Actores de método hay muchos. Verdaderos apasionados de su trabajo que no tienen reparos a la hora de acercarse lo máximo posible al personaje que van a encarnar. Todo vale en esto de ir un paso más allá de la propia interpretación. Marlon Brando fue uno de estos notables casos. También Robert De Niro, sobre todo en los primeros compases de su trayectoria. Y más recientemente Daniel Day-Lewis ha dado mucho que hablar. Pero ninguno que podamos nombrar en esta lista ha conseguido subirse por tanto tiempo a la montaña rusa en la que Christian Bale lleva más de una década montado (y de la cual parece que todavía se niega a bajarse…)
Christian Charles Philip Bale, nacido en Haverfordwest, Gales, el 30 de enero de 1974, es un actor británico ampliamente conocido por haber interpretado a Batman en la trilogía de Christopher Nolan. Sin embargo, entre su amplia filmografía podemos encontrar un montón de películas de variados géneros en las que Bale siempre lo da todo por sus personajes. Es uno de los actores de método más extremos de hoy día, con un gran puñado de anécdotas a sus espaldas, y una misteriosa vida privada que lo convierten, sin duda alguna, en un candidato perfecto para esta sección de: «Se le va la olla». ¿Queréis descubrir más? Vamos a ello.
Para empezar a desgranar la historia de Christian sería oportuno empezar desde el principio, allá por el año 1983 cuando comenzó a actuar apareciendo en un anuncio de cereales Pac Man. La vena artística quizá le vino heredada de su madre, una bailarina de circo. De su padre, un activista sudafrinaco, debió heredar el gusto por los animales ya que es un amante de estos. Tiene tres gatos y dos perros, y le apasiona montar a caballo. Además, dice que no come carne desde que con seis años leyera la novela La telaraña de Carlota, y en la actualidad pertenece a organizaciones ecologistas como Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza. Por si fuera poco, también tiene una escuela en Río de Janeiro para ayudar a niños con problemas de exclusión social.
Ahí donde lo veis, fuera de los platós, Bale es un hombre muy receloso de su intimidad y vida privada. Los nombres de sus dos hijos, por ejemplo (Emmaline y Joseph), son solo rumores sin confirmar ya que él nunca los ha mencionado. Se considera una persona muy tímida y reservada, aunque no le apetece esconderse de nadie. Entre algunos de sus mayores hobbys se encuentran las motos, a pesar de que en 2012 sufrió un aparatoso accidente que lo ha alejado de estas, pues tuvo el brazo izquierdo inutilizado una temporada y ahora porta una muñeca de acero, una clavícula de titanio y veinticinco tornillos.
Así con todo, para avivar más la llama del misterio, la relación con su familia es particularmente extraña. No se habla con casi ninguno de ellos. En 2008 justo antes del estreno de El caballero oscuro en Londres, Bale fue arrestado por una acusación de su madre y su hermana de asalto y amenazas. La policía al final desestimó el caso por falta de pruebas. Su hermana Sharon declaró que Christian nunca le ha ofrecido dinero y aunque ella quisiera no podría pedírselo, ya que no tiene su número de teléfono. Según Sharon, el actor ni siquiera respondió a una tarjeta de Navidad que le envió su abuela octogenaria.
Pero siguiendo con su carrera profesional, hay que añadir que al principio Christian le cogió el gusto al teatro, donde en una de sus obras más relevantes, The Nerd, en 1984, coincidió con el también actor Rowan Atkinson (Mr. Bean). No fue, sin embargo, hasta el 87 que dio el salto a la gran pantalla. Y nada más y nada menos que de la mano de Steven Spielberg para la película El imperio del sol. Con solo trece años, Christian logró superar un casting de más de cuatro mil niños y demostró a la crítica y al público que poseía grandes dotes para ser valorado de cara al futuro. Tras el éxito repentino, trabajó indeciso en unas pocas cintas más, hasta que en 1994 decidió que de una vez por todas iba a dedicarse en serio a esto de la interpretación, apareciendo en obras como Mujercitas, Todos los animales pequeños o El sueño de una noche de verano.
