Hace un par de años, al salir de un retiro de meditación de 10 días, estuve charlando con un compañero que conocí en aquellas jornadas silenciosas y eternas sobre lo humano y lo divino, como si nuestras palabras fueran el champán escapando a presión de una botella recién abierta.
El tipo me dijo que todas las cosas que le contaba las tenía que poner en algún sitio para que no se perdieran. Yo le contesté que no eran para compartirlas en público, que eran simples reflexiones y cosas mías.
Poco después, me aburrí de tener una cuenta en Facebook, porque estaba dedicado a escribir mi primer libro -ahora ya me atrevo a decir primer libro, porque estoy arrancando con el segundo-, y no quería entretenerme en la red; así que me eliminé por un tiempo. Después terminé de escribir el libro, y empecé a pensar que el tiempo que dedicaba cada tarde a darle a la tecla, y que tanto disfrutaba, lo podía dedicar de forma más esporádica a escribir «mis cosas» en un blog. Entonces tomó sentido el tener un dominio registrado a mi nombre desde hacía ya bastante tiempo.
Mi primer post decía así:
«Veo tan bonito el blog ahora que no tengo nada escrito:
Veo un fondo blanco como la nieve recién caída, un título y una frase de esas para quedar guay debajo, siempre entrecomillada, porque a nadie se le ocurre nada interesante y nuevo que decir.
Veo que debajo pone en un gris tímido “No hay ninguna entrada”.
Y es que no sé qué escribir para presentarme o presentar lo que quiero con este blog… Se me ocurren tantas cosas a la vez, que unas se atropellan a otras y todas caen como las fichas de un dominó.
Por eso empezaré no diciendo nada y continuaré como me salga la próxima vez.
Me atreveré a ensuciar un fondo blanco, como si fuera un pájaro cantándole al silencio.»
Y en eso estaba pensando cuando me he puesto a escribir este artículo. He pensado en el sentido de eso de un pájaro cantándole al silencio; o ensuciar con palabras un folio en blanco o pintar un lienzo nuevo… o lo que es lo mismo: llenar el vacío perfecto de ruido y errores.
En el 2016 se comprobó, 30 años después, lo que habían dicho tanto el recientemente fallecido Stephen Hawking, y el algo menos popular Viatcheslav Mukhanov, sobre el origen de las galaxias después del Big Bang.
Por aquel entonces leí con mucho interés la entrevista a Mukhanov, y de todo lo que dijo, se me quedó grabado en la cabeza su explicación sobre el Inicio del Universo, que intentaré explicar de forma sencilla:
Al principio no había nada. El vacío. El silencio. Estaban todas las partículas que existían perfectamente alineadas y quietas. Imaginaos 2 canicas rojas, -no me digáis por qué, pero cuando pienso en esto me imagino que las canicas son rojas- que flotan en esa vacía y oscura NADA. Pasa algo, no se sabe qué, un error, una perturbación, algo que hace que una de las dos bolitas rojas se mueva un poco hasta chocar con la otra. El choque divide las esferas en otras iguales, pero más pequeñas, como pasa por ejemplo con el mercurio de un termómetro derramado en una baldosa. La vibración primera, el ERROR, es el que inicia un proceso de choques y divisiones, y movimientos cada vez más acelerados que van dando forma a todo lo que existe… Y así hasta hoy.
Lo que sigue es un extracto de una entrevista a Mukhanov en ABC:
«Las galaxias, las estrellas, los planetas… todo se formó a partir de un fenómeno microscópico llamado fluctuaciones cuánticas, generadas después del Big Bang.
-Entonces, ¿toda la materia surgió de la nada?
-El hecho de que el Universo se origine de la nada no contradice ninguna ley física. En eso incluso estaban de acuerdo los teólogos antes del Medioevo, pero entonces eran palabras y ahora son hechos confirmados experimentalmente. El Universo surgió de la nada y si me pregunta qué había antes…
-¿Qué había?
-La pregunta no tiene sentido, porque el tiempo también fue creado cuando surgió el Universo. San Agustín decía esto mismo.
-Cita a San Agustín… ¿Dios tiene un espacio en esa ecuación?
-Yo diría que las leyes de la física lo explican todo. Ahora, quién es el creador de esas leyes, eso es otra cosa. Es una pregunta abierta.»
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