«Para mi un libro no es solo un libro, es una historia de amor… Me ha gustado leer desde mi infancia. Mi propia biblioteca personal está formada por ciento cincuenta mil libros poco corrientes sobre todas las religiones, filosofías, poesía, literatura. Y me los he leído todos, pero sin ningún propósito; por el gusto de leerlos.»
Este de arriba es Osho, y abajo he puesto el vídeo del que voy a hablar brévemente: «Los libros que he amado». En la primera parte del vídeo sale este hombre sentado en su sillón de dar charlas, y cuenta cómo desde niño fue acumulando y leyendo libros. Dice que cuando su padre iba a Bombay y les preguntaba a los pequeños qué querían que les trajera, él nunca quería nada, porque lo que de verdad necesitaba era dinero para comprar más libros. Llegado un momento, años después, el padre solía decía: «Antes teníamos una biblioteca en la casa… ¡Ahora tenemos una casa en la biblioteca!» También explica cuánto odiaba que alguien subrayase alguno de sus libros, prostituyéndolo; como un pez sucio puede ensuciar todo el estanque. Al parecer eran objeto de su veneración.
Osho dice que antes de la universidad ya había leído a Khalil Gibrán, Dostoievski, Tolstoi, Chejov y Gorki; y esos años estudiando filosofía se acercó también a Sócrates, Platón, Aristóteles y Bertrand Russel.
Yo he leído a Osho. No mucho, la verdad, pero reconozco que alguna cosa de las que dice, en cierto tiempo de años atrás, cuando empezó a interesarme indagar en los postulados de unos y otros «maestros espirituales», leí y escuché algo a este hombre. Nunca me cayó simpático, tiene algo que no me gusta, pero como siempre, me quedo con lo que puedo aprender de unos y otros. Quizá oírle decir que llegó a poseer más de 150.000 libros, y que los leyó todos, me parece un poquito exagerado, porque teniendo en cuenta que murió a los 58, y ya para entonces llevaba como 8 años sin leer nada, hace que en 40 años de tiempo dedicado a la lectura, tuviera que leer 10 libros cada día para alcanzar semejantes cifras…
En la última parte del vídeo, sale de nuevo sentado en su sillón de las entrevistas, y un hombre le pregunta: «¿Por qué dejaste de leer en 1980? ¿Cómo te has podido mantener informado de los eventos mundiales?» La respuesta de Osho es que alcanzó «su verdad», y eso convirtió todo lo leído hasta entonces en bazofia; que de cada 100 libros leídos, a veces encontraba algo interesante sólo en uno; y que en efecto, llevaba ya años sin leer tampoco la prensa, ni escuchar la radio y ver la televisión.
Tal vez por una cierta simpatía a esto de no querer mantenerse informado día a día -tampoco considero saludable vivir en una cueva eternamente-, hizo que siguiera la recomendación final, en la que dice que el libro «Los hermanos Karamazov» es más importante que la Sagrada Biblia, lo compré y lo leí, e incluso lo disfruté; pero simplemente me pareció entretenido, y me hizo gracia el pasaje en el que uno de los hermanos explica su visión religiosa, y habla de la vuelta de Dios a la tierra, en Sevilla. Y esto me hizo gracia porque lo leí aquí, en Sevilla, y en un libro de Dostoievsky, que era de un poco más al norte.
En fin, el vídeo de Osho hablando de su biblioteca me ha hecho pensar en el porqué de la adoración, en mi opinión irracional, de muchas cosas, entre ellas los libros; también he pensado en el porque del apego por personas y más objetos… Y esto me ha llevado una vez más a «El Principito»; concretamente al capítulo del hombre de negocios, poseedor de todas las estrellas, que os lo dejo aquí.
Este hombre, Osho, fue criticado por muchos motivos, entre otros por tener una extraordinaria colección privada de Rolls-Royce. A mí me da igual lo que tuviera, si se lo compró con su dinero. Y sobre los libros, los coches, el ego y el apego, lo único que puedo decir, es que sólo puedo leer un libro de cada vez, y sólo puedo conducir un coche de cada vez, y que no puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo.
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