Hace unos días hablaba del efecto Kindle o de cómo Amazon ha cambiado para siempre las reglas de la industria editorial. Los cambios producidos en el mundo editorial han sido tan repentinos y radicales que todavía estamos asimilando por dónde van a ir los tiros en las próximas décadas. No es que que el concepto de autopublicación haya cambiado a lo largo del siglo XX, ni que haya cambiado con el paso al siglo XXI, es que en en menos de dos o tres años estamos hablando de una realidad completamente distinta, y todo parece indicar que seguirá siendo así en los próximos años.

   Hace unos años un autor indie se hacía preguntas que demostraban el desconocimiento que había en este mundillo, muy básicas, como dónde encontrar a los lectores, cómo llamar su atención o cómo empezar a vender libros. En los últimos tiempos han proliferado profesionales como la copa de un pino que han escrito excelentes artículos dando completas respuestas a estas cuestiones. No tiene sentido seguir preguntándose lo mismo una y otra vez. Aquel que se inicie en la escritura indie solo tiene que echar mano de archivo. Hay que seguir avanzando, y ahora las preguntas son mucho más ambiciosas, apuntando muchas de ellas a aspectos y problemas claves de la industria editorial. ¿Es posible trascender los mercados nacionales y dar el salto a los internacionales? ¿Puede tener un autor indie la ambición de superar en ventas a autores que publican por la vía tradicional? Ya es momento de empezar a hacer estas y otras preguntas de enorme calado y de dar respuestas serias a ellas.

   Los autores indies son ya mucho más conscientes del funcionamiento de su modelo de negocio y de las diferencias que existen en cuanto a la industria tradicional. Saben a qué pueden aspirar y qué pueden esperar del oficio. Tanto, que incluso es posible sacar la bola de cristal y hacer algunas predicciones sobre los caminos que seguirá el sector indie a lo largo de 2017 ‒algunas de ellas sacadas en parte de BookSparks‒.

   Hasta hace poco el autor indie era el Juan Palomo de la literatura, el hombre orquesta que se dedicaba absolutamente a todo lo relacionado con su libro, haciendo las veces de editor, diseñador, publicista, director de cine y de cualquier otra cosa que se terciara. Esto, que se hacía por abaratar costes o por exceso de confianza en las capacidades propias, tenía como resultado que la calidad del resultado no siempre estuviera al nivel de la vía tradicional, lo cual, al fin y al cabo, iba en prejuicio del modelo independiente. Sin embargo, ya no es así. Muchos profesionales se han empezado a dar cuenta de que los autores indies son un negocio y han empezado a ofrecer servicios a su medida. En los últimos años hemos asistido a un auténtico boom de editoriales, empresas y profesionales que manejan un paso ‒o todos ellos‒ del proceso: coach, edición, marketing, diseño, distribución y publicidad. Es posible encontrar editores digitales, híbridos, autoeditores e incluso agencias literarias que actúan como editores, así como plataformas que permiten poner en contacto a los autores con los perfiles que más les interesen. Los autores indies nunca han tenido tanta diversidad ni a precios tan competitivos. Es de esperar que a lo largo de 2017 la tendencia continúe creciendo y que cada vez haya más profesionales que ayuden a autores indies y más indies que hagan uso de sus servicios.

   Relacionado con este hecho, han aparecido también nuevos servicios que permiten que los autores indies exploren nuevas formas de vender sus libros que van más allá del «tradicional» Amazon ‒que, por cierto, ofrece visibilidad a través de su concurso literario de autores indies‒. Pelotazos como el de After de Anna Todd demuestran el tremendo potencial de plataformas como Wattpad para crear y fidelizar lectores y posibles compradores. Otras plataformas nacen específicamente con esa intención, como Bundle, que pone en contacto a lectores con autores indies. En España podemos encontrar un servicio bastante interesante como es Ebrolis, que permite descubrir ebooks gratis o a precios muy bajos. Plataformas como estas están consiguiendo estrechar la brecha entre autores indies y lectores, y es muy posible que a lo largo de 2017 sigan proliferando.

   Al fin y al cabo, como decía al principio, los autores indies ya comienzan a dar el salto a los mercados internacionales. No es que sea algo común, pero cada vez es más frecuente que haya autores indies que consigan ganarse la vida con su trabajo, o que incluso tengan más ventas que muchos de los autores tradicionales. Muchas editoriales lo saben y están empezando a fichar a algunos de esos escritores. El sector empieza a estar maduro para dar ese salto internacional y el uso de plataformas como Kobo está comenzando a permitirlo. Cada vez será más habitual, y es posible que lo vayamos comprobando a lo largo de 2017, ver a autores indies traducidos a multitud de idiomas.

   También las maneras de darse a conocer y de promocionar un libro están cambiando con enorme rapidez. Sin grandes presupuestos para publicidad, las redes sociales han sido las grandes aliadas hasta ahora. Los gigantes habían sido Facebook y Twitter, cada uno con sus respectivas estrategias, pero habría que sumar ahora un tercero en discordia, que con toda probabilidad a lo largo de 2017 se irá haciendo más y más fuerte. Se trata de Instagram. La sociedad actual es muy visual y una buena imagen de un libro puede llegar a ser más evocadora o más estimulante que la típica frase manida de 140 caracteres que se suele poner en Twitter. Una fotografía con el filtro adecuado de una página clave del libro o una imagen de la cubierta del libro junto a una taza de café pueden ser reclamos más que suficientes para conseguir que las ventas se disparen. Las marcas lo saben y están empezando a usar esta plataforma cada vez con más frecuencia. En 2016 hemos asistido al nacimiento de los Instagrams de libros y durante el 2017 veremos cómo se extienden.

   Hace unos años se pusieron de moda los booktrailers. Personalmente nunca me gustaron demasiado, no porque crea que un libro no necesita venderse con una cápsula audiovisual de dos minutos como si fuera una película, sino porque los bajos presupuestos que manejan los autores indies no permitían hacer vídeos dignos. Ahora la moda está en los audiolibros, que a lo largo de 2016 tuvieron un repunte de ventas bastante elevado. Es viable que muchos autores quieran subirse al carro y traten de producir sus propios audiolibros como en su día hicieran con los booktrailers. Los resultados, si no se tienen los conocimientos básicos o las destrezas necesarias, pueden ser desastrosos. Es muy posible que durante 2017 aparezcan o se consoliden empresas dedicadas a la creación de audiolibros. Esperemos que los autores indies echen mano de ellas.

   Estas son solo algunas de las predicciones de por dónde puede ir la industria editorial indie en este 2017 que prácticamente acabamos de empezar. Veremos qué nos depara el año.

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