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   ¿Te imaginas libros impresos con un papel que no tala ningún árbol y que no necesita agua en el proceso de fabricación? Para más datos, no necesita contaminar el ambiente con cloro porque se fabrica directamente en blanco, es resistente y no le afecta la humedad, el agua o los hongos que devoran nuestras bibliotecas poco a poco.

   Quizá sea el papel del futuro, y está fabricado en piedra. En un alarde de originalidad, tiene el nombre de Papel de piedra, y hoy te cuento de qué trata este nuevo avance humano (y lo que creo que significará para todos).

Sobre el papel que usas en tu día  día

   Pocos cogen un libro y elevan un pensamiento a Cai Lun, y sin embargo es gracias a este tipo que vivió allá por el siglo I que todos podemos leer en los libros de papel moderno. Aunque seguro que él no pensó en el modo en que estamos destrozando el medio ambiente mientras talamos sin control o cloramos nuestros folios para que su aspecto nos parezca más agradable.

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Fabricando papel mediante el método de Cai Lun. Fuente: Wikipedia

   Aunque existen registros de que el papel se usa desde el siglo II a.C. fue gracias a este eunuco de la corte del emperador He de Han que usamos el papel del modo en que lo hacemos: de un modo normalizado y global. Hoy día cualquiera puede realizar un acto maravilloso del que no somos conscientes de su importancia: cualquiera puede comprar folios, y escribir sobre ellos.

   Lo tenemos tan interiorizado que no somos siquiera conocedores de la hazaña a nivel de especie que supone que todos tengamos esa capacidad. Como ha demostrado la historia escrita y la historia del papel, es gracias a una mayor capacidad de escritura que mejoramos a nivel de desarrollo y prestaciones sociales.

   Al papel le debemos aspectos como la medicina moderna, el avance científico y, por supuesto, las pilas enormes de libros que tenemos en nuestras casas. Sin embargo, esas mismas toneladas de papel son perjudiciales para el medio ambiente de un modo del que pocas veces somos conscientes.

   Una estimación aceptada es que unos 3.000 kg de madera de árbol (unos 15 árboles de tala adultos) son procesados para dar 1.000 kg de papel para nuestros libros, y que cada uno de estos árboles filtra 750 kg de CO2 al año (el equivalente a 4 personas respirando). Expresado de otros modos:

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   Por cada kg de papel que has comprado en tu vida se han añadido a la atmósfera 11,25 kg de CO2 por cada año que pasó desde que se taló el árbol y no se sustituyó por uno adulto. Esto significa que aquella enciclopedia de 27 volúmenes a 1kg por volumen que compraron la generación de nuestros padres allá por 1980 (el medioambiente no estaba de moda por aquél entonces) ha costado al planeta más de 10 toneladas y media de CO2. Y sigue añadiendo 303 kg de CO2 cada año.

   Pero no te preocupes, que el papel de piedra viene al rescate.

El papel de piedra

   Es, probablemente, el papel que usaremos en el futuro, y tan solo tiene cinco años de vida. Casi nadie lo conoce todavía, y son muy pocas las empresas que se atrevieron a comercializarlo (cayendo muchas de ellas por el camino).

   No tiene nada que ver con el papel tradicional, aunque su aspecto es prácticamente el mismo y su textura es muy parecida. Para empezar, ni lleva agua ni árboles en su fabricación, y tan solo usa un 80% de carbonato cálcico y un 20% de polietileno.

   El carbonato cálcico está en todas partes en muy alta concentración. Es la sustancia más abundante de la naturaleza, y es muy posible que tengas bajo tus pies más carbonato cálcico del que nunca serás capaz de leerte. El polietileno (aunque suene muy mal y a petróleo) es un polímero completamente reciclable que usa muy poca energía en su fabricación.

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   Además de resistir al agua (a quién no se le ha mojado un folio y ha perdido su información), extingue el fuego porque no tiene fibras (¡Es roca!) y el bolígrafo y otros modos de pintura se agarran exactamente igual que al papel tradicional. Para quien ha pintado sobre este tipo de material destaca que la grafía es más suave.

   Y por supuesto tiene la ventaja de que el papel de piedra es blanco de manera natural, sin aditivos de cloro ni tras pasar por costosos procesos químicos que destrozan los ríos. En otras palabras, podríamos sustituir sin problema todo nuestro papel por papel de este tipo eliminando el gran coste que tiene a nivel medioambiental.

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