La aventura del escritor primerizo no termina con el punto y final. Ahora que se ha terminado la primera edición de La llave del laberinto y he optado por hacer una nueva versión de venta exclusiva en Amazon quisiera compartir con vosotros la experiencia tras ese punto y final.
Haciendo memoria, la carrera de obstáculos fue la siguiente:
La historia que cuento en la novela pasó entre agosto y octubre del 2015 -de hecho, si esto se publica el domingo 14 de octubre, será exactamente 3 años después de la última página del libro-, semanas que me cambiaron la vida, para bien; después comencé a escribir; ocho meses después dejé el trabajo y me mudé de Bilbao a Sevilla; tras terminar el verano, casi un años desde empezar a teclear, tan sólo iba por la página 100; 6 meses después, terminé las más de 300 páginas que quiso tener el texto. Esta parte fue la más sencilla: vivir la historia que debía contar y escribirla tal y como fue, sin quitar ni añadir nada de lo esencial.
A finales de marzo del 2017 ya tenía el texto terminado y revisado las veces que me permitió releer y releer las mismas páginas. Tocaba decidir qué hacer con el borrador tras darlo de alta en el Registro de la Propiedad.
Quería que fuera una edición personal, con la portada que yo quería, sin que nadie negociase el título conmigo o me obligase a cambiar una coma de donde yo la había puesto. Y finalmente me decidí por una de esas editoriales de autoedición. Recibí el contrato, lo leí, pregunté todas las dudas que se me ocurrieron, la chica con la que traté me contestó algunas, volví a releer, pregunté de nuevo y obtuve alguna respuesta más, me asesoré, pregunté de nuevo, y tuve más respuestas… Y tras muchos correos y un par de semanas más tarde ya tenía firmado el contrato.
La maquetación llevó otro par de semanas, en las que revisé demasiadas veces las versiones que me proponían, y que a veces parecía una pelea contra un muro, porque no acababa de estar como yo quería, e incluso una nueva revisión llevaba errores nuevos, que yo tenía que ver con minuciosidad arqueológica. Fue cansado.
A esto siguió elegir una portada entre las miles de propuestas que había en una web de ilustradores con bocetos de cientos de motivos. Me gustó nada más verlo: la del corazón con la cerradura y alas para volar. Esto fue sencillo.
Después pagué otra parte y pocos días más tarde me llegaron algo así como 17 cajas, que contenían la primera edición de 500 ejemplares. Un sueño cumplido, el primer ejemplar de mi primer libro ya lo tenía en mis manos. Era el 15 de julio del 2017. Estaba feliz y muy satisfecho del trabajo realizado.
Comenzaba otra nueva vuelta a la maratón de obstáculos: vender los 500 libros que había comprado con mis ahorros. La editorial se comprometía a enviar un mailing a sus contactos, y a acompañarme en la presentación que quisiera hacer, decidiendo yo el lugar y encargándome de llevar yo al público, claro; para esto no necesitaba ayuda, y de hecho no he querido hacer ninguna presentación, todavía.
Repartí algunos libros entre familiares, amigos y ex compañeros del trabajo, y cargué el coche con el resto de cajas, dejando algún ejemplar en casa de mi madre. Hice un recorrido entre Bilbao y Sevilla de varias jornadas parando en casas y albergues de peregrinos de amigos, y llegué a mi casa, a primeros de agosto.
Ha pasado más de un año desde entonces, y he promocionado lo que he sabido y he podido, he hecho muchos viajes a la oficina postal para comprar sobres y enviar los ejemplares a destinos nacionales, porque si no los gastos de envío serían inasumibles, porque decidí no cobrarlos. Pagué más dinero a la editorial para que colocara 25 ejemplares en algunas librerías, encargándome yo del pago del envío hasta esos lugares, y del pago de la devolución si no se venden. La distribuidora se quedó 50 ejemplares, de los que no tengo muchas noticias, pero ahora que estoy cerrando todos los flecos de la primera edición tendré que preguntar para cobrar las ventas, y si me tiene que devolver a casa los ejemplares no vendidos pagar el envío.
Quiero decir que a mi no me ha resultado fácil la experiencia de la autoedición con estas empresas que se están popularizando tanto, pero fue lo que quise y me alegro de haber hecho lo que sabía me ayudaría a aprender un poco cómo funciona el negocio. Otra posibilidad habría podido ser la de enviar el texto a editoriales de toda la vida y concursos: «Le rechazaron 8 editoriales y blablablá». Esa nunca fue mi intención, yo quería completar el proceso de ponerme la gorra de editor, vendedor y repartidor de mis libros, aunque de lo único que disfruté fue de vivir y escribir la historia; pero ya que era la primera vez quería tropezarme, caerme y levantarme las veces que fuera preciso. Ha estado bien.
¿Y por qué ahora Createspace de Amazon?
En las redes de las que ya me desenredé conocí a un tipo que lleva publicados más de 20 libros. Es un trabajador jubilado y viajero empedernido que escribe cada día, esté dónde esté, tecleando en su teléfono móvil. Le seguí un tiempo y vi que 5 días después de terminar una aventura anunció la publicación de un libro que contenía la propia aventura. Me puse en contacto con él y quise saber:
Alberto, que se llama así, llegó a casa tras su último viaje, en el que cada día publicaba en su blog unos interesantes textos de lo que le pasaba por la cabeza mientras caminaba; copió y pegó en una plantilla .doc los textos del blog, eligió una de las fotos, un título y maquetó el asunto en la página de Createspace, lo mandó a revisión, en menos de 24 horas tenía el visto bueno, y le dio al botón de publicar. ¡Mágia!
Yo he hecho lo mismo y la experiencia ha sido el súmmum del placer, por lo fácil, simple y sencillo y rápido del proceso, en el que no he tenido que interactuar con nadie. Antes de publicarlo me he enviado a casa un ejemplar para como dice Alberto «Alimentar mi egoteca», y todos los demás que se compren los imprimirá bajo demanda Amazon y se encargará de llevarlos a la casa del comprador, a cualquier parte del mundo y sin ningún coste añadido, a veces en menos de 24 horas. Yo me desentiendo del todo, simplemente cobrando un porcentaje aceptable -por lo que he podido ajustar el precio bastante- cada mes por las ventas hechas, sin más dolores de cabeza.
Siguiendo el ejemplo de este hombre, y ya que tengo mi rinconcito los domingos en este blog, quise iniciar el proyecto del Estanque de las flores de loto, en el que escribo algunos domingos, cuando no se me cruzan otros textos, un capítulo, de los 90 que creo recordar tiene el dibujo que pretendo colorear. Me parece entretenido ver cómo se va desarrollando un futuro libro, que seguramente editaré también en Amazon… Pero este es otro tema y ya se irá viendo.
Podría contar muchas cosas más, por eso, si alguien quiere preguntarme, estaré atento a los comentarios de esta entrada.
La llave del laberinto
El precio es 12,22 por ESTO que ya conté.
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