Knight News Challenge on Libraries

Knight News Challenge on Libraries

   La historia de las bibliotecas se remonta hace unos cinco mil años atrás en el tiempo y si se piensa en ellas como lugares donde se guardan y se prestan libros, se lee o se estudia para adquirir conocimientos, parecería que no han cambiado mucho desde su aparición. Sin embargo, muchas de las bibliotecas públicas de hoy en día están haciendo verdaderos esfuerzos para satisfacer las nuevas necesidades que sus usuarios tienen en el siglo XXI. Se parte de la idea de una biblioteca como una institución vital que pueden desempeñar un papel esencial en la construcción de comunidades más informadas y comprometidas, con poder para conectar a las personas a la información, a las ideas y entre sí.

   En La piedra de Sísifo hemos hablado de algunas de estas iniciativas, como servir de refugio para vagabundos, ayudarles como si se tratara de un servicio social, prestar todo tipo de cosas además de libros o convertirse en bibliotecas humanas, donde se consultan personas en lugar de libros.

   Para responder a la pregunta sobre cómo pueden las bibliotecas servir a las necesidades de información del siglo XXI, la Fundación Knight ha planteado una competición llamada Knight News Challenge on Libraries, en la que se premien ideas que permitan optimizar las bibliotecas para ayudar mejor a los individuos y a las comunidades en el mundo en rápida evolución en el que vivimos, cada vez más digital. Después de recibir candidaturas entre febrero y marzo, el premio se acaba de fallar, con nada menos que catorce ganadores, que tendrán que repartirse los 1,6 millones de dólares del galardón, un dinero que les permitirá desarrollar el proyecto presentado. Un premio que parece estar funcionando bastante bien, a la vista de que en su primera edición de 2014 se presentaron 17 proyectos y en esta última se han recibido más de 600 propuestas.

   La Smithsonian Magazine ha hecho una selección de las ideas más originales o llamativas y ha añadido algunas más que merece la pena mencionar. Desde luego, si se quieren ver bibliotecas funcionando de forma poco habitual la Knight News Challenge in Libraries es el lugar más acertado.

   1. Mejorar Wikipedia

   Wikipedia es uno de los sitios más visitados de Internet. Y, por qué no decirlo también, uno de los más fiables, lo que ha convertido la página en una de las fuentes más utilizadas. El sistema de elaboración de la que quizá sea la mayor comunidad de información libre de la red está hecho para que así sea. Pero que nos podamos fiar de Wikipedia no significa que no pueda ser mejorada. Uno de los proyectos, propuesto por el Online Computer Library Center, consistiría en otorgar recursos a una biblioteca para que los propios bibliotecarios puedan convertirse en editores de la página y así mejorar sus entradas, haciéndolas más exactas y contrastadas. Una idea que implica traspasar las paredes de la propia biblioteca y que nos beneficia a todos los usuarios de Internet.

   2. Formar periodistas locales

   Lo que pretende la Biblioteca Pública de Dallas es poner en marcha clases de periodismo dirigidas a estudiantes de secundaria de la zona. Esos estudiantes tendrían como profesores a periodistas profesionales ‒del Dallas Morning News‒ y a bibliotecarios para enseñarles a utilizar los recursos de la biblioteca enfocados al desempeño del periodismo y de la escritura de no ficción. La idea es conseguir que los estudiantes se impliquen con sus comunidades y que al mismo tiempo aprendan a desarrollar periodismo de calidad.

   3. Ayudar a comunicar a presidiarios con sus hijos

   TeleStory es un proyecto de la Biblioteca Pública de Brooklyn que pretende comunicar a los niños con sus padres encarcelados a través de vídeo llamadas. En Estados Unidos muchas prisiones están mal comunicadas por transporte público y existe un alto porcentaje de niños que apenas visita a sus padres, lo que a la larga deriva en toda una serie de problemas afectivos e incluso físicos. Estos encuentros, además, servirían para compartir historias, además de promover la literatura y por supuesto la unión de familias que se encuentran en circunstancias difíciles.

   4. Alquilar una parcela para tener un huerto

   En la Biblioteca Pública del condado de Onondaga en Cicero, Nueva York, funciona el proyecto LibraryFarm, que permite alquilar una parcela para tener un huerto huertos. Así se promueve lo que la biblioteca ha llamado la «alfabetización de los alimentos», es decir, comprender de dónde viene la comida y cómo se cultiva. Al mismo tiempo se consigue mejorar la dieta y la salud de los usuarios, que consumen sus propias verduras.

Biblo Tøyen

Biblo Tøyen

   5. Convertirse en un espacio dedicado exclusivamente a los niños

   Todas las bibliotecas suelen tener una zona infantil, más o menos adaptada a los niños y diferenciada de las zonas de adultos. Pero la noruega Biblo Tøyen supone llevar estos espacios a un nuevo nivel. Dirigida y diseñada para niños de entre diez y quince años, esta biblioteca es más un patio de recreo con libros de distintas temáticas que una biblioteca tradicional. La Biblo Tøyen cuenta, entre otras cosas, con un viejo camión convertido en cocina o una sala de lectura llena de cojines. Los libros no están ordenados por título o por género sino por temas, para promover así el descubrimiento creativo. La oferta se amplia con clases de cocina, teatro, impresoras 3D, construcciones de Lego y todo tipo de juegos dirigidos a niños.

   6. Servicio 24 horas con máquinas expendedoras

   Ya no hay excusas de horarios o de falta de tiempo para no ir a la biblioteca a sacar un libro. Con el Bokomaten, la máquina sueca expendedora de libros, basta con introducir el título que queremos, pasar el carnet y ya tendremos el libro en nuestras manos, en cualquier momento. Basta con máquinas máquinas en distintos puntos, sobre todo en zonas donde haya una alta afluencia de personas, como transportes públicos, y podremos tener una pequeña biblioteca disponible de camino al trabajo. El concepto se probó en el condado de Yuba, California, con muy buenos resultados, aunque todavía no se ha probado en otros lugares. El único defecto es que la lista de libros disponibles está bastante limitada porque depende de la capacidad de la máquina, pero menos da una piedra.

   7. Jugar con mascotas virtuales

   Tal vez pueda parecer un uso extraño para una biblioteca, pero más allá de su componente lúdico lo que pretende esta idea es familiarizar a los usuarios, sobre todo a las personas mayores, con las nuevas tecnologías, con tabletas y lectores digitales, para que se sientan más seguros y cómodos con su uso. De esta manera se consigue que la tecnología les resulte menos intimidante.

   8. Imprimir diseños en 3D

   Por una pequeña cantidad de dinero, lo que cuesta el plástico utilizado, la Biblioteca Pública de Cleveland permite a sus usuarios utilizar una impresora 3D para hacer realidad sus propios diseños. A pesar de las enormes posibilidades que tiene la impresión en 3D, este tipo de impresoras todavía sigue siendo demasiado cara ‒y a la larga poco rentable‒ para los usuarios. De esta forma se consigue el acceso de todos aquellos que lo deseen a esta tecnología. Además se complementa con talleres de impresión 3D para que cualquiera sea capaz de hacerlo aunque carezca de experiencia previa.

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