Harry Potter

Harry Potter

   Ocurre en ocasiones que mucho tiempo después de haber leído un libro lo olvidamos por completo, como si nunca lo hubiéramos terminado. Otras veces se tienen recuerdos vagos, sensaciones imprecisas ‒tal vez sentimientos de nostalgia, de intriga o de asombro‒, no necesariamente sobre el libro en sí sino también sobre las circunstancias que rodearon a su lectura y que hacen que la imagen que tenga cada lector de un libro sea absolutamente subjetiva y personal. Y puede pasar, acaso, que recordemos momentos puntuales o detalles poco importantes, este personaje secundario o aquel episodio trivial, que podrían eliminarse de la trama sin que esta se viera alterada, pero que por los motivos que sean a nosotros nos han llamado poderosamente la atención. También es muy frecuente que las dos últimas posibilidades se combinen y que los libros que leemos persistan en nosotros durante años como determinados recuerdos que a menudo no se corresponden ni siquiera con el libro.

Lisa Swerling, fotografiada por Rachel Weill

Lisa Swerling, fotografiada por Rachel Weill

   Esta última casuística es la situación que la artista Lisa Swerling ha querido reflejar con sus dioramas. Dentro de su conjunto de dioramas, llamados Glass Cathedrals, Swerling dedica un serie a los que están inspirados a la literatura. Con ellos la artista pretende recrear recuerdos y sentimientos que le llegan a través de determinadas escenas, no pasajes directos reproducidos al pie de la letra. Sus dioramas se plantean en forma de recuerdos, de interpretaciones personales de esos libros, tal vez no plenamente idénticos al texto original, pero llenos de magia y de significado íntimo.

   En una entrevista a Chronicle Books Swerling confiesa que muchos de los dioramas están hechos a partir de libros que leyó hace bastante tiempo y de los que solo recuerda una o dos escenas, pero tan poderosas que le han llevado a recrearlas en forma de micromundo. No hace falta más. Por supuesto, no recurre al texto original. Lo importante es representar la esencia del libro solo con ese recuerdo, sin necesidad de entrar en más detalles.

   De La insoportable levedad del ser, por ejemplo, el recuerdo que ha tenido Swerling durante 25 años es el momento en que Tomás y Teresa están bailando en la barra de un oscuro bar checoslovaco, el estado de ánimo que le transmitió eso, la luz y la ternura de la escena, no tanto por la pérdida de los personajes sino por la certeza de que cualquier noche en nuestras vidas puedes ser la última y nunca lo sabremos. El diorama de Harry Potter, en cambio, fue mucho más difícil de hacer, puesto que no recordaba una sola escena capaz de aprisionar la esencia de toda la saga de libros. Y es que no difícil en estos dioramas literarios no es tanto su puesta en escena como su preparación, la organización de ideas, de personajes, de narración, todo para encajar el corazón de un libro a la perfección en una pequeña cajita.

Diorama entre libros

Diorama entre libros

   Dice Swerling que uno de sus próximos proyectos es elaborar el diorama de La tormenta perfecta de Sebastien Junger. Crear en tres dimensiones una escena llena de dramatismo con un mar agitado a punto de tragarse un pequeño bote es todo un reto. Por nuestra parte estamos deseando ver el resultado de este o de cualquier otro diorama que se proponga esta artista de las miniaturas.

Comentarios

comentarios