Mejores y peores países para amantes de los libros

   ¿Cómo decidir qué países son los mejores para los amantes de los libros? Existen diferentes criterios. Podemos, por ejemplo, acudir al número de lectores que tienen o a la cantidad de libros que se publican al año. Una tercera opción es observar la cantidad de bibliotecas que tienen por número de habitantes. En concreto, cada 100.000 habitantes. No es la primera vez que vemos informes de este tipo. El pasado año el World Cities Culture Forum elaboró una lista con las ciudades que más bibliotecas ‒y librerías‒ tenían de todo el mundo. Y ahora la Escuela de Ciencias de Información de la Universidad de Siracusa ha elaborado una infografía algo más ambiciosa, centrada no en las ciudades sino en los países.

   Basándose en datos del Online Computer Library Center Inc ‒OCLC‒ y del Banco Mundial han hecho un ranking con los veinte países que más y que menos bibliotecas tienen según su número de habitantes. Como casi siempre que se hacen este tipo de listados, hay algunas sorpresas. A la cabeza de los países con mayor número de bibliotecas se encuentra Eslovaquia, más conocido por sus castillos y sus bellos paisajes. España, por supuesto, no aparece en la lista de los veinte países con más bibliotecas ‒aunque tampoco aparece en la de los veinte con menos‒. Así quedaría el top ten de los mejores países para amantes de los libros según el número de bibliotecas cada 100.000 habitantes.

Ranking

País

Bibliotecas cada 100,000 habitantes

1

Eslovaquia

138

2

Palaos

113

3

Finlandia

110

4

Bielorrusia

107

5

Letonia

96

6

República Checa

91

7

Ucrania

86

8

Armenia

83

9

Moldavia

81

10

Rusia

79

   No olvidemos que las bibliotecas no son solo sitios donde se guardan libros. Estas instituciones son un recurso muy valioso dentro de las comunidades, que además de prestar libros pueden prestar todo tipo de cosas, pueden ser un lugar de reunión para grupos, dan acceso de diferentes recursos educativos, sirven de refugio para personas sin hogar y les ayudan como si se tratara de un servicio social, o pueden convertirse en bibliotecas humanas, donde se consultan personas en lugar de libros.

   No sorprende, en ese sentido, que exista una fuerte correlación entre los rankings de las bibliotecas y los índices de desarrollo de los países. Como no sorprende tampoco la lista de países que están a la cabeza de las naciones con menor número de bibliotecas por habitantes. Lo que no recogen estas estadísticas, y hay que recordarlo, son las barbaridades que se están cometiendo contra las bibliotecas en países como Siria o Irak, y cómo hay personas que se están movilizando arriesgando sus vidas para salvarlas.

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