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Se abre un nuevo capítulo en la nefasta historia de los ataques contra la libertad de expresión. Recientemente una novelista china, apellidada Liu pero más conocida por su seudónimo de internet Tianyi, ha sido condenada a diez años de prisión por escribir, publicar y vender novelas de contenido erótico homosexual. La autora llamó la atención de las autoridades después de que su novela, titulada Ocupar, que narra la historia del romance prohibido entre un maestro y su alumno, se convirtiera en un éxito de ventas en 2017. Según la policía en la provincia de Anhui, en el este de China, la novela es un ejemplo de «comportamiento sexual obsceno entre hombres» con un importante componente de «violencia, abuso y humillación».
Esta descabellada sentencia se deriva de una ley que se remonta a 1998, según la cual si un autor vende más de 5.000 copias de libros pornográficos o gana más de 10,000 yuanes ‒£ 1,123‒ se considera una «circunstancia especialmente grave» que conlleva una sentencia de prisión de una década o incluso de por vida. Se supone que la producción y venta de pornografía está estrictamente prohibida. En el caso de Liu, esta vendió 7.000 copias de Ocupar y con ellas se embolsó una ganancia de 150.000 yuanes.
La homosexualidad fue despenalizada en China en 1997, pero una encuesta de la ONU de 2016 concluyó que solo el 5% de la comunidad LGBT del país había mostrado abiertamente su condición. En los últimos años la ficción erótica homosexual, conocida como «amor entre chicos», se ha vuelto muy popular en China, con una floreciente industria de autores autoeditados que publican cientos de nuevos títulos cada mes. Sin embargo, la mayoría de ellos solo aluden de forma velada a las relaciones homosexuales, presentándolas a menudo como amistad muy íntima entre dos hombres. Es cuando las historias son más explícitas en sus detalles cuando se corre el riesgo de llamar la atención de los censores.
La dura sentencia, entendida como un flagrante desprecio de los derechos humanos fundamentales, ha causado indignación en las redes sociales ‒basta pensar que una violación puede conllevar entre 3 y 10 años de condena‒. Para mostrar su apoyo a Liu cientos de miles de usuarios usaron el hashtag #Tianyi en Weibo, la versión china de Twitter. El abogado Deng Xueping dijo al Global Times que la sentencia está basada en una ley de hace veinte años y que «nuestra legislación debería avanzar con el tiempo».
Sahar Halaimzai, de PEN Internacional, una organización encargada de enfatizar el rol de la literatura en el desarrollo del entendimiento mutuo y de luchar por la libertad de expresión, así como de actuar en nombre de los escritores encarcelados o asesinados por sus posturas, declaró en The Guardian que este es «otro episodio más de la represión draconiana de China contra la libre expresión y los derechos humanos». «PEN International está profundamente preocupado por la flagrante falta de respeto por los derechos humanos fundamentales de China y seguirá de cerca el caso de Tianyi a medida que se desarrolle», añadió Halaimzai, al tiempo que aludía a otros casos recientes similares.
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