El ser humano es alucinante. No deja de sorprender que en lugares castigados por la barbarie, por los continuos ataques, los bombardeos y las hambrunas, donde llegar con vida al día siguiente es lo mejor que te puede pasar, la gente no solo siga manteniendo el interés por los libros sino que prácticamente los convierta en una necesidad básica. ¿De verdad pueden servir para algo los libros cuando uno se encuentra rodeado de tantas miserias? Parece que sí, y mucho. Hace unos días comentábamos la historia de Abdel Kader Haidara, un bibliotecario de Tombuctú que gracias a su valentía y su perseverancia salvó casi 400.000 manuscritos, algunos de ellos piezas de la literatura medieval únicas en el mundo que estaban en peligro a causa de Al Qaeda.
Otro ejemplo es el de la biblioteca secreta de Daraya, una localidad al sudoeste de Damasco que ha sido de las más castigadas por la Guerra Civil Siria. La ciudad fue un importante foco de protestas contra el gobierno de Bashar al Assad, lo que propicio una incursión de las tropas gubernamentales en 2012 que acabó con la muerte de más de 300 personas en lo que se conoció como la Masacre de Daraya. Y con el paso de los años la situación no ha mejorado: en 2016 la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU denunció los ataques contra los cerca de 8.000 habitantes que aún quedaban en Daraya.
A pesar de todo, en algún lugar secreto de la ciudad, a salvo de francotiradores y bombardeos bajo tierra, existe una biblioteca que no solo sigue funcionando sino que consigue llenar de esperanzas en un futuro mejor a muchos de los supervivientes de la zona. Desde que el asedio a Daraya por parte de las fuerzas gubernamentales comenzara hace casi cuatro años, han muerto más de 2.000 personas en la ciudad, y en ese mismo período de tiempo multitud de voluntarios ha conseguido reunir de forma completamente desinteresada más de 14.000 libros de todas las temáticas inimaginables.
Recoger libros para la biblioteca de Daraya significa poner en serio peligro la vida. Mike Thomson ha entrevistado para BBC a Anas Ahmad, antiguo estudiante de ingeniería civil y uno de los fundadores de la conmovedora biblioteca. Tal es el peligro que los periodistas no pueden acceder a Daraya, por lo que la entrevista tuvo que tener lugar por Skype. En ella Anas aclara que para rescatar esos libros los voluntarios tienen que penetrar en el frente, en edificios que han sido bombardeados o que están demasiado dañados como para que nadie viva en ellos, ocultándose de los francotiradores, que no dudan ni un segundo en dispararles a matar.
La idea de que haya personas capaces de arriesgar su vida para recoger libros puede parecer extraña, pero la biblioteca es uno de los bienes más preciados que tiene la comunidad a día de hoy. Son múltiples los beneficios que aporta: los voluntarios que trabajan en el hospital consultan los libros para saber cómo tratar a los pacientes, los maestros siguen preparando sus clases y los niños consiguen un pasatiempo para engañar al hambre y entretenerse en sus hogares sin necesidad de salir a la calle. La mayoría de los libros son de escritores árabes pero no dejan de faltar los occidentales. Abdulbaset Alahmar, uno de los usuarios de la biblioteca, declara haber leído algunos libros de escritores franceses pero confiesa que su preferido es Hamlet.
¿Por qué arriesgar la vida por libros? ¿No tendría más sentido para los voluntarios buscar comida en lugar de libros? «En cierto sentido, la biblioteca me devolvió la vida… al igual que el cuerpo necesita alimento, el alma necesita libros», dice Abdulbaset. Los libros se han convertido para los maltrechos habitantes de Dayana en una motivación para seguir adelante. La biblioteca, en fin, les ha ayudado a defender la ciudad con más determinación. En el fondo saben que solo leyendo podrán convertirse en una nación libre.
Hola, Alejandro.
Cuánto tiempo sin escribirte. Acabo de leer el artículo. Tienes toda la razón: el ser humano es alucinante (para bien y para mal). No conocía esta historia y me parece preciosa. Estoy de acuerdo con ese voluntario cuando dice que el alma necesita alimentarse de libros. Por eso no entenderé nunca a aquellos que pueden vivir sin leer (sea lo que sea: un periódico, una revista, un blog, una novela…).
Gracias por compartir historias tan desconocidas y tan interesantes.
Un abrazo desde Oviedo y feliz verano.