A veces la memoria es caprichosa. Si quieres hacer una prueba, te invito a que leas este artículo y compruebes si eres capaz de olvidarlo. Sí, es posible forzarla, hacer que algo sea perdurable en nuestro pensamiento de forma artificial. La fuente Sans Forgetica, desarrollada por investigadores de la Universidad RMIT en Melbourne y lanzada recientemente es otro ejemplo de ello.

Según un comunicado de prensa de la RMIT, esta fuente, nacida de un esfuerzo multidisciplinario de diseñadores, psicólogos y otros especialistas, fue diseñada específicamente para ayudar a sus lectores a retener más información, lo que la hace única. Su apariencia, de hecho, tiene unas cuantas características que la hacen singular. Se han eliminado zonas estratégicas de cada letra, lo que les da una cierta apariencia inconexa. Además, la fuente se inclina hacia la izquierda, que es la dirección opuesta hacia la que se inclinan las cursivas, algo que Taylor Telford comentó en The Washington Post que normalmente se usa solo en cartografía para indicar los nombres de los ríos.

En realidad, la estrategia psicológica que hay detrás del diseño de Sans Forgetica es la del principio de «dificultad deseable», según la cual los lectores tendrán que hacer un cierto esfuerzo para comprender el texto, lo que ayuda a retener el contenido en la memoria. La idea es que el lector tenga que pasar dos veces qué es lo que tiene delante. De esta manera, el cerebro se ve obligado a hacer una pequeña pausa para rellenar los huecos que faltan en cada letra y encajar las piezas que complenten el puzle. «Hemos invertido los patrones de lectura convencionales», explica Stephen Banham, experto en tipografía de la RMIT, en una entrevista para NPR. Estamos demasiado familiarizados con las fuentes de toda la vida, lo que las hace rápidas de leer y de olvidar. Sans Forgetica es un truco para ralentizar el proceso de lectura. Para dar con la fuente los investigadores tuvieron que poner especial atención a evitar aquellas fuentes excesivamente difícil y, por tanto, imposibles de leer. El objetivo era buscar un punto medio, asequible para el lector, pero con una mayor dificultad que las fuentes habituales.

Además de diseñar la fuente el equipo de la RMIT puso en práctica su funcionalidad para aumentar el poder de la memoria con un experimento en el que participaron unos cuatrocientos estudiantes. Como informa The Guardian, los participantes que leyeron un texto en Arial simple recordaron aproximadamente la mitad, mientras que los lectores de Sans Forgetica llegaron a recordar cerca del 57 por ciento del texto original. El margen de mejora es, por tanto, bastante discreto.

¿Cuál podría ser la utilidad de Sans Forgetica? El propio Banham desaconseja leer una novela entera con la fuente porque, dice, podría causar migrañas. Sin embargo, sí puede ser efectiva para que los estudiantes resalten pasajes concretos o frases clave de manera muy selectiva. También podría valer para que alguien que esté aprendiendo un segundo idioma retenga vocabulario. Se recomienda, por tanto, usarla con moderación.

Si alguien quiere comprobar por sí mismo los beneficios de Sans Forgetica puede descargarla aquí.

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