Cuando viajamos a algún país solemos consultar una guía para ver qué es lo que podemos visitar, sin embargo, ¿no deberíamos hacer también el ejercicio contrario? Investigar y reflexionar sobre qué es lo que no podremos ver porque ya no existe. Hace unos meses leíamos una esperanzadora noticia: la situación del panda ha mejorado de forma notable, pasando de estar en peligro a ser vulnerable dentro de la lista de especies en riesgo de extinción. Ahora bien, no podemos olvidar que años atrás la ONU advirtió, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Biodiversidad, que diariamente se extinguen 150 especies animales. Una auténtica catástrofe biológica que no se producía en nuestro planeta desde la desaparición de los dinosaurios.
Para homenajear a algunas de estas especies Expedia ha elaborado una serie de carteles de viajes con especies animales que ya no existen pero que no por ello debemos dejar que caigan en el olvido sino más bien al contrario. Inspirados en los anuncios de viajes de mediados del siglo XX, los carteles muestran a un animal extinto junto a una frase que nos da a entender cómo se publicitaría si todavía estuvieran vivos. «Descubre el sapo dorado, un tesoro nacional», dice el cartel de Costa Rica; o «Conoce al Dodo, nuestro más simpático residente», declara el de las islas Mauricio.
Varios de estos animales, como el dodo o el tilacino ‒más conocido como el tigre de Tasmania‒, son iconos de cómo la interacción humana puede causar la desaparición de una especie animal. Otros, como los moas de Nueva Zelanda o la vaca marina de Steller, son menos conocidos. Aunque algunos se extinguieron hace siglos ‒la vaca marina de Steller se considera extinta desde 1768‒, los hay también que desaparecieron en el siglo XX. Resulta extraño pensar que hace menos de 30 años era posible visitar Costa Rica y ver sapos dorados. O que hace 80 años se podría haber visto un tilacino en Tasmania.
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