La persona a la que más conozco en el mundo es a mi madre, y no por ñoñerías sensibleras y pseudocientíficas como que me llevó en su vientre nueve meses, ya que de aquello hace más de tres décadas y la gente tiende a cambiar con el tiempo; sino porque mi madre es la persona con la que más libros he compartido, si mi Excel de lecturas no me falla, más de 50 libros.

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Poco hay más privado que los pensamientos y, ¿qué puede afectar más a los mismos si no es la lectura? Los libros nos cambian por dentro mucho más de lo que nada en esta vida. Nos enseñan, nos evaden, reorganizan las ideas de nuestro cerebro y nos transforman a lo largo de los años. Pocos regalos hay más complicados para quien no te conoce que un libro.

He leído mucho de lo que ha leído mi madre, aunque ella multiplica quizá por diez mi número total de lecturas, que intento mejorar este 2018, y por eso la conozco de manera fiel. Con ninguna otra persona soy capaz de acertar tanto en qué piensa o qué elección tomará a continuación, y lo achaco a los libros.

A comienzos de enero os propuse un reto de lectura, y Alejandro Gamero propuso otro al día siguiente. ¿Por qué no un tercero, complementario? Os reto a conocer a una persona cercana leyendo los libros que cambiaron su vida. Todos tenemos un número (probablemente cercano o menor que cinco) de libros que han marcado un cambio profundo en nosotros mismos: los libros que nos han constituido. ¿Te imaginas que tu mejor amigo o tu pareja los leyesen?

Este año me he propuesto conocer mejor a mi padre, con lo que hoy, cuando llegue a casa, le pondré delante un folio en blanco para que me haga una lista de cinco libros. Aquellos que más le marcaron. En 2018, reservaré cinco semanas para ellos.

Quizá a principios de 2019 sepa más de la otra persona que me ha dado la vida (y sigue dándome de comer) que ahora. Quizá no. Pero, de ser positivo, repetiré el experimento año tras año con los contados amigos a los que puedo llamar tales, con objeto de acercarme a su mente y a estrechar lazos con ellos. No se me ocurre un mejor modo de aproximarme a la mente de nadie que no sea leyendo aquello que le marcó años ha.

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Cierto, cinco libros puede ser poco, y es más probable que esos otros cientos de libros que leyó a lo largo de su vida le marcasen lo suficiente como para consolidar más su personalidad que esa breve pero interesante colección. Sin embargo, en algún lugar hay que situar el límite.

De momento, este lo marco en cinco lecturas, quizá en su momento las amplíe a alguna más, o haré excepciones cuando alcance a mis amigos que más leen. Después de todo, también tengo cerca a quien no ha abierto un libro en dos décadas. Por compensar lo uno con lo otro.

Por supuesto, este reto personal también podría ser inducido. Por ejemplo, regalándole a la persona a la que quieres aquellos libros que más te gustaron y que constituyen buena parte de la esencia de lo que eres. El libro correcto para quien tienes cerca puede ser aquel que le haga entenderte mejor.

Imágenes | Free-Photos, Kimberly Farmer

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