Seguimos con las recomendaciones que iniciamos ayer de los mejores libros que el equipo de La piedra de Sísifo ha leído a lo largo de 2016.
La recomendación de Marcos Martínez: La física del futuro de Michio Kaku
Del centenar de libros que he empezado este año solo cinco han pasado la criba de llegar al final, tal es la importancia que le asigno al tiempo. E importante como es este no podía faltar en esta lista un libro que no hablase ni del tiempo presente ni del tiempo pasado, sino de todo ese tiempo que está por venir y al que ninguno de nosotros –vaya, hombre– llegará vivo.
Michio Kaku abrió en 2011 una ventana al siglo XXII con un título que parece querer ahuyentar al lector medio, La física del futuro. Lejos de contradecir al que es uno de los mayores divulgadores de nuestro tiempo, no es un libro sobre física, y en mi modesta opinión un título como Todas esas cosas que podrían (o no) venir dentro de un tiempo indefinido hubiese quedado más fiel al contenido, que por otro lado es sublime.
El subtítulo, más exacto, dice «Cómo la ciencia determinará el destino de la humanidad y nuestra vida cotidiana en el siglo XXII». Porque por mucho avance científico, mucha física y mucho siglo XXII, al final lo importante es cómo vive la vida la gente que vive sus problemas diarios. Que de eso está lleno el presente, claro.
A día de hoy la física avanzada son Internet y los teléfonos inteligentes. En muy pocos años lo serán los vehículos autotripulados comunitarios y el Internet ubicuo (en todas y desde todas partes). Quizá un poco más allá en el tiempo se difumina la línea que separa vida y máquina. Y si queremos ir un poco más allá en el futuro, ¿no sería interesante tener una conversación con alguien que piensa con un cerebro fabricado?
Si estas nimias cuestiones del día a día de alguien de dentro de dos siglos te parecen interesantes, entonces Michio Kaku. ¿Que no? Sigue leyendo más abajo, seguro que hay algo interesante.
La recomendación de Alejandro Gamero: El nombre del viento de Patrick Rothfuss
Pocas cosas hay que den más alegría a un lector que no saber qué contestar ante la pregunta de cuál ha sido el mejor libro leído durante el año. Y cuanta más duda más alegría. Porque esa indeterminación es sinónimo de un año lleno de buenas lecturas. Lo que no significa que no se pase por un aprieto. Pero creo que si en agosto, todavía con cuatro meses por delante para el fin del año, me hubieran hecho esta misma pregunta, habría tenido clara la respuesta. Porque no sería justo ni haría honor a la verdad no reconocer que el mejor libro que he leído este año ha sido El nombre del viento de Patrick Rothfuss. Se lo debo por las incontables horas de felicidad que me ha regalado. Casi sabía que sería el libro del año antes de abrir la primera página, que no es precisamente decir poco. Las expectativas son, en muchísimas ocasiones, la trampa mortal que le da el puntillazo a un libro. Pero ahora entiendo por qué Rothfuss se ha convertido en una religión entre un buen número de lectores, los rothfussianos, entre los que me he acabado incluyendo. Y lo mejor de todo, ¿acaso la recomendación de El nombre del viento no lleva implícita la de El temor de un hombre sabio o la de su continuación, que infinidad de lectores de todo el mundo están esperando como agua de mayo? Es la pequeña trampa que te permiten las sagas. Y aunque lo tenía claro, eso no quiere decir que no me haya costado. Para recomendar el libro de Rothfuss he tenido que dejar muchos otros buenos libros por el camino. Estoy seguirísimo de que si no hubiera empezado la serie de la Crónica del asesino de reyes este verano, el libro que estaría recomendando ahora mismo sería Goethe en Dachau de Nico Rost. Tampoco sería de justicia que no dijera esto último.
La recomendación de Javier Fernández: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes
Cada vez es más frecuente que por navidades se haga una clasificación de los mejores libros del año. Resulta difícil de entre todos aquellos libros que han pasado por mis manos este 2016 seleccionar al más destacado; pero, atendiendo a que este año ‒cuyos días ya tienen las horas contadas‒ se celebra el cuarto centenario de la muerte de don Miguel de Cervantes, no habría duda alguna para destacar que El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha merece una reseña especial. Bien es sabido que El Quijote constituye el inicio de la novela moderna. Mucho se ha hablado de la caracterización del personaje central, Alonso El Quijano, pues no habría que olvidar desde el primer libro hasta la publicación del segundo, que han transcurrido diez años en los que la vida de Cervantes va quedando a merced de penurias, estreches y escollos. No hay libro en todo el mundo que mejor pueda definir a la sociedad española como la obra cumbre del Príncipe de los Ingenios, tanto en lo bueno como en lo mano. Las dos caras de una misma moneda se ven impregnadas a lo largo de sus páginas: la sociedad convulsa y la moral colectiva. Dos fuentes de inspiración que han heredado los literatos posteriores al Siglo de Oro y con especial legado a la Literatura Hispanoamericana. Su génesis todavía sigue siendo material para numerosas novelas. Esto es, la aventura de unos personajes que vencen, estoicamente como pueden, los diversos obstáculos que tienen de por medio. Un libro imperecedero (como siempre lo ha sido y lo seguirá siendo) cuya fidelidad a los recovecos del ser humano no puede dejar de marchitarse por las lagunas del tiempo.
