Además de ser un irreverente periodista y el azote de personajillos como Hermann Tertsch, Arcadi Espada o Antonio Naranjo, Máximo Pradera ha destacado desde su juventud por sus vínculos con la música clásica, primero como componente del conjunto vocal e instrumental Atrium Musicae y a continuación como divulgador en programas radiofónicos de música clásica y a través de multitud de libros, entre los que figuran ensayos como Este burdel no es una ópera o ¿De qué me suena eso? y novelas de divulgación musical como El violín del diablo, La décima sinfonía y Morir a los 27, publicadas todas ellas bajo el seudónimo de Joseph Gelinek. , es su último titulado, publicado por Malpaso en una edición tan cuidada como las que suele hacer esta editorial.
Antes incluso de abrir el libro, hay toda una serie de elementos que dan pistas sobre lo que nos vamos a encontrar dentro. El título, lleno de ingenio, es una adaptación de la mítica frase de Casablanca, que por cierto no se dijo como todo el mundo la repite sino que fue retocada por Woody Allen en su pieza teatral Play It Again, Sam en la que se basaría la película de 1972 Sueños de un seductor ‒si especifico lo de Allen es porque en el libro hay numerosas referencias a él‒. Tanto el divertido booktrailer protagonizado por el próximo Máximo como la traviesa imagen de la cubierta con un Máximo de nuevo con peluca barroca, caracterizado como Bach, nos dan la clave del tono humorístico y desenfadado del libro, algo que es muy de agradecer en lo que a divulgación de música clásica se refiere, un tema grave que en muchas ocasiones suele enfocarse con un estilo demasiado formal, estirado o incluso soporífero, lo que hace que no sea precisamente atractivo para los no iniciados.
El explícito subtítulo de «Todo lo que necesitas saber de música para ligar» acaba por darnos el resto de información que nos faltaba: estamos ante un tratado sobre el arte de la sección a través de la música clásica. En el prólogo Máximo define su libro como un «breviario informal, a veces casi gamberro, sobre música clásica convertida en instrumento para el postureo social». El autor ofrece claves para encandilar y seducir a una posible pareja en una primera cita hasta dejarla atónita con el caudal de nuestros conocimientos musicales. Garantizado. Así mismo, es un antídoto contra la impostura intelectual que permite descubrir a farsantes ostensos a través de una serie de preguntas engañosas, y contra los pedantes que critican a aquellos a los que les guste una pieza demasiado mainstream.
Con Tócala otra vez, Bach, Máximo Pradera ha encontrado una fórmula tremendamente original para escribir sobre música clásica con un estilo divertido, directo, provocativo y lleno de la afilada ironía a la que nos tiene acostumbrado este autor. Aunque ni el supuesto propósito del libro ni el humor que hace acto de aparición casi en cada página puede hacernos perder de vista que, al fin y al cabo, nos encontramos ante un título divulgativo.
Máximo Pradera sabe combinar a la perfección ambos registros, y además de hacer gala constantemente de un fantástico sentido del humor tiene una capacidad soberbia para transmitir y explicar conceptos en un tono didáctico muy asequible para los profanos en la materia, aunque, todo sea dicho, la abstracción de algunas nociones y el poco espacio que se les dedica ‒no estamos ante un tratado exhaustivo‒ hace que a veces la lectura se vuelva un poco difícil. El hecho de que estos se vayan alternando con anécdotas y curiosidades sobre compositores e intérpretes, así como con referencias a otros tipos de música ‒mención especial a los Beatles‒, a otros ámbitos artísticos, a la cultura popular o a la más absoluta actualidad, todo ello muy bien hilado, hace que en general la lectura del libro sea bastante agradable.
El libro incluye un cd con quince obras, las cuales Máximo Pradera comenta por extenso lo largo de los trece últimos capítulos, para que el lector sepa qué es lo más interesante que se puede saber ‒y decir‒ de una composición cualquiera. Dice Máximo: «El sueño de cualquier posturista de clásica es estar hablando con música de fondo y, en un momento dado, poner cara de éxtasis, interrumpir la charla y decir: “¿Lo reconoces, verdad? Es el adagio del Concierto para clarinete de Mozart. ¡Me trae tantos recuerdos! Lo utilizó Sidney Pollack en Memorias de África”.» Ahora, gracias a Tócala otra vez, Bach y al cd que viene con él, es posible hacer este sueño realidad, siempre y cuando se sigan las indicaciones de Máximo Pradera al pie de la letra. Y, en caso de que falle la estrategia de seducción, al menos habremos echado un buen rato ‒y unas buenas risas‒ y habremos aprendido un poquito más sobre clásica. Palabra de Pradera.
Aquí hay otra visión del asunto
http://www.zendalibros.com/no-la-toques-mas-max/