¿Qué pueden tener en común un cómic de Batman y un manuscrito anglosajón del siglo X? Según Alison Ray, experto en documentos medievales de la Biblioteca Británica, más de lo que se pudiera pensar. El manuscrito en cuestión es Psychomachia o Batalla por el alma del hombre, del poeta latino tardío Prudencio, posiblemente la primera y más influyente alegoría medieval «pura», y la primera de una larga tradición de obras tan diversas desde el Roman de la Rose o Pedro el Labrador hasta algunos de los autos sacramentales de Calderón de la Barca. Compuesto aproximadamente después del 392 d.C., describe una batalla llena de acción, en siete combates, entre las personificaciones de las Virtudes y sus correspondientes Vicios por la posesión del alma humana. Esta alegoría del bien contra el mal llegó a ser bastante popular durante la Edad Media y su influencia se dejó notar en multitud de poemas alegóricos y piezas dramáticas morales posteriores.
En estas batallas de Fe contra Paganismo e Idolatría, Castidad contra Lujuria, Paciencia contra Ira, Humildad y Esperanza contra Orgullo y Engaño, Templanza contra Libertinaje, Razón y Caridad contra Avaricia, y Unidad y Fe contra Discordia y Herejía, los vicios siempre son derrotados. La sociedad en la que vivían los monjes era bastante guerrera, pero aunque ellos no podían tomar las armas, sí se les animaba a luchar en una batalla espiritual. El mensaje que transmitía Psychomachia era claro: así como el rey luchaba contra los enemigos visibles, también los monjes protegían el reino luchando contra los enemigos invisibles. El combate moral contra los enemigos espirituales podía llegar a ser tan heroico como enfrentarse a oponentes físicos en una batalla. Es más, la conclusión a la que conducía la obra podía llegar a tener ciertos tintes antibélicos: la guerra espiritual y moral deben prevalecer sobre la espada.
Al menos unas 300 copias de Psychomachia han llegado hasta nuestros días, 20 de las cuales fueron iluminadas. Dos de esas copias iluminadas se llevaron a cabo en la Biblioteca Británica durante los siglos X y XI, y a la vista de ellas Alison Ray no ha dudado en compararlas con los cómics actuales en el blog de manuscritos medievales de la biblioteca. Al igual que las ilustraciones de los cómics, las iluminaciones de estos manuscritos aparecen enmarcadas, frecuentemente acompañadas de subtítulos que resumen la trama y permiten comprender qué están describiendo.
Ambas copias contienen numerosas glosas, un tipo de comentario que suele estar presente en los libros escolares de las comunidades monásticas, lo que permite deducir que es probable que fueran usados en las aulas por monjes anglosajones con propósitos educativos.
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