En la primera pagina del Orlando de Virginia Woolf podemos leer lo siguiente:
A V.
¿Quién es esta misteriosa V? Se sabe que Virginia Woolf era homosexual, pero no hay un testimonio más sólido que las imágenes junto a Vita Sackville-West. Como dice el sabio refranero español: una imagen vale más que mil palabras. Se preguntarán quién es, cómo es esa tal Sackville-west y casi que podríamos hacer un cuestionario de Proust a este personaje.
Vita Sackville-West es a menudo conocida por ser la amante de Virginia Woolf, una pena porque en realidad fue una mujer importante en la literatura británica. Destaca por su novela realista y a la vez de denuncia social Los eduardianos, en la que la autora critica con dureza la sociedad victoriana y eduardiana a través de estampas de lo más comunes en la aristocracia, que era el círculo donde ella se movía. Esta aristócrata inglesa fue una revelación para las mujeres de la época y demostró con su conducta que una mujer libre, emancipada y de apetencias sexuales variadas era posible.
Quizás su extravagancia le venía de familia, puesto que su abuela, Pepita, fue una bailaora española célebre que conquistó a un barón inglés. Su madre también fue famosa por sus encantos amorosos; se rumoreaba incluso que se veía con el rey JorgeV, el abuelo de la actual Isabel II.
Vita, de nombre Victoria, se casó con un ilustre diplomático británico llamado Harold Nicholson. Por desgracia el amor no siempre es suficiente para que las relaciones funcionen, y en el caso de este matrimonio él era homosexual y ella también. No obstante, queda correspondencia entre ambos donde se puede ver el cariño que se tenían el uno por el otro. A pesar de todo esto, tuvieron dos hijos, uno de ellos historiador. De joven tuvo un romance con la poetisa Violet Trefussis, lo curioso es que viajaban por Europa con Vita vestida de hombre. Esto fue un escándalo digno de todos los tabloides británicos de la época. Una vez entrada la edad adulta conoció a Virginia Woolf, siendo esta última más mayor. A pesar de la edad y de la delicada salud mental de Virginia Woolf, el romance que mantuvieron estas dos grandes de la literatura fue algo más allá de «lo carnal».
Fue también la manera de enriquecerse intelectualmente que encontraron ambas y que duró años, hasta la fortuita muerte de Woolf.
Recientemente he leído en prensa que este año se estrenará una película sobre la historia de Vita y Virginia. Allá por los años 90 la BBC hizo una miniserie titulada Portrait of a Marriage. Es una serie basada en el amor de Vita por Violet Trefussis. En realidad es una serie que alimenta y revive los escándalos de la época. Espero que la próxima vez que se lleve la vida de esta escritora no solo se base en las habladurías. Por el momento he seleccionado una carta de la correspondencia entre estas dos grandes mujeres donde podemos apreciar su calidad literaria.
De Virginia a Vita. Martes 5 de enero 1927
¿Por qué piensas que no siento o que hago las frases? «Frases encantadoras», dices, que le roban la realidad a las cosas. Es todo lo contrario. Siempre, siempre trato de decir lo que siento. Por alguna razón, todo es aburrido y triste. Te he echado de menos. Te echo de menos. Te echaré de menos. A medida que te alejas me resulta más difícil visualizarte, y pensar en ti con fondo de pirámides y camellos me abruma un poco. Pero vamos a dejar eso y a concentrarnos en el presente.
¿Qué he hecho? He sido muy laboriosa. Creo que en parte debes haber desorganizado mi vida doméstica, porque en cuanto te fuiste cayó sobre mí un torrente de obligaciones. No tienes idea la cantidad de colchones, mantas, sábanas, fundas y enaguas que he tenido que comprar. Por algún motivo mi incompetencia y el hecho de que los vendedores no me crean me transforman en una arpía fastidiosa. Escribo rápido, todo de golpe. (¿Has visto lo apretado de mis letras?) Es porque quiero decir muchas cosas para no aburrirte. Entonces pienso que, si las aprieto bien, no verás lo larga que es esta carta. ¿Si he visto a alguien? Sí, a muchos. Hay tantos manuscritos que leer y cartas que escribir, y Doris, una pobre y desaliñada mujer que tuvo la increíble impertinencia, en parte falta de educación y también lo que ella cree talento y yo considero un cerebro respetablemente despierto pero vulgar, de decir: pero, señora Woolf, ¿tengo, en su opinión, talento suficiente para dedicar mi vida a la literatura? A lo que con mi voz más decidida respondí que mejor se hiciese cocinera. En cuanto a mis encuentros, no me he enamorado de nadie… aunque ésa no es mi línea exactamente. ¿Lo habías adivinado? No soy fría; no soy farsante, ni débil, ni sentimental. Qué soy. Quiero que me lo digas tú.…
Abre el primer botón de tu blusa y allí me verás anidando, como una ardilla de hábitos inquisitivos pero de todos modos adorable.
Hannover, de Vita a Virginia, 29 de enero de 1927.
Trabajaré duro, en parte para complacer, en parte para complacerme, en parte para hacer que pase el tiempo, en parte para tener algo con lo que compensarte. Atesoro tu repentino discurso sobre literatura de ayer en la mañana, una especie de afectuosa despedida, como un Polonio a Laertes. Es más que una verdad que tú has influido intelectualmente en mí infinitamente más que cualquier otra persona, y por eso te amo, y siento endurecerse mis músculos.
‘Il poeta e un’ artiere’
Che al mestiere
Fece i muscoli d’acciaio .’
Sí, mi Virginia muy querida, estaba en una encrucijada en el momento justo en que te conocí. ¿A ti te gustaría que yo escribiera bien, o no? Y yo detesto escribir mal –y haber escrito tan mal en el pasado. Pero ahora, al igual que la Reina Victoria seré buena. ¡Diablos! Desearía que estuvieras aquí –el grupo de potros da brincos con ímpetu. Envíame cualquiera de tus papeles y envía «Sobre la lectura». Por favor. Espero que mis cartas te lleguen rápido y pronto. Dime si escribo demasiado a menudo, te amo.
V.
[…] biografía de Vita Sackville-West ‒a quien está dedicada‒, escritora que sería recordada como el gran amor de Virginia Woolf. De hecho, como el subtítulo de la novela indica, se trata de una biografía, aunque presentada a […]