La recomendación de Rosa Morel: Abraza a tu niño interior de Victoria Cadarso
Dicen que el desarrollo personal está de moda, pero los libros de «autoayuda» siguen rodeados de cierto estigma dentro de la literatura. Para aquellos que todavía los miran con recelo, recomiendo este práctico libro de la psicóloga Victoria Cadarso.
Abraza a tu niño interior es un repaso por cada etapa del desarrollo humano, desde el útero hasta la muerte, donde se nos explica las carencias del adulto a través de las experiencias infantiles. Se centra en las habilidades adquiridas y en las heridas emocionales que todavía en la edad adulta pueden causar problemas. Un libro que permite entender cómo somos y por qué actuamos como lo hacemos.
Lo mejor de Abraza a tu niño interior es el perfecto equilibrio entre ciencia y emoción. Victoria Cadarso toca con una sensibilidad exquisita cada trauma y experiencia del ser humano. Desgrana año tras año los motivos de infelicidad y las habilidades que deberíamos haber adquirido en cada etapa.
Durante todo el libro se invita al lector a realizar una serie de ejercicios prácticos, meditaciones y visualizaciones, con el objetivo de encontrar ‒tras muchas capas‒ esa esencia infantil perdida, ese niño interior que la mayoría niega pero que sigue esperando a sentirse entendido y querido.
Para mí ha sido la mejor lectura de no ficción de 2017. Reconciliarte con tu pasado y entender por qué actúas, piensas y sientes como lo haces es un regalo que todos deberíamos experimentar.
La recomendación de Isai Uriepero: El principio de Peter de Laurence J. Peter y Raymond Hull
El término fue creado por Laurence J. Peter y Raymond Hull en el libro satírico El principio de Peter, y presenta la idea de que los ascensos acabarán por estancar a las personas competentes en puestos donde ya no podrán serlo. El principio de incompetencia de Peter establece que los trabajadores de una organización con forma jerárquica que realizan bien su trabajo son promocionados, pero llegará un punto en que el serán ascendidos a un puesto en el cual serán incompetentes.
El problema es que a pesar de su origen paródico, el principio de incompetencia de Peter es una realidad puede afectar enormemente al rendimiento laboral de un trabajador. Cuando un trabajador realiza perfectamente su trabajo, y a pesar de que dentro de un negocio se debería tener un conocimiento de todas sus partes, en numerosas ocasiones los ascensos acaban por colocar en puestos equivocados a las personas menos indicadas. Las compañías con estructuras piramidales sitúan a buenos trabajadores en puestos donde no van a poder ser productivos, además de provocar frustración e insatisfacción, lo cual puede llegar a reducir aún más su rendimiento.
La recomendación de Laura Antolín: Adiós a Dylan de Alejandro Carrillo
Me cuesta decantarme por el libro «más» del 2016, un año bien lector, pero me decido por la novela de Alejandro Carrillo, Adiós a Dylan; una primera novela, ganadora del Premio Mauricio Achar; y publicada este otoño por Literatura Random House.
Novela de iniciación en la que el joven escritor mexicano nos cuenta, con valor y honestidad, cómo el protagonista, Omar, un chaval absolutamente fascinado por el universo de Bob Dylan, sale de su ambiente familiar, acolchado pero también desmadejado, por buscar su propia identidad, desnortado como está por causa de la muerte de su hermano mayor, su referente, un tanto huérfano por culpa de una figura paterna temblorosa y de una madre, devota, que canturrea una canción que ella cree de misa cuando es obra de su ídolo, el mismo Dylan al que él mitifica hasta límites maníacos.
Omar busca lo verdadero, y lo busca de manera obsesiva, de la misma manera con la que escucha las canciones de su Dylan, la banda sonora de su odisea, esa que lo acompañará hasta bajar, peldaño a peldaño, a los infiernos. Y los infiernos, para un chico de clase media, se suelen ubicar ahí donde empiezan los bajos fondos, que es donde debe de estar (supuestamente) lo verdadero, eso que merece la pena ser vivido. Pero tampoco estará solo en el descenso, sino que lo conducirá la mano de una tal Sara, de quien se cuelga con la misma ferocidad que siente hacia su maestro, ese a quien tendrá que despedir, mal que le pese, si quiere entrar en lo real y dejar de esconder la cabeza entre las piernas, como un «pinche niñito».
Tal parece que lo consigue, a juzgar por cómo de bien pelea el ya escritor, Alejandro Carrillo, autor de Tinta chida, ese lugar donde nos propone:
«Ideas y experimentos para ganarse la vida haciendo lo más chingón del mundo: escribir».
El de Patrick Rothfuss me lo han recomendado encarecidamente, así que tendré que darle una oportunidad este año. Biquiños!