Todos los flamencos intentan ser el macho de color rosa más vivo e intenso, porque eso es signo de buena salud y fortaleza para cuidar a su futuro polluelo. ¿Pero por qué muchas personas siguen intentando ser «el flamenco más rosa«?
El otro día dije que un árbol no se compara, simplemente se dedica a ser un árbol que crece buscando la luz, solo es. Y ese ES lo pongo en letras grandes porque es lo que quiero destacar en esta reflexión. Creo que la vida es un viaje hacia adentro, en el que como seres individuales conectados con todo lo demás, y ahora pongo en letras grandes la palabra TODO, deberíamos aprender de los sabios árboles que están aquí mucho antes que nosotros, y seguirán mucho después de que nos hayamos ido; porque no se comparan y buscan la luz.
No se comparan: el flamenco más rosa es el que tendrá más posibilidades de «perdurarse» a través de los genes que transmite a la próxima generación. Está programado para ello. Nosotros no somos flamencos, aunque sigamos siendo animales. Incluso el flamenco más rosa, no quiere ser el más rosa, y ahora pongo en letras grandes la palabra MÁS. Tampoco se compara, solo lo hace lo mejor posible, y si los demás son menos rosas, lo decidirá una hembra.
Seguro que tú que lees esto, tienes cerca a un jefe autoritario y mandón, que ahora te dice que hagas con urgencia esto, y después se le olvida que te lo mandó, o te dice que dejes esa tarea para centrarte en otra nueva que ahora sí, es lo prioritario… Muchas veces, detrás de esa actitud hay un niño chico que no se quiere, que necesita demostrar autoridad para alimentar un poquito su maltrecho ego, su dañada autoestima. Y si la simple existencia de ese jefe te irrita, te molesta, desearías que le atropellara una caravana de dromedarios, es porque te comparas con él y crees que eres mejor. Si así es, siéntete agradecido por encontrarte con una persona que te pone enfrente de la cara un espejo que te enseña lo que no te gusta de ti mismo.
«No nos gustan algunos seres humanos porque nos reflejan algo que no nos gusta dentro de nosotros. Pensamos que está en el otro, pero en realidad nosotros mismos cargamos con este rasgo. Ahora bien, si estuvieras vacío de este rasgo que no te gusta, no lo juzgarías. Cuando estás libre de ese juicio, el rasgo deja de aparecer, incluso fuera de ti. No lo ves, o como mínimo lo contemplas con gran compasión y comprensión, porque sabes que no es intencionado. En realidad no somos ignorantes por elección. Parece como que algo oculta el verdadero ver. De modo que cuando te encuentres con alguien cuya presencia te produzca incomodidad interna, a menudo se debe a que hay algo ahí, dentro de ti, sobre lo que merece la pena reflexionar.» Del libro ‘Fuego Blanco’ ~ Mooji
Buscan la luz: «Tu tarea no es buscar el AMOR, sino buscar y encontrar dentro de ti todas las barreras que has construido con él». Esta frase tampoco es mía, es de Rumi. Ahora pensad en el mito de la caverna de Platón: estamos atados con las cadenas de nuestros prejuicios, y solo vemos las sombras proyectadas por esos pre-conceptos adquiridos; la luz está fuera de la cueva, tendrás que romper las cadenas para liberarte de quien crees ser, y no eres. Vuelvo a destacar la palabra SER, porque un árbol solamente ES, y no se compara, porque ya es quien tiene que SER.
Por otro lado, que no haya flores en tu jardín quiere decir que aún no llegaste a la primavera. Cómo quieres que te quieran si no has empezado por quererte tú mismo… Por eso nunca debes olvidar tu primer amor; el amor PROPIO. Y como dijo aquel: Dios puso una persona a tu cargo, y ese ¡eres TÚ!
Post Data: Antes de empezar a escribir estas breves ideas había preparado un guión a mano en medio folio, pero ahora que lo miro por primera vez, me he dado cuenta que no he dicho casi nada de lo que pretendía, por eso el próximo día seguiré, e intentaré ceñirme al listado previsto. Creo que al siguiente artículo le llamaré «Concurso de pavo reales«, y continuaré.
No hay comentarios