Las nuevas tecnologías han llegado a los sistemas educativos para quedarse. Gamificación, aprendizaje en línea, libros electrónicos, materiales digitales y recursos TICs en general no solo son cada vez más habituales sino que han demostrado ser una potente herramienta para la enseñanza. Sin embargo, a pesar de todos estos instrumentos muchos estudiantes demuestran tener una comprensión lectora pésima, incluso a nivel universitario. Al mismo tiempo han empezado a aparecer investigaciones para tratar de determinar el impacto de lo digital sobre los alumnos y si el mecanismo de comprensión lectora funciona de la misma manera en una pantalla digital y en papel de toda la vida.
Una de las más interesantes es la de Naomi Baron, directora, profesora e investigadora de la Universidad Americana en Washington D.C. En su investigación Baron compara las formas en que leemos en papel y en pantalla. Para ello, entre 2013 y 2015, recogió datos de 429 estudiantes universitarios procedentes de cinco países ‒EE.UU., Japón, Alemania, Eslovenia y la India‒.
Lo primero que los estudiantes indicaron es que la lectura en papel era más agradable, aludiendo a detalles como el olor del papel, una mayor comodidad para los ojos o una sensación de lectura más real, porque les permitía ver y sentir en qué parte del texto se encontraban más que en el formato digital. De hecho, casi la mitad de los encuestados se quejaron de que la lectura digital acaba provocando fatiga visual, algo que puede ponerse en relación con la caída de ventas de los eBooks en los últimos tiempos. También se señaló que el papel favorecía menos la multitarea, algo más frecuente en la lectura digital ‒en un 67% de los participantes‒. Aunque el hecho de poder realizar otras tareas mientras se lee fue valorado de forma positiva por un gran número de participantes. Otras ventajas de la lectura digital era la posibilidad de encontrar mucha información y de forma muy rápida, la lectura en la oscuridad y el ahorro de papel.
Todavía quedaba por responder la pregunta más importante: ¿se aprende lo mismo leyendo en papel y en digital? Varias investigaciones han tratado de medir el grado de comprensión y aprendizaje invitando a personas a leer en papel y en digital y posteriormente pasándoles unas preguntas. Las conclusiones parecen ser casi unánimes: el grado de comprensión es el mismo en ambos formatos. Digo casi porque en algunos casos se señalaron mejores resultados en la lectura en papel. Pero como señala Baron, el problema de muchos de estos estudios es que caían en el simplismo de pensar que pasar unas preguntas estandarizadas ofrecen una visión exacta de la comprensión más profunda. Es por eso que en algunas investigaciones se han empezado a hacer preguntas más sutiles, que permiten observar que, una vez más, en papel se obtienen mejores resultados.
Según el estudio de Baron, el papel impreso volvía a ganar la batalla. El 92% de los alumnos encuestados afirmaban que lo preferían y el 86% para lecturas académicas largas; además, se mostraron propensos a releer materiales académicos si estaban impresos. Hay que decir también que los alumnos tardan más tiempo en leer el mismo número de palabras en papel que en digital porque todo parece indicar que de esta manera se lee con más atención. Para poder desarrollar el pensamiento crítico es necesario un tipo de lectura que no se deje llevar por las prisas o por las continuas distracciones. Algunos incluso reconocieron abiertamente que el papel impreso era mejor, afirmando que «es más fácil concentrarse».
Es evidente que el estudio de Baron hay que interpretarlo con reservas, ya que en lugar de centrarse en resultados de comprensión y aprendizaje medibles tiene en cuenta las percepciones de los alumnos. Eso no significa que el formato digital quede al margen ni mucho menos. Los propios estudiantes señalan que es más barato y cómodo en algunos sentidos, como el del acceso a materiales. A la pregunta de si ambos soportes tuvieran el mismo precio cuál eligirían para textos académicos, el 87% de los encuestados se decantó por el impreso.
El resultado de esta tendencia, dice Baron, es que los planes de estudio de muchas universidades se están adaptando a la nueva era digital, sustituyendo la lectura de textos más largos y complejos por otros más cortos y sencillos. Una de las claves para frenar esta tendencia al tiempo que se continúa implantando la lectura digital es conseguir que los soportes digitales se acerquen cada vez más al papel, con pantallas que causen una menor fatiga visual o programas de anotaciones similares a la experiencia que se tendría con un papel y un bolígrafo. Aunque parece que hoy en día hay un abismo entre la lectura en papel y en digital, es muy probable que se acabe consiguiendo igualar la experiencia.
Hola Alejandro,
He leído y visto vídeos al respecto y parece que los resultados no son concluyentes aún, lo que si es innegable es que cada vez se utiliza más el formato digital (aunque también es engañoso este parámetro, porque muchos terminan imprimiendo).
Habrá que ver cómo evoluciona el tema…
Saludos 🙂
Tienes razón. La cuestión está todavía en pañales, por decirlo de alguna manera. Queda mucha andadura y habrá que realizar muchos estudios para confirmar que haya diferencias significativas entre leer en papel y en digital. Sin embargo, es un principio.