No somos pocos los que ponemos los ojos en blanco cuando se acercan las Navidades, a través de las cuales tratamos de pasar casi inadvertidos mientras una orgía de turrón, cuñados parlanchines, regalos para los que no tenemos dinero y muestras de afecto adulterado nos rodean y engullen el poco tiempo que íbamos a usar para actividades tranquilas y apacibles, como leer.

se un grinch de la navidad

En lugar de poder disfrutar de ese tiempo, personas con las que has tenido la oportunidad de verte durante el resto del año (y no lo has hecho, por algo será) irrumpen en casa y te sustraen el poco descanso antes de la cuesta de enero. Ser hater de la Navidad es fácil en nuestros días, especialmente en una época de consumismo que ha despachado de una patada valores quizá algo más tradicionales y coherentes con el frío y la nieve.

Como evangelizador del odio profundo hacia la Navidad y de sus malditos polvorones (uno más y paro), os he traído una pequeña recopilación de películas navideñas un tanto diferentes, alejadas de los valores clásicos de sonrisas impostadas y villancicos edulcorados de un moralismo que siempre me ha dado repelús. ¿Quién dijo que las Navidades no podían ser (brutalmente) divertidas?

Krampus, cuando la “sombra” Santa Claus sale a matar un ratito

Es muy raro que una tradición no disponga de una figura malvada. Ahí donde está Dios aparece el Diablo, junto a los ángeles los demonios, y hasta los elfos tienen por ahí orcos y elfos oscuros (en base a la referencia elegida). ¿Por qué no iba a tener Santa Claus un antagónico que se lleve al pleonasmo de niños molestos, para variar?

Según la leyenda, junto a San Nicolás venía un espíritu llamado Krampus que, acompañado de campanas y cadenas oxidadas, metía a los niños que se habían portado mal en un saco, se los llevaba al infierno, y se los comía. La dieta ligera de un tipo divertido, vaya, que en 2015 consiguió como premio una película interesante.

La cosecha de hielo, porque también hay robos

No todas las películas sobre la Navidad tratan sobre personajes inventados en leyendas populares: algunas también tratan sobre personajes inventados de historias más realistas. En La cosecha de hielo (2005), una víspera de Navidad particularmente fría y coronada por un robo al cacique del pueblo por parte de su abogado, convierte esta festividad en un auténtico caos.

En una trama que transcurre a lo largo de toda una noche, se suceden los muertos, las carreras, las intrigas y el frío, todo acelerando hacia un clímax final en el que enredos que llevan años cocinándose en Wichita (Kansas) empiezan a salir a la luz. No todos sobreviven a la Navidad, y se admiten apuestas antes y durante el film. El final, creo, resulta agradable.

Rare exports: un cuento [alternativo] de Navidad

En Rare exports (2010) volvemos al espíritu de la Navidad solo para darnos cuenta de que los niños de un pequeño pueblo empiezan a desaparecer junto a objetos que producen calor como secadores de pelo o calefactores. Los animales son atacados, y un ejército de “Santas” malvados y en pelotas (nada de traje verde o rojo) irrumpe en el municipio.

En esta película se duda del mismísimo espíritu de Santa Claus o de Krampus, mezclandolos en una suerte de animal mitológico corrupto que usa abuelos ultrarresistentes como esclavos para llevarse a los niños y mangar radiadores. Una historia diferente con un final curioso e imaginativo.

El Grinch, un quien de Villaquién que odia la Navidad

El Grinch, en su estado más corrupto, solitario, huraño y asocial es mi personaje navideño favorito (oh, sorpresa), y uno de los personajes más conocidos desde que el Dr. Seuss lo plasmase en su relato homónimo de 1957. El Grinch es un quién de Villaquién que pasó por una etapa tan traumática que decide aislarse y odiar la Navidad, siguiendo el maduro plan «como os reís de mí os odio».

Por supuesto, va más allá de la rebeldía adolescente. Theodor Seuss Geisel, en su relato, alumbra a esa vertiente comercial de la Navidad que ya en la década de los 50 tenía cansada a buena parte de la población (y que no tiene visos de parar). Si merece un hueco en la lista es por el mensaje que Seuss supo darle a esta festividad una vuelta de tuerca con la que pensar «Todo esto, ¿es necesario?».

Jack Frost, el muñeco de nieve asesino

La película dista mucho de ser buena. De hecho, es una de las peores películas que pueden verse y es improbable que merezca nuestro tiempo, especialmente si tenemos que compartirlo con esa familia que tiende a autoinvitarse. Sin embargo, no puede sacarse de una lista que pretenda plasmar la Navidad de un modo diferente.

En ese horrible film de baja calidad, bajo presupuesto y muy baja autoestima de cualquiera de los implicados (espectadores incluidos) podemos ver cómo Jack Frost (1997), un asesino en serie, termina convertido en un muñeco de nieve también asesino debido a un vertido “genético”. No confundir con la película Jack Frost de 1998 en la que un padre acaba convertido en un muñeco de nieve mucho más aburrido que no mata a nadie ni lucha contra secadores de pelo.

The Children, niños que desarrollan poderes y matan a su familia

Parece que el sello distintivo de la distribuidora LionsGate es que muera gente en todas sus películas. Ya desde que vemos el logo en The Children (2008) sabemos que algo va a ocurrir, y que ese algo no es bueno. Aunque es difícil de predecir que los niños de una familia desarrollarán poderes con los que empezarán a matar a todo el mundo en plan Los niños del maíz.

Esta es otra de esas películas que podríamos evitar y seguir teniendo una vida plena, pero tiene un argumento tan absurdo, enrevesado y antinavideño que no he podido evitar mencionarla aquí. Ya que estamos, apostamos fuerte. Ser un grinch de la navidad no es fácil y uno no siempre tiene todos los recursos que quisiera, pero no quiero que se diga que no me esforcé lo suficiente.

 

Imagen | The Grinch

 

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