Michael Moorcock

Michael Moorcock

  Para cientos de miles de escritores de todo el mundo NaNoWriMo es la excusa perfecta para escribir una novela. Parece que el objetivo de escribir un mínimo de palabras durante un período de tiempo limitado, 50.000 en un mes, es una presión lo suficientemente motivadora como para lograrlo. En realidad es un reto que te puedes plantear no solo en noviembre sino en cualquier momento del año, pero muchos de los que han participado comentan que formar parte de una comunidad de personas que luchan por alcanzar la misma meta es el empujón definitivo para conseguirlo. Por supuesto, en la escritura no existe una fórmula mágica universal. Cada escritor tiene su ritmo y su tempo. Hay muchos autores que seguramente serían incapaces de participar en NaNoWriMo. Algunos tardaron incluso varias décadas en terminar una sola novela.

   En el extremo opuesto están los escritores que acabaron novelas en un tiempo récord. Es verdad que el hecho de escribir una novela en unos cuantos días a veces responde a circunstancias muy concretas. Dostoievski, por ejemplo, se vio obligado a terminar El jugador en una semana porque no le quedaba más remedio que cumplir con el plazo editorial. Sin embargo, si un autor se ha ganado a pulso un puesto en la lista de escritores de muñeca rápida ese es Michael Moorcock, un prolífico autor de fantasía épica, terror y ciencia ficción. Pero Moorcock es conocido, además, por su capacidad para escribir a un ritmo vertiginoso, siendo capaz de completar una novela en tan solo tres días. Y no se puede decir que el resultado de esas maratonianas sesiones de escritura sea precisamente una chapuza. Moorcock no solo posee en su historial multitud de premios sino que tiene el mérito de haber conseguido revolucionar el género de fantasía heróica en los años sesenta y setenta dándole un giro de 180 grados al clásico tema del combate entre el Bien y el Mal.

   Ahora bien, ¿cómo se consigue escribir una novela medianamente aceptable en tres días? Pues bien, en 1992 el escritor Colin Greenland publicó una serie de entrevistas a Moorcock donde este último explica su método creativo. En el primer capítulo, titulado «Seis días para salvar el mundo», Moorcock describe cómo consigue completar una novela entera en un período de tiempo comprendido entre tres y diez días. Algo así como el «método Moorcock». Es cierto que el escritor aplica este método a un tipo muy concreto de novela, el de fantasía épica, pero es muy posible que sea extrapolable a otros géneros literarios. El propio Moorcock lo probaría más tarde con otros tipos de novelas.

   El método Moorcock se rige sobre todo por el principio de economía: nada sucede por casualidad y todo debe tener una función narrativa. Se basa en siete pilares:

   1. Planifica y prepara bien el trabajo antes de empezar. Establece algunos detalles importantes antes de ponerte a escribir como personajes, escenarios, temas, posible evolución de la trama, etc.

   2. Haz un esquema básico de la trama. Moorcock pone como ejemplo El halcón maltés y la búsqueda del Santo Grial. Un héroe y su compañero buscan algo ‒un objeto o a una persona‒, pero también lo hacen los malos. La historia es una carrera contra reloj para ver quién llega primero.

   3. Asegúrate de que suceda algo cada pocas páginas para mantener el ritmo de la historia. Divide la acción en cuatro secciones y cada una de esas cuatro partes en seis capítulos. Si la novela tiene 60.000 palabras cada una de esas cuatro secciones tendría 15.000 palabras. En la primera sección el héroe dirá: «No hay manera de que pueda salvar el mundo en seis días a menos que empiece por conseguir mi primer objetivo». La idea es conseguir objetivos inmediatos y que al final de cada parte la trama haya avanzado de manera significativa.

   4. Si la historia es de fantasía y se desarrolla en un mundo diferente, haz primero una lista de los detalles más característicos y representativos de ese mundo: lugares, objetos, geografía, etc. Al escribir recurre a esa lista siempre que sea necesario. Moorcock sugiere utilizar la paradoja como regla general para generar estos detalles. Por ejemplo: «La ciudad de las estatuas que gritan».

   5. Preparar una estructura general. Solo el marco básico de la novela, los huecos se irán rellenando más tarde.

   6. Planificar el tiempo de duración de cada acontecimiento. Por ejemplo: ¿cuánto tiempo tarda el héroe en recuperar el Santo Grial o en salvar el mundo?

   7. Comienza con un misterio y luego, cuando vaya a resolverse, que ese misterio conduzca o cree otro. Un ejemplo sería una trama en la que el héroe tiene que encontrar a alguien que le puede ayudar en su búsqueda; a continuación descubre que ha sido asesinado pero en ese momento descubre una pista, una nota o un mapa, que conduce al héroe al próximo desafío.

   Como es evidente, muchas de estas reglas son de sentido común, pero no por ello deja de ser interesante verlas en su conjunto como caso de éxito de un método que permite a un autor escribir una novela en tres días. Cada escritor es un mundo y, como decía al comienzo, no todos son capaces de responder de forma satisfactoria a la presión de encorsetados esquemas como los de NaNoWriMo o el método Moorcock. De cualquier forma, creo que merece la pena probar suerte porque lo más importante no es tanto el resultado final como el proceso. Y de todas las experiencias creativas se aprende algo que, quién sabe, quizá se pueda aplicar o adaptar a la particular forma de escribir de cada uno.

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