Se llama “Sapiens. De animales a dioses: una breve historia de la humanidad” y fue escrito por Yuval Noah Harari, un profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén y es uno de los libros más interesantes que he leído en mi vida.
Si todavía no lo han leído, o no lo conocen, voy a intentar darles algunas razones para hacerlo.
Noah Harari lo deja claro desde el inicio: con este libro se propuso hacer una biografía de nuestra especie, los Homo Sapiens. Así que el libro arranca con un mapa o línea del tiempo en la que nos explica cómo han ido sucediéndose diferentes desmanes cósmicos y humanos que nos han permitido llegar hasta nuestros días.
Para explicar mejor cómo Homo Sapiens pasó de ser un simio marginal y sin ningún impacto importante en el ecosistema que lo albergaba, a convertirse en lo que ahora somos, una especie absolutamente dominante, Yuval repasa todos los acontecimientos importantes que nos marcaron como especie.
La historia no se puede explicar de forma determinista y no se puede predecir porque es caótica.
De animales a dioses: las tres revoluciones
Desde la perspectiva del autor, tres grandes revoluciones son las que nos han traído hasta acá: la cognitiva, la agrícola y la científica.
En un resumen bastante osado y hasta irresponsable de mi parte, podría decir esto de cada una:
La revolución cognitiva nos dotó de la capacidad de hablar y comprender, aunque sea de forma somera, el mundo que nos rodea.
La revolución agrícola fue en realidad una especie de «trampa» en la que caímos, porque vivíamos y comíamos mejor, además éramos más felices siendo cazadores-recolectores. Pero, digamos, sirvió para comenzar a acomodar el mundo tal y como lo conocemos: comunidades, colonias, ciudades, reinos, países, etc. Además, nos permitió comenzar a sistematizar ciertas actividades de supervivencia.
La revolución científica tuvo como máxima inicial el descubrimiento de que no lo sabemos todo. A partir de ese reconocimiento, comenzamos a investigar con más ahínco la forma en la que nos relacionamos con el mundo. Cuando carecemos de algo o simplemente no nos gusta, comenzamos a buscar la forma de inventarlo o transformarlo. Esta última revolución nos ha llevado a la instancia actual, en la que Yuval nos compara con dioses:
(Homo Sapiens) está a punto de convertirse en un dios, a punto de adquirir no solo la eterna juventud, sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción.
(…)
Hemos avanzado desde las canoas a los galeones, a los buques de vapor y a las lanzaderas espaciales, pero nadie sabe adónde vamos. Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. Dioses hechos a sí mismos, con solo las leyes de la física para acompañarnos, no hemos de dar explicaciones a nadie.
Todo el mundo debería pasar por Yuval
Para comenzar, perdonen que atente contra mis propios principios: nadie está obligado a leer nada, no existe un canon único e indiscutible. Cada quien debe ser libre de leer lo que le plazca.
Pero creo firmemente que este es un libro imperdible: en unas pocas páginas, Yuval ha logrado sintetizar para el público en general la historia de una especie tan compleja y proclive a la (auto)destrucción como la nuestra.
Otro detalle que hace genial a este libro radica en el tono en el que está escrito: ni es una larguísima clase teórica y aburrida de la universidad, ni se aleja nunca del carácter neutral y directo de la buena pedagogía.
Lo que quiero decir es que el libro está escrito en un estilo sencillo, ameno y, sin embargo, bastante bien cuidado, lo cual es un mérito para cualquier literatura, pero para esta en específico lo es todavía más, ya que se trata, en la mayoría de casos, de temas engorrosos o muy muy científicos.
¿Alguna vez tuvieron un profesor en la universidad cuyas clases eran tan geniales que no daban ganas de que terminara la clase? Pues eso es este libro.
Estoy seguro que algunos eruditos y profesores de universidad a lo mejor no van encontrar aquí “información nueva” en estas páginas. Pero lejos de ser esa una debilidad, lo cuento en la lista de méritos: no está escrito para intelectuales ni para matusalénicos catedráticos universitarios. Está escrito para gente como el común de los mortales (del común de los Homo Sapiens) que no contamos con grandilocuentes aspiraciones de conocimiento, sino con el más básico y primitivo motor del desarrollo mental: la curiosidad.
Especie de bonus track
Como una especie de bonus track, puedo acotar que los últimos capítulos de “Sapiens. De animales a dioses: una breve historia de la humanidad” nos comienzan a preparar para el segundo libro de Yuval: Homo Deus. Breve historia del mañana. En estas últimas páginas, el autor nos habla con total desapasionamiento de cómo concibe el futuro, a partir de sus meticulosas observaciones.
¿Qué pasará cuando podamos modificarnos a nosotros mismos mediante tecnología? ¿Qué sucederá si nuestros sentimientos y deseos se ven trastocados por implantes que ni la ciencia ficción podría soñar? ¿Vamos a seguir siendo “humanos”?
Puesto que pronto podremos manipular también nuestros deseos, quizá la pregunta real a la que nos enfrentamos no sea «¿En qué deseamos convertirnos?», sino «¿Qué queremos desear?». Aquellos que no se espanten ante esta pregunta es que probablemente no han pensado lo suficiente en ella.
(…)
¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren?
Como sé que jamás podría hacerle justicia a este libro, quiero cerrar con una enfática recomendación: búsquenlo y léanlo. Después me agradecen.
[…] Pueden leer la reseña completa aquí: De animales a dioses: La biografía de Homo Sapiens. […]