Imagina que un día te despiertas, abres el periódico, y descubres que hay un best seller que habla sobre tu vida. Un libro no autorizado por ti ahonda en toda tu existencia, e incluso aporta detalles que querrías no ver difundidos. ¿Te parece una pesadilla? Qué podemos decir, estas cosas pasan.

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Ponte en perspectiva: alguien, en algún lugar, ganando dinero con ello o no, ha escrito sobre ti. Para ello ha usado datos que has hecho públicos, noticias que hayan hablado de tu vida y testimonios de amigos, familiares y conocidos. Como consecuencia, tu vida está aireada. ¿Esto es legal?

Una biografía no autorizada de ti mismo

La pregunta que todos podríamos hacernos es si alguien tendría la libertad legal de escribir sobre nosotros. La respuesta es que sí, bajo el amparo de la libertad de expresión y el derecho de información, si esta es veraz. Es algo que choca frontalmente con el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, y el derecho a la propia imagen. De modo que la respuesta a la vez es que no.

O, mejor dicho, es gris, confusa, escurridiza y maleable. Una fórmula de “sí, pero…” donde el “sí” es que la historias sea veraz e interesante públicamente y el “pero” que no atente contra el honor, no revele información íntima y contemple el uso limitado de la imagen del protagonista.

Si volvemos la vista atrás a este mismo año nos encontramos con el episodio real de Fariña, la novela sobre el narcotráfico gallego que mencionaba a José Alfredo Bea Gondar, exalcalde de O Grove, en dos de sus páginas. Bea Gondar incluso logró secuestrar legalmente el libro, sin mucho éxito.

El motivo esgrimido para el secuestro era la vulneración al derecho de honor. Pero dado que los hechos sobre los que hablaba Fariña se han demostrado ciertos (antes de escribir el libro), la jueza que llevaba el caso desestimó hace unos días la demanda. Ahora Bea Gondar tiene que pagar los costes del juicio.

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Nacho Carretero, periodista y autor de ‘Fariña’ | Fuente: EFE

De modo que se puede hablar de uno, mencionándolo directamente y diciendo cosas feas, siempre que uno haya hecho cosas feas. Es así porque el derecho a la información veraz prevalece frente al derecho al honor. Que uno suele perder cuando acaba metiendo la nariz en en la blanca Navidad.

¿Cómo de importante eres? ¿Usas Twitter o algo?

Un punto clave de todo esto es considerar lo importante que eres. Si no eres nadie (si no tienes una vida pública con impacto social) los derechos anteriores se invierten. La jueza fue muy clara al respecto:

“la información transmitida sea veraz, que esté referida a asuntos públicos que son de interés general por las materias que se tratan, e igualmente por las personas que se ven afectadas”

Es decir, que nadie hablará de ti yendo a la playa en verano o viendo series en casa. En ese sentido, estás parcialmente cubierto… a menos que tengas redes sociales. Si por “asuntos públicos” entendemos “lo que es público”, buena parte de nosotros aireamos nuestra vida en redes sociales.

Echemos un vistazo al tuit de arriba. Ha aparecido en mi timeline esta tarde, y no conozco a Daniel Manzano de nada. Sin embargo, hablo de él. Sé que está trabajando en una novela de ciencia ficción y que plantea sacarla por fascículos. Está buscando plataforma. Lo sé porque Daniel me lo ha contado.

Es más, se lo ha contado a todo el mundo, y con ello nos ha autorizado a hablar sobre el tema. Ni idea de quién es Daniel o de qué va su futura novela. A lo mejor es un bot. Tú probablemente tampoco lo conocías. Se ha hecho público él solo, y Twitter me permite incluso incrustar el contenido de su cuenta en este blog.

No quiero ser una figura pública, pero no tengo elección

Ahora, Daniel puede ponerse como ejemplo de escritor en busca de formato, y no tiene que dar permiso a nadie sobre el tema. Probablemente no le importe, pero podría ser peor: convertirte en una figura pública sin quererlo, o en un meme. Ahora ya es muy conocido lo que ocurrió con #PlaneBae, el vuelo viral.

Rosey Blair y Houston Hardaway son una pareja a la que, como a muchos, les tocó viajar separados en el avión. Como era de esperar, preguntaron a sus aleatorios acompañantes si podían cambiar asientos, y finalmente acabaron sentados juntos. Como resultado, otra pareja (chico y chica) acabó también junta.

La nueva pareja no se conocía de nada, pero al parecer hicieron migas rápidamente y se pasaron todo el vuelo hablando. No sabían que en el asiento de detrás alguien registraba todo con su teléfono móvil y lo iba subiendo a Twitter. Por supuesto, aquí no se compartirá bajo petición de ella.

https://twitter.com/EuanHolden/status/1014885038159220741

Euan Holden, el varón de estos desconocidos lanzados al estrellato, pedía por favor a los medios intimidad para ella, quien se había vuelto reticente a hacerse pública. Dio igual. Hordas de tuiteros peinaron internet por migajas de información, y la chica tuvo que cerrar sus perfiles sociales para seguir anónima.

Ahora ambas personas pueden aparecer en libros porque son públicos, siempre que la información sea veraz, aunque sea como ejemplo de viralización. Solo porque alguien decidió subir su historia robada a una red social. Da qué pensar, especialmente si somos de los que acostumbran a compartir cada momento.

El autor creativo que te cambia el nombre

Pero hay una vuelta de tuerca más. Bajo el letrero “historia de ficción” alguien puede capturar tu vida, colocarte un pseudónimo, edulcorar la historia y publicarla. En principio, la historia no va sobre ti. Pero el problema es que eres su protagonista, y si alguien hila en el futuro, a ver cómo te escondes.

Por supuesto, el autor del libro se ha documentado bien y ha logrado abrirse paso entre conocidos, amigos e incluso familia a golpe de talonario para sacar las mejores tajadas de tu vida. De modo que cuenta con testimonios jugosos que no tiene por qué ocultar por honor, porque el libro está escrito en ficción.

Presuponer que podemos controlar toda la información que circula sobre nosotros es una ilusión, pero siempre podemos elegir qué compartir por nuestra cuenta. Es un poder que debemos valorar y sopesar antes de retuitear o marcar como favorito. O que comprar si leemos “biografía no autorizada”.

Imágenes | Jaroslav Devia

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