Veía hace unos días la televisión y me sorprendí bastante de un dato que dijeron. Por lo visto, gran parte de la gente que lee lo hace fuera de casa, en parques o cafés. Algo que para mí sería una locura, ya que yo necesito música en mis oídos que palie el ruido, ¡incluso en mi casa! No digamos ya en un parque con el ruido ambiental o en una cafetería llena de gente hablando.

y tú donde lees

   Hace unos meses proponíamos un artículo sobre los lugares más silenciosos del mundo para leer, pero quizá yo estaba equivocado y para leer hace falta ruido y movimiento.

Leer en una cafetería

   Como he dicho, para mí algo inconcebible. El ruido del café a presión sobre las tazas, las idas y venidas de los camareros. La entrada y salida de las personas a mi alrededor, sus conversaciones. El movimiento. Digamos que soy una persona que se distrae con facilidad, al más mínimo sonido. Incluso a veces sin que medie algo catalogable como distracción.

un-libro-y-un-cafe

   Sin embargo sí que he visto en ocasiones a otros seres humanos llegar a la cafetería, pedir algo para tomar, buscar cualquier asiento disponible y abrir un libro, ¡sin usar auriculares! Para mí, poco menos que super-humanos.

Leer en el parque

   Aquí las distracciones están menos condensadas en un espacio, pero siguen existiendo. Desde los peques que juegan a la pelota (que me van a dar, que lo sé, que en cuanto me ponga a leer me dan un balonazo…) al viento que levanta un poquito la hoja que trato de leer y hace cabecear las letras sobre la visual.

leer en un parque

   Pero leer en el parque, ya sea en el césped o en un banco, tiene sus ventajas. Te encuentras al aire libre, puedes elegir un lugar más o menos tranquilo, y disfrutar de la naturaleza. Lo cierto es que pocos lugares hay más en calma que un parque al sol de primavera (en horario escolar, con los niños atrapados dentro de clase).

Leer en la cama o en el sofá

   Para muchos, la opción preferida es esta. Bien por hábito o porque al acabar el día caemos rendidos en nuestros mullidos sofás. En ellos podemos disfrutar de la lectura con la tranquilidad (o no) que dan las sábanas a la espera de que se nos caiga el libro de las manos con la última cabezada.

leer en la cama

   Pocos lugares hay más placenteros para disfrutar de un buen libro que con cojines rodeándonos y amoldándose a nuestro cuerpo, hechos un ovillo bajo la manta. Y es el lugar ideal para hacer de trampolín entre la última línea del texto y nuestros sueños.

Leer en una silla de oficina

   Sí, señores y señoras, yo leo en una silla de oficina. No podía ser que mencionase dónde leen los demás sin decir dónde leo yo y aportar mi granito de estupidez al mundo. Y es que desde hace mucho tiempo ni café ni cama ni parque, leo sentado en una silla de oficina como la de la foto, poco acolchada y sin brazos amplios, con los codos sobre la mesa.

silla torkel

   Quizá es debido a las muchas horas de oficina o a las más todavía horas de estudio que mi cuerpo se acabó por acostumbrar a devorar los libros sentado con las piernas cruzadas a lo indio y el libro en vilo sobre la mesa. En fin, llamadme raro. para ello podéis hacer uso de la cajita de abajo, donde se me puede criticar (de manera constructiva, claro claro…) todo lo que se desee.

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