Fue en el año 2000, con el estreno de American Psycho, cuando dio un golpe sobre la mesa. Se convirtió en Patrick Bateman, un yuppie neoyorkino excéntrico y con un gusto por la sangre insano. Para esta cinta de culto comenzó a dar señales de una de las características más reconocidas de su carrera: un logrado cambio físico tras meses de preparación. En este caso, Bale alcanzó una musculatura excelente, con 81kg. No solo eso, si no que se dedicó a vivir como lo haría su personaje, vistió traje y comió en restaurantes de lujo a menudo, y no se olvidó de practicar la cuidadosa rutina diaria de Bateman: cremas, hielo, abdominales… Incluso visionó películas pornográficas junto con la directora del filme para mejorar sus escenas sexuales. Y dijo encontrar la inspiración para comportarse como una persona falsa y agradable hacia todo el mundo al ver una entrevista de Tom Cruise con David Letterman. A todo este cóctel le sumó una pizca de la locura de Nicolas Cage en Besos de Vampiro. A partir de este momento, se subió a la montaña rusa y comenzó a encadenar proyectos de toda índole en los que a menudo su personaje requería un verdadero cambio físico.
En 2002, para El imperio del fuego, ganó todavía más músculo con 83kg. Pero fue con El maquinista, en 2004, donde la cosa se puso interesante. Bale consiguió el mayor récord hasta la fecha por adelgazar para un personaje, bajando más de 28 kilos y alcanzando los 55kg de peso. Perdió toda su masa muscular en el proceso, uno que duró alrededor de tres meses en los su escueta dieta se componía únicamente de una manzana, una lata de atún, café, Coca-Cola light, y tabaco. Solía estar tan desnutrido y cansado que durante los rodajes se sentaba sin decir una palabra esperando hasta que le tocase actuar. ¿Lo más curioso? Christian deseaba haber bajado hasta los 45kg de peso, por suerte, no se lo permitieron para no causarle más problemas de salud.
La cosa no termina aquí, porque tan solo un año más tarde, en pleno ascenso de su carrera, se enfundaría dentro del traje del hombre murciélago a las órdenes de Nolan en Batman Begins. Tuvo que recuperar todo el peso perdido y la masa muscular, además de entrenarse duramente en artes marciales. Le llevó diez meses de trabajo, pero finalmente alcanzó los 86kg de peso. En unas declaraciones dijo: «Ha sido muy difícil y he necesitado ayuda de nutricionistas y médicos para no tener problemas de gastroenteritis». Como curiosidad, en su camerino no estaba escrito su nombre, si no el de Bruce Wayne.
Y continuó con la montaña rusa. En 2006 volvió a bajar de peso hasta los 61kg para la película Rescate al amanecer. Dos años después volvería con El caballero oscuro a recuperar sus 86kg, y una vez más perdió peso para la película por la que consiguió su primer premio Óscar, The Fighter, en 2010. Pesaba en ese momento 66kg. Declaró que recurrió al running y a la cocaína para lograr lucir ese aspecto demacrado de su personaje. Finalmente en 2012 regresó a la piel de Batman para cerrar su trilogía con 90kg. Pasado un año lo pudimos ver por primera vez con barriga y unos kilos de más en La gran estafa americana, en concreto con unos 110kg de peso. Para conseguirlos se empachó a base de donuts y hamburguesas de queso, y durante el rodaje, debido a la postura encorvada que adopta su personaje, acabó sufriendo una hernia discal. Pero no tardó mucho en recuperar su figura musculosa, pues en 2014 estaba de nuevo en forma para la película Exodus: Dioses y reyes.
Estos últimos años le hemos podido ver más calmado, y quizá sea porque ya ha entrado en los cuarenta y tiene que aflojar este ritmo que lleva. De hecho, en 2016 canceló su participación en el biopic de Enzo Ferrari que prepara Michael Mann debido a que no disponía del tiempo suficiente como para engordar lo requerido. No obstante, Bale ha sido noticia hace poco al aparecer ante los medios de nuevo con cierto sobrepeso y las cejas blanqueadas. Se ha confirmado que su aspecto está motivado por el próximo biopic Blackseat, en el que interpretará a Dick Cheney, exvicepresidente de los Estados Unidos. ¿Y a que no adivináis cómo subió de peso esta vez? ¡Comiendo muchas tartas!
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