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Cada cierto tiempo en La piedra de Sísifo publicamos un artículo para hablar de los beneficios de la lectura. Como amantes de los libros es fácil caer en la simplificación de pensar que leer te hace automáticamente mejor persona, aunque a poco que uno se pare a pensar no tardan en llegar ejemplos lo contrario Ni siquiera parece que sea cierto decir aquello de que depende del libro que se lea. Los grandes libros pueden hacernos grandes personas, pero no necesariamente. Sin embargo, estudios recientes demuestran que hay una cierta correlación entre la lectura y las habilidades sociales, la empatía y la cognición social.
El psicólogo Raymond Mar, por ejemplo, demostró que leer ficción, de cualquier tipo, hace que las personas saquen mejores puntuaciones en tests de empatía. Por su parte, el profesor de psicología Dan Johnson llevó a cabo un estudio en el que descubrió que cuando a los participantes se les leía un extracto de una novela sobre la difícil situación de una mujer árabe-musulmana mostraban un aumento significativo en la empatía hacia los árabes musulmanes y se reducían los prejuicios.
Leer ficción puede convertirse en una excelente forma de contrarrestar todo el odio y la indiferencia que abunda en Internet. En un estudio que tuvo lugar dentro de un curso en el Instituto de Estudios Avanzados en París se demostró que estos lectores sentían compasión por los personajes moralmente positivos pero no por los moralmente malos. En esta misma línea, en el Max-Planck-Institute for Empirical Aesthetics en Frankfurt se realizó un experimento manipulando un texto literario. En una de las versiones, el protagonista es un médico voluntario en África y en la otra es un nazi que huyó a Sudáfrica. En ambas versiones solo se cambiaron cuatro oraciones sobre la naturaleza moral del protagonista y se conservó el resto del texto casi por completo. Ciento veinte sujetos alemanes leyeron el texto que tenía el protagonista moralmente positivo o el que tenía el moralmente negativo y luego calificaron el valor estético y moral del texto, respondiendo a varias preguntas relacionadas con la simpatía y la empatía. Los resultados muestran claramente que las medidas de simpatía se vieron afectadas por la naturaleza moral del protagonista.
Ahora bien, leer es un concepto muy amplio que abarca hábitos muy diferentes y no todos son igualmente positivos. Thuy-vy Nguyen, junto con sus colegas de la Universidad de Rochester, descubrió que la soledad puede conducir a la relajación y a la reducción del estrés. Los investigadores definen la soledad como «estar solo durante un período de tiempo sin acceso a dispositivos, interacciones personales, estímulos externos o actividades». En los cuatro estudios, la soledad duró quince minutos y los sujetos recibieron instrucciones de sentarse solos y no participar en cualquier actividad o llevar a cabo una actividad determinada. En una parte del experimento, tenían que hacer una breve lectura, titulada Glamorous Crossing: How Pan-Am Airways Dominated International Travel in the 1930s. Los resultados fueron similares a los de otras actividades llevadas a cabo en soledad: las personas estaban más relajadas y tranquilas. La lectura realizada en «soledad fértil» fomenta la capacidad de recuperación de los lectores y una mayor impermeabilidad a las presiones y expectativas sociales, como las que encontramos en redes sociales. Parece, por tanto, que leer en papel resulta más relajante que leer en un dispositivo con conexión a Internet.
La conclusión a la que nos llevan todos estos estudios es que la literatura puede considerarse un laboratorio moral que mejora nuestros rasgos sociales. Sí, es cierto que leer no nos hará automáticamente mejores personas, pero leer determinado tipo de libros y en condiciones concretas puede abonar el terreno para hacernos sentir mejor con nosotros mismos y con los demás.
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