Interior del Louvre (vía Shutterstock)

Entre 1940 y 1945, cerca de 100.000 objetos de todo tipo, incluyendo gran cantidad de obras de arte, fueron robadas en Francia por el régimen nazi, principalmente a familias judías, y posteriormente vendidos o trasladados a Alemania. Algunos simplemente se vieron obligados a vender sus posesiones más valiosas para conseguir un dinero rápido que les permitiera escapar.

En 1944 se creó la Art Recovery Commission, encargada de encontrar esos objetos y devolverlos a sus legítimos propietarios. Activa hasta 1949, esta comisión permitió recuperar unas 61.000 obras de arte, de las cuales fueron devueltas a sus legítimos propietarios más de 45.000. A continuación, todo aquello que no fue reclamado se subastó, en su mayor parte, o fue retenido por la administración, si se consideraban objetos especialmente relevantes. El gobierno catalogó esos artículos retenidos, 2.143, en un inventario llamado Musées Nationaux Récupération y los distribuyó por museos franceses, donde las obras se han ido exponiendo con frecuencia.

Muchas de esas obras de arte fueron a parar al Louvre, cuyas colecciones incluyen nada más y nada menos que 1.752 obras saqueadas por los nazis. En un intento por visibilizar la procedencia de estas obras, el museo organizó recientemente una exposición donde se mostraban más de cien de ellas, 76 colgadas por todo el museo y otras 31 en dos galerías específicas para la ocasión. Es la primera vez desde 1945 que el público puede contemplar muchas de estas obras de arte, según informa The Washington Post.

El Ministerio de Cultura francés estableció en 1999 una comisión para rastrear la procedencia de esas obras de arte y así determinar cuáles eran robados y cuáles no, y en caso de que sí lo fueran identificar a su dueño en el momento de la expoliación para permitir su devolución a sus propietarios. De hecho, en 2015, el gobierno francés anunció que trabajaría con una organización nacional de expertos en genealogías para rastrear a los herederos de las víctimas y así poder restituir sus propiedades. Sin embargo, los propios funcionarios de la comisión reconocen que durante estos años el proceso ha sido extremadamente lento.

Y hay que reconocer que es cierto, teniendo en cuenta que desde 1951, el museo solo ha devuelto unas 50 pinturas. Este intento por visibilizar las obras saqueadas por los nazis es una de las formas en las que el Louvre pretende llamar la atención sobre esas obras, atrayendo a posibles herederos que podrían reclamarlas. Muchas han sido las voces críticas en contra de la iniciativa, alegando que llega tarde, más de 70 años después del final de la guerra y cuando quedan ya muy pocas víctimas directas del saqueo que hayan sobrevivido. Una de ellas es la de Marc Masurovsky, cofundador del Holocaust Art Restitution Project, según el cual no es más que un truco publicitario destinado a enviar el mensaje de que el gobierno francés se toma en serio el asunto de las obras de arte robadas por los nazis.

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