No leáis este libro. Haceos ese favor.
Tengo que empezar esta reseña con esta frase porque me siento en la obligación de hacerlo, ya que Un cuento oscuro, de Naomi Novik, ha cosechado por todo internet críticas positivas y alabanzas de toda índole, y no se las merece. No solo eso, aquí en España este best-seller se vende con dos frases de autores más que respetados y admirados; la de Patrick Rothfuss, que dice así: «No sabía las ganas que tenía de leer un libro como éste hasta que lo tuve en mis manos». Y la de Cassandra Clare: «Tiene todo lo que me gusta: una gran heroína, leyendas y giros sorprendentes».
Por si esto fuera poco para que te entren ganas de leer la novela, si te pones a investigar descubres que ha sido galardonada con el prestigioso Premio Nébula de 2015, y posteriormente ganadora del Premio Locus 2016 —además de haber estado nominada al Premio Hugo—. Con todo, y si te gusta o atrae mínimamente la fantasía, lógico es que te crees unas expectativas para con Un cuento oscuro, y que tengas interés por él, ¿verdad? Pues no. Tengo que repetíroslo: No leáis este libro. Haceos ese favor.
Mirad, a veces el mundo es una locura incomprensible. Yo no soy nadie para deciros qué tenéis que hacer o qué no, ojo, solo quiero advertiros, porque Un cuento oscuro no es nada de lo que unos párrafos más arriba habéis leído. De verdad, es increíble la cantidad de buenas críticas que posee una novela tan desastrosa y, si me apuráis, más increíble es aún que se venda por todo lo alto y yo no haya anticipado tal catástrofe hasta que me he visto metido de lleno en el fregado.
Pero… Pausa, no tan deprisa. Recapitulemos.
Un cuento oscuro es una novela de fantasía escrita por Naomi Novik, autora de la saga Temerario, y publicada originalmente en 2015. A España nos llegó un año más tarde de la mano de Planeta, ni más ni menos. Su argumento nos cuenta la historia de Agnieszka, una joven que vive en el reino de Polnya —inspirado en Polonia y la mitología eslava—, una tierra que está amenazada desde hace mucho por una misteriosa maldición que habita en los bosques cercanos. Pueblos y gentes de las montañas son protegidos de este mal por El Dragón, un reservado brujo que vive en una gran torre en el valle, y que cada diez años selecciona a una chica para llevársela con él sin que nadie sepa exactamente qué hace con las elegidas. Cuando llega el día de la elección —como es de esperar—, nuestra protagonista es la escogida por El Dragón para sorpresa de todos, dado que Agnieszka es una joven sin ninguna habilidad especial más allá de ser la torpeza personificada.
Con esta premisa que de entrada a mí se me antojaba interesante, Novik desarrolla un libro que bebe mucho de la fantasía clásica y los cuentos, y elabora una trama que baila y alterna contínuamente con las intrigas políticas, la magia, la acción, el romance… Y así dicho puede quedar muy bonito, ¿cierto? Parece que Un cuento oscuro tiene todos los elementos necesarios para gestar una novela notable y entretenida, pero no… No es así. O al menos para mí no. Y quizás yo sea aquí el único loco de la sala que no ha sabido ver o apreciar lo genial de este libro, quién sabe.
El caso es que la historia de Agnieszka hace aguas por mil frentes distintos. Para empezar, este es un libro que peca de ser demasiado explicativo. Eso no debería ser algo necesariamente malo de por sí, pero la narración de la que hace gala Novik se atraganta enseguida debido al avasallamiento de sus dilatadas descripciones, a la enorme sequía en cuanto a diálogos, a unos cambios de ritmo torpes y vagos, a unos personajes más planos que una tabla de planchar, a una historia para nada original con una maldición que ya hemos visto mil veces —véase La princesa Mononoke—, y así podría pasarme recitando todo el día… En realidad, no es que empiece mal, de hecho la trama tiene potencial que explotar, y hasta que Agnieszka se reúne con El Dragón parece prometer. Pero de ahí en adelante todo se viene abajo muy rápido.
El desarrollo no tiene ni pies ni cabeza. Nada se siente natural, lógico ni fluido. No consigue meterte en su propuesta, a pesar de que lo intenta una y otra vez por la fuerza machacándote el panorama del mundo a través de los ojos de una Agnieszka que poco o nada tiene de esa gran heroína mencionada por Clare en la frase de la cubierta. Para avivar todavía más la llama, la autora decide repetir hasta dos veces seguidas cierto tramo de acciones con ligeras variaciones, por supuesto —ejemplifico para que lo entendáis: es como si en un videojuego te obligan a repetir la misma misión dos veces—, para así poder colarte aproximadamente doscientas páginas de algo que ya se ve a kilómetros cómo va a zanjarse.
Tanto esto, como sus ansias por describir hasta el último detalle de todo lo que pasa —con una prosa inadmisible en primera persona para una campesina tosca como lo es Agnieszka—, podría perdonárselo de estar acompañado de unos diálogos bien escritos y unos personajes profundos, pero no encontrarás aquí nada de eso. Al contrario, los pocos diálogos que se dejan ver pecan de una sobreexposición alarmante, y el puñado de personajes que hay ni son carismáticos ni tienen evolución alguna, así que con el devenir de las páginas tu interés por la obra y por lo que les va ocurriendo se desvanece sin frenos.
Como decía antes, los cambios de ritmo tampoco ayudan en absoluto a engancharte a la lectura. Mucho menos una segunda mitad plagada de palos de ciego en un ir y venir que parece que despegará en algún momento, pero que nunca llega a hacerlo. Y para colmar el vaso tenemos la trama «romántica» más metida con calzador que he visto en mi vida, plenamente prescindible, y que surge de golpe entre dos personajes con química cero que, además, se llevan como el gato y el perro. ¿Dónde queda el sentido? Pues en ningún lado, al parecer, porque a pesar de ser un libro de fantasía repleto de magia, esta tampoco tiene congruencia plausible. Casi ni se explican sus principios —por momentos parece tan sencillo como leer un libro, entonar unas cuantas palabras en voz alta, y listo—, y hay personajes qué saben manipularla y ni siquiera descubrimos porqué. Una confusión esta que se intuye propia hasta para la autora, quien decide usar el componente mágico de la obra como mejor le venga en gana para avanzar la trama a placer…
En definitiva, tenemos aquí un caos de proporciones colosales que según parece se ha tragado medio planeta sin rechistar, y que no comprendo en absoluto. Existiendo novelas en el mercado dentro del género tan profundas y trabajadas como Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, o Crónica del Asesino de Reyes, del propio Rothfuss, me parece casi un insulto que Un cuento oscuro tenga tan buena valoración. Más cuando precisamente procura ser afín a esas otras dos obras, sin llegar siquiera a pisarle los talones y quedándose de largo en una decepción mayúscula, en un quiero y no puedo, y en uno de los peores libros a los que he tenido el valor de enfrentarme. Francamente, es una pérdida total de tiempo y dinero, y un manual excelente para saber cómo NO escribir una buena novela de fantasía —la única excusa que se me ocurre para que alguien quiera tragarse casi 700 páginas de puro aburrimiento soporífero—.
Pero oye, allá cada uno con sus gustos, yo repito mi consejo: No leáis este libro.
[…] dejando fuera, por supuesto, uno de los peores libros que he leído en mi vida, sino el peor (y que reseñé en La piedra de Sísifo para advertir al mundo entero de que se alejen de […]