Hace unas semanas hablábamos de Ahmed Naji, un escritor egipcio condenado a dos años de prisión bajo la acusación de haber «violado la moral pública» en uno de los pasajes de su novela El uso de la vida. Por si esa situación no fuera lo suficientemente dañina para la libertad de expresión, ahora, justo cuando ha terminado de celebrarse la Semana de los libros prohibidos, asistimos a un hecho aún más lamentable y surrealista en Irán: una autora ha sido condenada a seis años de prisión por haber escrito un cuento inédito, que ha sido hallado en su casa, según ha informado el diario The Guardian.
El pasado martes Golrokh Ebrahimi, que así se llama la escritora, recibió una llamada telefónica de las autoridades judiciales comunicándole la sentencia: tendría que ingresar en la prisión de Evin, en Teherán, el infierno en el que el gobierno de Irán encierra a sus opositores. La condena era nada más y nada menos que de seis años, cinco por insultar a las santidades islámicas y un año más por difundir propaganda contra el sistema. De esta manera tan poco ortodoxa, sin ningún tipo de citación escrita ‒que es lo que marca la ley‒, Ebrahimi era informada de que a partir del día siguiente sería confinada en la misma prisión donde ahora está cumpliendo una condena de diecinueve años su marido, Arash Sadeghi, un destacado activista estudiantil.
Según Amnistía Internacional la condena de Ebrahimi se debe a un relato inédito que las autoridades descubrieron en septiembre de 2014, cuando registraron la casa del matrimonio en Teherán y confiscaron sus pertenencias. Teniendo en cuenta que la historia ni siquiera está publicada y que es ficción, esta sentencia supone condenar a años de prisión a una persona con la única acusación de haber usado su imaginación en el ámbito más absolutamente privado.
¿Qué es lo que hay tan terrible en el cuento de Ebrahimi para que el gobierno actúe con tanta dureza? En él la autora simplemente expresaba su disconformidad ante una práctica brutal a la mujer por parte de las autoridades iraníes en caso de adulterio: la lapidación. A pesar de ser ficción, el gobierno iraní ha considerado que ese relato es la prueba palpable de que Ebrahimi es una disidente política y en consecuencia le ha aplicado la pena estipulada. No en vano, en la cárcel de Evin se encuentran cumpliendo condena gran cantidad activistas políticos, entre los que se incluyen algunos de los intelectuales y de los abogados más respetados del país. Es por eso que popularmente se conoce como la «universidad de Evin».
La posición de Irán frente al tema de la lapidación es ambigua. Las leyes del país contemplan esta condena y las autoridades están de acuerdo en que se aplique, pero la presión internacional ha conseguido que el gobierno se cuestione su aplicación en alguna ocasión. Tanto la postura de Irán ante la lapidación como la terrible noticia del encarcelamiento de Golrokh Ebrahimi contrasta con la iniciativa que hace unos meses algunos jueces iraníes insinuaron y que consistía en condenar a algunos criminales a comprar y a leer libros.
No hay comentarios