura, pero incluso aunque seamos lectores voraces a menudo sentimos que no es suficiente porque hay mucho por leer y ‒creo que por suerte‒ la pila de libros pendientes siempre superará con creces a la de los leídos. Existe una infinidad de trucos para intentar incrementar la lista de los libros leídos. Lo más habitual es tratar de aumentar la velocidad de lectura. Si leemos más rápido tendremos tiempo para leer más. Existen numerosas aplicaciones para conseguirlo y técnicas que permiten alcanzar velocidades de locura, de hasta 25.000 palabras por minuto. Otros métodos se basan más en cálculos de lectura. Algo así como la dieta de los puntos. Un ejemplo es la regla del 10% de Sam Thomas Davies, que simplemente consiste en comprometerse a leer un 10% de un libro cada día.
El escritor Darius Foroux pertenece al grupo de los lectores perezosos, como confiesa él mismo en un artículo de su blog. Admite que revisando su página de Goodreads descubrió que en 2014 había leído tan solo cinco libros, lo cual es ciertamente no es mucho porque equivale, haciendo una media, a menos de un libro cada dos meses. De hecho, desde que terminó la carrera en 2011 cada vez leía menos libros al año precisamente por esa progresiva sobrecarga de obligaciones y responsabilidades que hace que la lectura pase a un segundo plano. Para solucionar esta situación Foroux se propuso leer como mínimo cien libros al año, y para conseguirlo puso en marcha cinco estrategias que comparte en su blog. Todavía estamos lejos de los 365 libros que Conner Habib lee al año, pero algo es algo.
1. Compra libros en grandes cantidades
Comprar grandes cantidades de libros no implica solo una gran inversión de dinero sino también de tiempo. No es suficiente con comprarlos y no leerlos. Porque gastar dinero en libros solo es una pérdida de dinero si no se leen. De lo contrario, el gasto está más que justificado. Por lo demás, es de lógica: si se quiere leer más, hay que comprar más libros. Rodearse de libros es el estímulo perfecto para leer más porque nos da más opciones para elegir nuestra próxima lectura. Foroux recomienda además no pensar demasiado qué es lo próximo que vamos a leer.
2. Permanece siempre leyendo
Establece un horario de lecturas y comprométete contigo mismo para cumplirlo. Foroux dice que lee como mínimo una hora cada día de lunes a viernes y más de una hora los fines de semana y festivos. Conseguirlo no es ningún milagro ni tiene misterio. Simplemente hay que encontrar la manera de ajustar la lectura a los horarios personales de cada uno, sin caer en las típicas excusas de que se está demasiado cansado u ocupado. Cualquier situación es buena para leer: mientras se hace algún trayecto en el tren, en la sala de espera del médico, cuando se come o, incluso, mientras se trabaja. Y si en ninguno de esos momentos es posible tal vez se pueda leer durante el tiempo que todo el mundo usa para redes sociales.
Si se sigue este ritmo Foroux garantiza que no solo se leerán cien libros al año sino incluso más. Es una cuestión de matemáticas: la mayoría de la gente lee unas 50 páginas a la hora; si se leen diez horas a la semana son 26.000 páginas al año; si un libro tiene de promedio unas 250 páginas a ese ritmo se podrían llegar a leer 104 libros en un año. Con esa cantidad de libros incluso puedes tomarte dos semanas de descanso lector, sin tocar un solo libro, y acabarás leyendo cien libros en un año.
3. Leer solo libros relevantes para ti
No todos los libros son para todo el mundo. Que un libro sea un clásico o un éxito de ventas, que la crítica o el público, o ambos, piensen que es increíble no significa necesariamente que te tenga que gustar. O tal vez no sea el momento más adecuado para leerlo. Como recoge Pennac en su decálogo lector, no hay que tener miedo a abandonar un libro si es que no nos acaba de gustar o no tiene ningún significado para nosotros.
Por el contrario, lee libros que te entusiasmen, con los que te puedas sentir identificado. Tal vez lo tengas más fácil si eliges libros que estén relacionados con tu profesión o con tus aficiones o que traten sobre alguien a quien admiras. No hay que desesperar: siempre hay un libro escrito para ti.
4. Leer varios libros a la vez
Leer es una actividad que no entiende de reglas. Cada uno puede hacerlo como quiera. Foroux, por ejemplo, suele leer cinco libros al mismo tiempo. Por la mañana lee 50 páginas de un libro y por la tarde cambia a otro. Pero también los hay, entre los cuales me incluyo, que prefieren empezar un único libro y no comenzar otro nuevo hasta que han acabado el primero. Lo que sí es cierto es que si estás leyendo algo muy complicado puede hacerte la lectura más ágil leer algo más sencillo por las noches e ir alternando. Antes de ir a dormir no es muy recomendable hacer lecturas profundas, de esas que te obligan a estar tomando constantemente notas. Para esos momentos es más recomendable la ficción ligera.
5. Retén el conocimiento de los libros
Cada lector tendrá que decidir también sobre el sistema que puede serle más útil para retener información. Foroux dice que escribe notas a bolígrafo en los márgenes de la página y que resalta partes del texto subrayándolas. Yo, que no soy muy de escribir en los libros, leo siempre con un cuaderno al lado para ir tomando notas. Si la lectura es digital es todavía más fácil resaltar partes del texto con el dedo y añadir anotaciones. Otra opción es añadir Post-its al libro o incluso doblar las esquinas de las páginas.
Una vez terminado el libro conviene releer las notas para comprobar qué nos ha llamado más la atención y qué conclusiones sacamos de la lectura. Personalmente me resulta muy útil escribir una reseña del libro para clarificar y darle forma a mis ideas. Leer, sobre todo a este nivel de exigencia, es una actividad que implica una gran cantidad de tiempo y es conveniente que obtengamos algún beneficio. Si vamos a cerrar el libro después de haberlo acabado y vamos a estar igual que al principio es mejor que ni lo empecemos.
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