El 6 de abril de 1327, Viernes Santo, Francesco Petrarca vio por primera vez a Laura en la Iglesia de Santa Clara en Aviñón. Pocos encuentros han sido más importantes para la literatura que este porque, como diría Octavio Paz, toda la poesía europea amorosa posterior son variaciones de los poemas que Laura inspiró en Petrarca. Él tenía 23 años y ella, probablemente Laura de Noves, 19. Probablemente porque poco se sabe de ella, salvo la imagen idealizada que Petrarca transmitió en sus escritos. El poeta se consumió de amor durante 21 años, hasta que ella murió víctima de la peste, y durante ese tiempo escribió 366 poemas, recogidos en el Canzoniere, que describen las distintas fases por las que atravesó su alma.
Aunque tradicionalmente el Canzoniere se ha dividido en dos partes, una en vida de Laura y otra tras su muerte, lo cierto es que esta división, basada en el contenido, se debe a los editores de la obra y no al propio Petrarca. Muchos de los poemas no tienen fecha y durante mucho tiempo los estudiosos del poeta de Arezzo se han esforzado para encontrar el orden cronológico más correcto. Hace años, después de un extenso análisis lingüístico y estilístico del Canzoniere, Frederic J. Jones, de la Universidad de Gales, en Cardiff, propuso una escala de valores que oscila entre 1 y -1, correspondientes a los distintos sentimientos de Petrarca, desde la pasión más ardiente a la más profunda desesperación. Los valores intermedios correspondían a sentimientos menos intensos que el amor, como la amistad, la simpatía, la melancolía, la ansiedad o la angustia. Con este criterio Jones señaló seis ciclos emocionales en los poemas de Petrarca y estableció un orden temporal para sus versos.
Más extravagante es la propuesta que hace el italiano Sergio Rinaldi y que Claudi Alsina explica en su libro Todo está en los números. Rinaldi trató de calcular la evolución del amor de Laura por Petrarca a través de una ecuación diferencial. El resultado sería el siguiente:
L(t) = ‒a ∙ L(t) + R ∙ P(t) + A
En donde L(t) sería el amor de Laura por el poeta, P(t) el amor de Petrarca por Laura, ‒a sería la pérdida del amor de Laura, R la reacción de Laura frente al amor por Petrarca y A la atracción de ambos. El modelo de Rinaldi destaca el comportamiento cíclico ‒cada cuatro años‒ de los dos amantes, como se desprende de los versos del Canzoniere, con la alternancia de períodos de euforia amorosa y períodos de desesperación.
Como curiosidad final, Rinaldi propone aplicar su ecuación a otras parejas amorosas, para demostrar que en realidad la fórmula puede ser aplicable a cualquier pareja, incluso de la ficción. Según el matemático italiano, la ecuación parece funcionar igualmente bien al aplicarla a Jules y Jim, protagonistas de la película de François Truffaut, y a la pareja formada por Cyrano de Bergerac y Roxanne, otro de esos amores idealizados por la ficción.
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